El champú sólido es una alternativa en forma de pastilla al champú líquido tradicional. Por su aspecto, recuerda a la tradicional pastilla de jabón de manos que hasta hace unos años estaba presente en todos los hogares. Está compuesto por ingredientes orgánicos y naturales testados dermatológicamente y contiene menos aditivos químicos en comparación con algunos champús líquidos convencionales.
Para elegir un champú sólido de calidad te debes fijar en su composición, que debe tener una alta concentración de tensioactivos pero sin sulfatos, que son las sustancias que separan la grasa y la suciedad del pelo. Es decir, al mojarlo hará espuma, pero esta será suave. El resultado es un champú con una textura original, más suave y sano para el cabello y el cuero cabelludo, lo que lo hará que tu pelo esté cuidado y recupere su equilibrio natural, evitando dermatitis, caspa o picores. Por ello, resulta ideal para aquellas personas que presenten una sensibilidad especial o algún tipo de alergia capilar.
Al no requerir envases plásticos para su embalaje, se presentan como una opción más ecológica. Son respetuosos y compatibles con el medio ambiente, ya que ayudan a disminuir la cantidad de residuos y en consecuencia la contaminación. Además, al necesitar menos agua en su elaboración, no es indispensable añadirles parabenos, emulsionantes, siliconas ni sulfatos que pueden irritar o dañar la piel. Más compacto y ligero para transportar, ocupa menos espacio que una botella de champú líquido, lo que lo convierte en una opción ideal para viajar y ahorrar espacio en tu neceser.
Mayor duración
Por lo general, por su concentración, una pastilla de champú sólido de 100 gramos equivale a tres botellas de champú líquido de 300 mililitros, lo que da para aproximadamente entre 75 y 90 lavados, frente a los 30 de una botella. No obstante, su duración va a depender siempre del fabricante y del producto que elijas. Además, tampoco deberás preocuparte por el despilfarro de champú, ya que es más fácil controlar la cantidad de producto que se usa que en el caso del champú líquido, que muchas veces sale del envase en exceso. Por estas dos razones, el champú sólido resulta muy económico y además supondrá a la larga un pequeño ahorro para tu bolsillo.
Muy sencillo de usar
Aunque puede llevar algo de tiempo acostumbrarse a él, usar un champú sólido es muy sencillo. Primero debes mojar tu cabello y después puedes elegir entre dos modalidades. La primera consiste en coger la pastilla y frotarla directamente sobre el cuero cabelludo y el cabello, masajear la espuma con las manos como harías con tu champú líquido y por último aclarar bien. Para la segunda , deberás frotar el champú sólido en las manos, después extender la espuma haciendo un ligero masaje para que el producto penetre bien y por último aclarar con abundante agua.
Amplia caducidad
No todos los cabellos son iguales, pueden ser secos, grasos, lisos, rizados, con caspa…, y por ello existe una amplia variedad de champús sólidos para satisfacer las distintas necesidades. Muchas veces están elaborados con aceites orgánicos, lo que les confiere un aroma diferente y natural que perdura en el cabello durante más tiempo. La frecuencia del lavado será la misma que la de un champú líquido, es decir, va a depender de tu tipo de cabello.
En cuanto a su caducidad, pueden durar alrededor de 2 o 3 años aunque, si pasada la fecha el jabón sigue haciendo espuma cuando te lavas las manos, todavía se puede utilizar. Para que te dure más tiempo debes guardarlo en un lugar aireado y colocarlo después de cada uso en una jabonera con rejilla o con agujeros, de forma que quede siempre al aire y nunca sobre agua.
Recuerda que los resultados de este producto pueden variar según el tipo de cabello y las preferencias personales. Si te animas a probarlo, elige en primer lugar la opción más adecuada para ti y comprueba cómo te va. Si no te convence, siempre tendrás la posibilidad de volver a utilizar el champú líquido tradicional.
