LA dureza de la Eurocup cayó sobre el Bilbao Basket hasta el último día. Por primera vez en su trayectoria en las competiciones continentales, los hombres de negro se despiden en la primera fase sin haber logrado ni un triunfo como locales. Cinco partidos en Miribilla han supuesto cinco decepciones que han confirmado que el torneo, esta temporada, le ha venido grande al equipo. Siempre se habla de lo complicado que resulta ganar fuera de casa en Europa, pero venir a Bilbao se ha convertido en una bicoca para cualquiera. El Bilbao Arena no intimida ni ejerce el efecto vitamínico suficiente para hacer que su equipo eleve su rendimiento y pueda aspirar a algo más que participar en la Eurocup.
Ayer no había nada en juego y se esperaba que el Bilbao Basket pudiera dar continuidad a la miniracha de dos victorias. Sin embargo, el Lokomotiv Kuban es mucho toro, incluso en un encuentro que se planteó como una capea. El equipo de Veljko Mrsic se exprimió a fondo durante 25 minutos, pero en cuanto los rusos apretaron el acelerador en las cuestiones básicas demostraron por qué son los líderes del grupo y solo han perdido un partido en toda la temporada.
El Bilbao Basket salió al partido a toque de corneta, con ese alto ritmo que parecía abandonado en esta nueva etapa. El Lokomotiv tardó en situarse lo que sus jugadores exteriores tardaron en hacerse con el balón y empezar a atacar con verticalidad. Aún pudieron los bilbainos mantenerse en la pelea gracias a sus rachas de acierto y a algunos arreones defensivos, pero fueron cediendo la batalla física poco a poco.
El Lokomotiv sacó puntos en todas las posiciones mientras el Bilbao Basket volvió a tener muchas dificultades para encontrar a Mickell Gladness cerca del aro. La defensa rusa cerraba los caminos al pívot de Alabama tras las continuaciones y tampoco él veía los espacios ni sus compañeros líneas de pase que le habilitaran. Acabó la primera parte con un par de tiros y una canasta y en el camino a vestuarios fue cambiando impresiones con Jesús Ramírez, el ayudante de Veljko Mrsic, que trataba de hacerle entender la situación. Pero la cosa no mejoró tras el descanso e, incluso, Gladness mostró algún gesto de disgusto y desesperación porque ni cuando estaba solo sus compañeros le hacían llegar el balón por más que agitaba los brazos. Sus intentos de bloquear fueron reiterados, pero no apareció ninguna ventaja
Este defecto viene manifestándose toda la temporada y a tiempo parcial se resolvió con la presencia de Devin Thomas, que sí es capaz de desbloquearse con rapidez. Sin embargo, la condición física del jugador de Harrisburg no es buena y sufre en los contactos, lo que le lleva a desperdiciar algunos tiros cercanos al lanzar desequilibrado. En la segunda mitad, Thomas acumuló errores que le llevaron al banquillo al acabar el tercer cuarto y a tener un intercambio de pareceres con el técnico en la que los querían tener la razón. Mrsic activó a Vucetic, pero tampoco el serbio es la solución y solo tuvo un par de minutos. Da la impresión de que el exjugador del Zornotza va a contar poco en lo que queda de curso.
El caso es que esa ausencia de balones interiores llevó al Bilbao Basket a excederse en el lanzamiento de tres puntos, muchos de ellos por fuerza mayor ya que no aparecían otras opciones. El resultado fue un 2 de 14 en triples en el último cuarto con el que era imposible competir hasta el final. Encontrar ese equilibrio sigue siendo la asignatura pendiente porque todo resultaría más sencillo. Para producir en ataque, Gladness necesita que le alimenten cerca del aro, pero hace falta gente que desborde o con mucha calidad en el pase ya que entre sus virtudes no están el uno contra uno. Pero es un jugador muy necesario en defensa por lo que Mrsic y sus asistentes deben encontrar la manera de que sea útil en ataque y acabe con más de esos dos lanzamientos que hizo ayer. Todo el equipo lo agradecerá ya que saldrán mejores tiros para todos.