A la hora de repasar el mapa del mundo, son muchos los países en los que ha estado Orlando, El Gato, Meléndez (Juana Díaz, Puerto Rico; 1979). Muchas horas de avión, la maleta siempre preparada y el cuerpo listo para realizar el siguiente espectáculo. Así es la vida de los Harlem Globetrotters. Los trotamundos más famosos del deporte no paran de recorrer el planeta con el objetivo de difundir su mensaje lleno de fantasía y buen humor. El Gato Meléndez, el primer puertorriqueño en formar parte de este equipo, es uno de los fijos en la plantilla estos últimos años y ayer estuvo en el Bilbao Arena para presentar el partido que disputarán los Harlem Globetrotters el próximo 8 de mayo en la capital vizcaina. El boricua volverá a una ciudad en la que se siente muy querido. “Ser parte de los Harlem Globetrotter me ha dado la oportunidad de viajar. Nunca me imaginé que estaría aquí en Bilbao y que me sentiría como si fuera parte de Bilbao. Porque ya estuve años anteriores y me siento bien de estar de vuelta”, afirma.

Ser un Harlem Globetrotter es mucho más que saltar a la cancha y realizar sus características acrobacias con el balón de baloncesto. Es un honor. Algo reservado a unos pocos privilegiados, defensores de los valores de un equipo creado hace más de noventa años. “Es un privilegio y un placer ser parte de este gran equipo. Todo el baloncesto que vemos hoy en día se debe a los Harlem Globetrotters. La línea de tres puntos, los dunkeos, el manejo de balón, posiblemente en un futuro la línea de cuatro puntos?”, reconoce El Gato. Pero en el caso de Meléndez esa responsabilidad va más allá. El puertorriqueño se siente muy identificado con la comunidad latina y quiere ser un referente: “Es un placer ser latino y representar a toda la gente de habla española en los Harlem Globetrotters”.

Meléndez está viviendo un sueño, un sueño tan grande que cuando era niño no creía ni que existiera la mínima posibilidad de formar parte de un equipo al que solo había visto en dibujos animados: “Pensaba que los Harlem Globetrotters eran caricaturas, que eran los amigos de Scooby-Doo y que estaban solo en la televisión. Cuando supe que eran de verdad, siempre estaban en mi cabeza y trataba de imitarles”. Tuvieron que pasar muchos años y en el que parecía el ocaso de su carrera como deportista, llego la inesperada oferta. “No me lo esperaba y cuando me llegó la noticia dije que sí sin pensarlo, inmediatamente. Lo primero que pensé fue en la parte de viajar y conocer otras culturas. Pero al estar dentro fue cuando vi la importancia de los Harlem Globetrotters en el mundo del baloncesto y también fuera de la cancha. Las cosas que hemos hecho son importantes. Hemos ido a Corea del Norte, se fue a la Unión Soviética cuando había muchos problemas? Hemos hecho cosas por la humanidad que me hacen sentirme más orgulloso todavía de formar parte de este equipo”, declara.

carrera internacional Aunque antes de formar parte de los Harlem Globetrotters, El Gato llegó a ser jugador de baloncesto profesional. Este deporte siempre fue “mi primer amor” y desde muy pequeño decidió apostar por él, a pesar de los muchos kilómetros que tenía que recorrer cada día para entrenar. Viajes continuos que fortalecieron sus piernas y también le sirvieron para ser bautizado con el sobrenombre que le acompaña. “En Puerto Rico hay mucho béisbol y las canchas de baloncesto buenas estaban lejos de mi casa. Iba por la siembre de caña de azúcar para atajar y un día se me cayó un poco de jamón de un bocata. Cuando me volví, había un montón de gatos siguiéndome por la comida y cuando llegué a la cancha llegue con todos ellos. A partir de ahí, mis amigos empezaron a llamarme El Gato”, cuenta.

El baloncesto abrió muchas puertas a El Gato y, sobre todo, le dio la oportunidad de tener una educación en Estados Unidos. Meléndez fue reclutado por la Universidad de Carolina del Norte, aquella donde Michael Jordan realizó su paso previo a la NBA, y convivió con grandes jugadores. “Jugué dos Final Four y tuve la oportunidad de jugar en el mismo equipo con Vince Carter y Antawn Jamison, dos jugadores increíbles”, recuerda. Aunque en esa etapa, una de las cosas que más le impactó y que todavía le hace abrir los ojos cuando lo cuenta es el día en el que conoció a uno de sus grandes ídolos: “En verano jugué con Rasheed Wallace, Jerry Stackhouse y Michael Jordan. Jugar con MJ fue algo increíble, la verdad, además era cuando todavía estaba en Chicago, que estaba a un nivel altísimo”.

Meléndez pudo hacer una importante carrera en su país al acabar la universidad, incluso llegó a probar la aventura europea, sin mucha fortuna. Su juego llegó a un nivel alto y fue seleccionado varias veces por la selección de Puerto Rico. Sin embargo, su carrera empezó a menguar y fue en ese momento cuando los Harlem Globetrotters la impulsaron de nuevo. Tocaba cambiar las rutinas de entrenamiento y trabajar duramente en favor del espectáculo. “El entrenamiento de baloncesto, combinado con el entretenimiento, es algo que me costaba al principio. Es como un grupo de baile que tiene que estar coordinado en todo momento, tenemos que practicar mucho”, explica.

El Gato convive con el arte y el espectáculo en cada jugada, pero cuando se quita las zapatillas y sale del parqué, también tiene tiempo para crear. “Me gusta la música y hago de DJ en mis tiempos libres. Estuve en la escuela de arquitectura y también diseño interiores. Simplemente me dedico a seguir lo que me apasiona. Ese es un mensaje que intento trasmitir siempre”, expresa. Sea dentro o fuera de la cancha, Bilbao tendrá la oportunidad de ver el espectáculo de Meléndez, un hombre que cumplió un sueño de dibujos animados.