VA a ser un duelo que pondrá en el foco a dos tipos discretos y que no arrastran carisma por las canchas, que no sobreactúan y que simplemente se limitan a hacer su trabajo. Axel Bouteille se fue de Bilbao hace casi dos años tras 23 partidos con un rendimiento espectacular y una media de 17,7 puntos por partido y, aunque en este tiempo han pasado muchas cosas, aún hay muchos que quieren encontrarle un sustituto. Valentin Bigote. Pero el miércoles los dos se verán cara a cara durante muchos minutos y quien logre imponerse habrá dado muchos argumentos para la victoria de su equipo.

No en vano, Bigote y Bouteille son los dos jugadores más utilizados por sus respectivos entrenadores y los segundos anotadores con el mismo promedio: 12,4 puntos. El francés del Bilbao Basket está cumpliendo con lo que se esperaba de él. Asume mucho protagonismo en ataque, con más de diez lanzamientos por partido, aunque sus porcentajes de tiro, sobre todo cerca de canasta (40%), son mejorables. Bigote rompe con facilidad con su gran primer paso, pero a veces no acaba con dureza en medio del tráfico de la zona y se le escapan oportunidades de elevar sus números. Pero la responsabilidad no le pesa y acepta el reto de hacer tiros importantes.

Durante los primeros partidos, el cuerpo técnico creyó ver en él un posible generador en situaciones de bloqueo directo, pero Valentin Bigote no destaca por sus virtudes como pasador y en los últimos partidos ha tenido menos tiempo el balón en sus manos y ha destacado como ejecutor, con un baloncesto más sencillo. En los últimos siete partidos el alero de Dunkerque ha anotado diez o más puntos, pero en su debe sigue estando hacer un mejor uso de las posesiones. También ha ido mejorando sus prestaciones defensivas, aunque nunca será un perro de presa.

El miércoles lo necesitará ante Bouteille, una de las muchas amenazas que tiene el Unicaja. Fotis Katsikaris lo pone en cancha 27 minutos, pero el alero de Roanne es discutido en Málaga más por su gran contrato que por su rendimiento. Bouteille dejó un buen dinero cuando se fue de Bilbao, donde era la principal referencia ofensiva, con casi trece lanzamientos partido. En el conjunto andaluz no lo es porque hay muchos jugadores con un perfil similar, que quieren el balón. De todos modos, resulta llamativo que se dude de alguien que con siete minutos de juego más ha mejorado respecto al curso pasado casi dos puntos su media de anotación, un 10% su porcentaje de triples, un 8% el de tiros de dos y un 7% el de tiros libres. El galo, cuyo tiro tras bote sigue siendo una delicia técnica, es el jugador más valorado del Unicaja, que con él en cancha presenta un 25 en el +/-.

Cierto es que su contrato puede ser inasumible para muchos clubes de Europa fuera de la Euroliga, pero eso no es culpa suya. Habrá que ver su comportamiento en Miribilla donde por primera vez jugará con público desde que salió del Bilbao Basket. La ovación del público la tiene asegurada y el partido será, por ello, una prueba para esa apariencia de frialdad e impasibilidad que siempre transmite. Enfrente tendrá a un compatriota que también evita los gestos para la galería. Ni a Bigote ni a Bouteille les hacen falta para hacerse notar.