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Todos los días hay emoción

El Bilbao Basket se agarra a la parte alta de la clasificación de la LEB Oro y suma seis victorias tras ocho partidos decididos por márgenes estrechos que confirman la igualdad que existe en la competición

Todos los días hay emoción

SEGUIR esta temporada al Bilbao Basket es abonarse a la emoción. Ninguno de sus partidos se ha resuelto por una diferencia a favor o en contra superior a los diez puntos, esa barrera psicológica o ficticia que marca la tranquilidad, y en todos ellos el marcador estaba dentro de esa estrecha franja. Salvo en el de ayer, pero los hombres de negro se olvidaron de dar la puntilla al Iberojet Palma y desde el 67-53 volvieron a dar emoción a los dos últimos minutos.

La media de los seis triunfos de los bilbainos es de siete puntos, lo que debería convencer de que puede que el Bilbao Basket tenga una buena plantilla, quizás una de las mejores de la LEB Oro, pero también de que en esta competición nadie regala nada, nadie va sobrado y hay otros equipos con las mismas aspiraciones y argumentos similares. Sin ir más lejos, el propio equipo balear, considerado en verano uno de los favoritos al ascenso, lleva tres victorias y cinco derrotas, una de ellas con una canasta sobre la bocina, y tiene un balance de +10 en puntos metidos y recibidos. En el otro lado, el líder Palencia, con siete triunfos y una derrota, ha ganado cuatro partidos por uno, dos, tres y cuatro puntos, o sea que podría tener un balance bien diferente con un poco menos de fortuna.

En ese ecosistema es en el que debe seguir creciendo el Bilbao Basket para poner rumbo hacia esas aguas tranquilas que sus aficionados esperan alcanzar. La asignatura pendiente más clara es la de los porcentajes en el tiro de tres puntos, aunque curiosamente ayer fue lo que sacó del atolladero al equipo de Álex Mumbrú, con una racha de acierto que propulsó el parcial que dejó a los baleares muy atrás. Es curioso que algunos de los triples que anotó el Bilbao Basket, en concreto dos desde las esquinas de Rafa Huertas y Edu Martínez, fueron con punteos casi en la cara mientras que otros lanzamientos liberados y bien preparados solo encontraron la red. Esta es otra de las peculiaridades de esta liga en la que muchos equipos juegan al fallo del rival y ya se sabe que los tiradores, incluso los muy buenos, fallan más cuando no sienten cerca el aliento de la defensa y tienen tiempo para pensar.

también el rebote Pero también en el rebote está una de las cuestiones a corregir, sobre todo a partir de ahora que Mumbrú ha recuperado a todos sus efectivos. Jugar con pequeños limita las posibilidades por puro físico y deja esa faceta demasiado expuesta a lo que atrapen los interiores, pero con la vuelta de Martínez y Matulionis también se debe lograr mayor fortaleza en esa faceta para hacer lo que pretende el técnico, que es correr transiciones todo lo que se pueda. El lituano regresó ayer con poco más de cinco minutos de juego y aún está por meter su primera canasta en juego, pero ayer sus dos minutos del tercer cuarto coincidieron con el momento en que su equipo dio la vuelta al marcador.

Cabría decir que ahora le llega al Bilbao Basket una fase accesible de su calendario, partidos contra tres de los cuatro últimos y dos de ellos en casa. Pero ya se ha visto que el que se confía lo paga y donde se esperaba al Melilla o al Palma están el Huesca y el Lleida. Además, Mumbrú no podrá contar ante el Cáceres el 2 de diciembre con Schreiner y Larsen por culpa de las ventanas FIBA. Con todas las piezas en su sitio el Bilbao Basket podrá corregir sus desajustes. Hacerlo mientras se consiguen victorias, aunque sea con mucha emoción, es una buena señal porque demuestra que el equipo tiene recursos, pero eso no significa que vaya a pasearse.