- La lógica acabó imponiéndose al esfuerzo derrochado sin reservas y al carácter revoltoso y el Bilbao Basket ya no tiene ninguna opción matemática en esta fase final de la Liga Endesa. Su finísimo hilo de vida dependía de otro milagro deportivo, de derrotar ayer a un Barcelona armado hasta los dientes, y en esta ocasión no hubo campanada ni rebelión de los modestos. Los hombres de negro tutearon durante tres cuartos al gigante azulgrana a base de jugar sin complejos y de exprimir hasta el límite sus menguadas energías, pero en el último acto se quedaron sin capacidad de respuesta ante los de Svetislav Pesic, con un fondo de armario tan extraordinario que se permitieron el lujo de dejar fuera de la convocatoria a Nikola Mirotic. Nada se les puede achacar a los de Álex Mumbrú, en cuadro desde que llegaron a Valencia y perdiendo efectivos y añadiendo achaques con el paso de los duelos. Aguantaron la mirada del rival mientras tuvieron fuerzas (mandaban por 54-53 en el minuto 29), pero la acumulación de pérdidas de balón, 20 en total, acabó pesando.

Y es que cada vez que el Barça exprimía su capacidad de ser efusivo en defensa, adelantando líneas, utilizando manos y ahogando las subidas de balón bilbainas, a su rival le costaba mucho mantener las coordenadas trazadas por Mumbrú desde el banquillo, sobre todo cuando no estaba Jonathan Rousselle al timón. Pero durante casi treinta minutos el Bilbao Basket siempre encontró argumentos para mantenerse a flote. Cambios defensivos para confundir a los de Pesic, acierto en las distancias cortas -lo del triple, 27%, fue otro cantar...-, pero siempre dio la sensación que a los azulgranas les quedaba todavía alguna velocidad más. Y cuando pisaron el acelerador a fondo ya no hubo nada que hacer. A falta de Mirotic fue Pierre Oriola el encargado de agitar el árbol (23 puntos, 29 de valoración), Brandon Davies le echó una mano en ese tramo final y fue ahí cuando se volvió a notar la falta de pólvora del conjunto vizcaino, honrado en el esfuerzo hasta el bocinazo final.

El Bilbao Basket arrancó el duelo sin ningún complejo, moviendo la bola con criterio y tratando de protegerse en defensa ante la superioridad física del rival, incluyendo recursos zonales casi desde el arranque. Bajo esos parámetros, suyas fueron las primeras rentas (11-7 tras un dos más uno de Ondrej Balvin). Sin embargo, en el momento en el que el Barcelona asentaba su defensa a los de Mumbrú se les atragantaba el choque. Sus pérdidas en primera línea de pase castigadas por un rival que además comenzó a acertar desde la línea de 6,75 cambiaron las líneas maestras del partido, aunque los hombres de negro se las arreglaron para no desconectarse en el marcador a la conclusión del acto inaugural (16-19). El regreso a escena de Rousselle y Quentin Serron permitió al Bilbao Basket recuperar el temple. Su defensa seguía siendo admirable, limitando al Barcelona a un carrusel de triples fallados, por lo que cuando el base galo y Sergio Rodríguez comenzaron a enchufar de fuera el parcial fue brutal: 14-0. El 30-21 a cinco minutos del descanso sonaba a música celestial y pudo ser incluso mayor si no hubiesen mediado dos pérdidas seguidas que permitieron a Tomic frenar el momento arrollador de los de Mumbrú. Pero el Barcelona se aferró al partido apretando de nuevo atrás y tirando de agresividad. El conjunto vizcaino volvió a atascarse, perdió sus coordenadas ofensivas en el momento en el que Rousselle volvió al banquillo para recuperar oxígeno y su producción en ataque en los cuatro minutos previos al ecuador se limito a un tiro libre de Iván Cruz. En esa franja los de Pesic anotaron once puntos, con el Bilbao Basket dejándose incluso alguna falta sin hacer, y el 33-34 dejaba todo en el aire.

En la reanudación, ambos equipos pasaron a intercambiar aciertos y errores. El Barcelona encontraba a Tomic y Oriola en las distancias cortas, mientras que entre los hombres de negro la referencia era Serron. Estuvo a punto el Bilbao Basket de perder pie por una concatenación de decisiones arbitrales en una misma jugada (antideportiva a Rousselle, que había sufrido un golpe en la cara en la acción anterior, técnica más que cuestionable a Balvin por flopping y otra a Mumbrú por protestar) que el Barça aprovechó para enlazar un 0-9 y ponerse 41-49 en el marcador, pero el conjunto vizcaino devolvió el parcial en un abrir y cerrar de ojos. La admirable resistencia de los de Mumbrú les permitió comandar el marcador (54-53) a un minuto del final del tercer cuarto, pero en esos sesenta segundos el Barcelona se las ingenió para construir un colchón (56-61) que puso el duelo cuesta arriba para los bilbainos. Pesic fue sacando recursos de su fondo de armario y la capacidad de respuesta de los de negro fue mermando. Mumbrú tuvo que parar el partido con 59-68 a 8:20 del final, pero no hubo forma. Davies y Kuric se sumaron a la efectividad de Oriola, las muñecas del Bilbao Basket perdieron efectividad y el duelo cayó del lado catalán. A los hombres de negro solo les queda tratar de acabar con triunfo mañana ante Unicaja una curso de ensueño.

1

Cubrió perfectamente la ausencia de Mirotic, reservado por Svetislav Pesic. Hizo mucho daño a la defensa del Bilbao Basket en las distancias cortas e intermedias.

2

El equipo notó muchísimo cada vez que tuvo que sentarse en el banquillo para reponer fuerzas. La defensa azulgrana lo aprovechaba para lograr muchas recuperaciones en primera línea de pase.

3

Esta vez su presencia en cancha no llegó a los cuatro minutos y Mumbrú prefirió activar otras opciones para dirigir al equipo con Rousselle en el banquillo.