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El camino del cambio de Robert Swift

El ex-NBA pasó un infierno lleno de malas vivencias y ahora juega en el Círculo Gijón, rival mañana del Zornotza

El camino del cambio de Robert Swift

NO importa lo mal que te sientas. Nunca es tarde para cambiar tu vida y convertirte en quien quieres ser”, afirma Robert Swift (Bakersfield, California; 1985). La vida le obligó a aprender esta lección a las malas. A base de un camino por un infierno de drogas, delincuencia y malas decisiones que le llevaron a un pozo sin fondo del que consiguió resurgir a base de esfuerzo. Swift conoció el éxito muy pronto, tal vez demasiado rápido. Pasó de jugar en el instituto bajo el seno de una familia humilde a ganar millones de dólares con 19 años. El californiano había cumplido un sueño. Llegó a la cima del baloncesto. Fueron cuatro años en la mejor liga del mundo, pero la motivación se acabó. A partir de ahí todo fue cuesta abajo. Las cosas no le salieron y tras un breve paso por Japón, el mundo de la canasta dejó de recibir noticias de Swift. Estuvo perdido en una vorágine de malas decisiones hasta que decidió cambiar. No podía seguir así. Swift viajó entonces por otro camino, esta vez el de la redención hasta llegar a Gijón. Allí se reencontró con el baloncesto y firmó por el Círculo Gijón Baloncesto, que este año disputa la LEB Plata y mañana será el rival del Zornotza en Larrea, a partir de las 18.30 horas.

En la cárcel por posesión ilegal de armas, Swift dijo basta. Era la hora de acabar con el capítulo oscuro de su vida y tratar de iniciar una reconstrucción en todos los aspectos. El estadounidense hizo una lista de tareas para redimirse y uno de los últimos puntos era jugar de nuevo al baloncesto profesionalmente. No fue sencillo ni rápido. Tres años trabajando “solo por mi cuenta, sin agentes y muy pocos entrenadores” le llevaron a recibir la oportunidad del Círculo Gijón. Simplemente el hecho de poder hacer un entrenamiento significó el mayor de los premios. “Fue un objetivo cumplido. Personalmente había conseguido lo que llevaba años trabajando y sé que tengo todavía un largo camino para volver a estar al cien por cien, pero estoy entusiasmado”, reconoce.

El segundo debut de Swift llegó en la Primera Nacional, la quinta división estatal. No hubo un gran espectáculo detrás como en su estreno en la NBA y la atención mediática recibida por ese partido fue mucho menor, pero al californiano no le importó. Había vuelto a una cancha y estaba jugando de nuevo a baloncesto. “Superar todo lo que he hecho y venir aquí a Gijón a jugar fue más difícil que debutar cuando era joven. Antes de ser drafteado, la NBA era algo como a lo que estaba siendo empujado, algo que llegó paso a paso y de una forma natural, mientras que llegar a Gijón lo logré gracias únicamente a mi propio esfuerzo y tras una decisión personal exclusivamente mía”, cuenta. El equipo asturiano consiguió el ascenso, recibió la opción de subir directamente a LEB Plata y Swift no dudó en volver.

enamorado de gijón El pívot disfruta de Asturias, encontró algo “mucho mejor de lo que esperaba” y está encantado con el día a día en la ciudad: “Estoy enamorado de Gijón. La ciudad es increíble y aquí todo el mundo nos apoya. Todavía sigo trabajando para alcanzar mi mejor punto, pero estoy encantado con mi situación en el equipo y creo en nuestras posibilidades”, declara. Swift vive ahora un momento feliz aunque las cicatrices de lo vivido todavía están en su interior. A pesar de ello, no borraría su historia: “Si pudiera cambiar algo, quizás hubiera sido mejor a corto plazo, pero a largo plazo estoy feliz con cómo soy ahora. Soy una persona más experimentada, me conozco más a mí mismo y sé lo que quiero. Si no hubiera vivido todo esto probablemente sería alguien diferente”. Son recuerdos de malos años, pero también lecciones aprendidas que Swift no para de aplicar para, simplemente, ser feliz.