La crema Nivea en su icónico envase azul es uno de esos productos que rara vez faltan en casa. Con una fórmula espesa y reconocible, ha sido durante décadas una opción confiable para hidratar la piel. Pero más allá de su uso clásico, lo que muchos desconocen es su asombrosa versatilidad. Y es que no solo sirve para suavizar las manos secas o proteger el rostro del frío.

Aliada de la piel

Uno de los usos más extendidos de Nivea es como calmante para la piel irritada o enrojecida por el sol. Su densidad permite crear una capa protectora que ayuda a regenerar la piel. También es ideal para suavizar zonas ásperas como codos, rodillas o talones, e incluso funciona como bálsamo labial cuando los labios están resecos o agrietados.

La quemadura solar en la cara ha dejado la marca de las gafas de sol alrededor de los ojos. Freepik

Algunas personas la aplican en el contorno de los ojos por las noches, asegurando que ayuda a reducir líneas de expresión y ojeras. Aunque no sustituye a una crema específica para esa zona, sí actúa como un refuerzo nutritivo intenso. Además, hay quienes la usan como prebase facial en pieles muy secas antes del maquillaje, aprovechando su capacidad para retener la hidratación y evitar parches en la base.

Un truco inesperado para el cabello

En redes sociales se han popularizado trucos poco conocidos, como usar la crema Nivea en el cabello. Aplicada en las puntas secas antes del lavado, ayuda a hidratar y reparar la fibra capilar. Algunas personas la usan como mascarilla de noche, dejándola actuar y lavando el cabello por la mañana. El resultado, aseguran, es un pelo más suave y con menos encrespamiento.

Además, como remedio exprés, se puede aplicar una mínima cantidad en las puntas abiertas justo antes de salir de casa. No las repara realmente, pero mejora su apariencia de forma inmediata, dando un aspecto más saludable sin necesidad de cortar.

Cuidado de uñas, cutículas y manos

La crema también tiene su sitio en la rutina de manicura. Aplicada en cutículas, las reblandece y facilita su retirada sin dañar la piel. Sirve además para proteger las uñas del resecamiento y puede utilizarse tras la manicura para calmar la piel alrededor. Su poder hidratante la convierte en un básico para quienes tienen manos expuestas al frío, al agua o a productos de limpieza.

Sus usos domésticos

Más allá del cuerpo, Nivea puede formar parte de soluciones caseras. Mezclada con azúcar o café, sirve como base para un exfoliante corporal eficaz y económico. Combinada con miel o aceites esenciales, se transforma en una mascarilla facial nutritiva. También se ha utilizado para prevenir rozaduras entre los muslos en días calurosos o como capa protectora en pequeñas irritaciones o roces de calzado.

Lo curioso es que su utilidad no se limita al cuerpo. Algunas personas la usan como lubricante para cremalleras atascadas, aplicando un poco en los dientes de la cremallera con un bastoncillo o un dedo. En segundos, el cierre vuelve a funcionar sin esfuerzo. También ha demostrado ser eficaz para hidratar cuero desgastado, como en bolsos, zapatos o sillones. Aplicando una capa fina con un paño y frotando bien, el cuero recupera parte de su brillo y suavidad sin necesidad de productos específicos.

Una crema de toda la vida

El tarro azul de Nivea lleva generaciones acompañando a familias enteras. Lo que antes era simplemente una hidratante universal, hoy se revela como un producto de culto, asequible, fácil de encontrar y con más funciones de las que aparecen en la etiqueta. Su precio y durabilidad la hacen ideal para tener siempre a mano, ya sea en el neceser, el botiquín o la mesilla de noche.

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Envase antiguo Nivea

Envase antiguo Nivea Nivea

Su historia comenzó en 1911 en Alemania, cuando un grupo de farmacéuticos y químicos desarrollaron una emulsión estable de agua en aceite a la que llamaron "Nivea", del latín niveus, que significa “blanco como la nieve”. Desde entonces, su fórmula y su icónico envase azul se han convertido en sinónimo de confianza, simplicidad y eficacia en todo el mundo.