¿Cuál es la mejor hora del día para ducharse? La respuesta definitiva
Algunos la prefieren por la mañana para empezar el día con energía, mientras que otros no conciben irse a la cama sin antes pasar por el agua caliente
La ducha diaria es un ritual que millones de personas en todo el mundo repiten casi sin pensarlo. Sin embargo, la pregunta sigue abierta: ¿cuál es realmente la mejor hora del día para ducharse? La respuesta no es única, ya que depende de factores como el tipo de piel, la rutina personal, la estación del año o incluso la calidad del sueño.
Ducharse por la mañana
Quienes eligen la ducha por la mañana aseguran que les ayuda a activarse y afrontar la jornada con mejor ánimo. El agua fría o templada favorece la circulación, despeja la mente y estimula el sistema nervioso, lo que equivale a un café para el cuerpo. Además, ducharse por la mañana puede ser ideal para quienes tienen la piel grasa, ya que elimina el exceso de sebo acumulado durante la noche. También es recomendable para quienes hacen deporte a primera hora, pues permite comenzar el día limpios y frescos.
Ducharse por la noche
Por otro lado, la ducha nocturna tiene beneficios asociados al descanso. El agua caliente relaja los músculos, ayuda a liberar tensiones y prepara al cuerpo para dormir. Los expertos en sueño señalan que una ducha una o dos horas antes de acostarse facilita conciliar el sueño, porque al salir del agua la temperatura corporal desciende y el organismo interpreta esa bajada como una señal natural de que es hora de dormir.
Además, ducharse antes de ir a la cama ayuda a mantener las sábanas más limpias, algo especialmente importante en verano, cuando el sudor se acumula con facilidad.
Factores que marcan la diferencia
La elección también depende de las necesidades individuales. Quienes trabajan en entornos con polvo, grasa o contaminación deberían optar por la ducha nocturna para eliminar la suciedad antes de dormir. En cambio, quienes buscan un estímulo para arrancar la jornada encontrarán en la ducha matutina un aliado. La piel sensible puede agradecer duchas más cortas y en horas en las que se evite la sequedad ambiental. Y hay quienes prefieren incluso combinar ambas opciones con duchas breves de mañana y noche, aunque siempre con cuidado de no resecar la piel con exceso de jabón o agua demasiado caliente.
La época del año también influye. En verano, cuando el calor y la sudoración son más intensos, ducharse por la noche se convierte casi en una necesidad para descansar frescos. En invierno, la ducha matutina puede ser una buena forma de entrar en calor y afrontar el frío del exterior. En ambos casos, el equilibrio está en adaptar la temperatura del agua: fresca o templada en los meses cálidos y más caliente en los meses fríos, siempre sin llegar a extremos que dañen la piel.
Entonces, ¿qué es mejor?
No existe una única respuesta válida para todos. Ducharse por la mañana aporta vitalidad, concentración y frescura para empezar el día. Ducharse por la noche ofrece relajación, higiene y un descanso más reparador. Lo importante es escuchar al cuerpo y elegir la opción que mejor se adapte a las rutinas y necesidades de cada persona. En cualquier caso, los dermatólogos coinciden en que lo fundamental no es tanto la hora del día como la duración y el modo de la ducha: que sea breve, con agua templada y utilizando productos adecuados para cada tipo de piel.