bilbao - Si algo tiene el baloncesto es que ahorra las discusiones sobre quién merece o no merece ganar. No cuenta quién tiene más tiempo de posesión porque esta cambia de manos cada 24 segundos, o menos; ni quién genera más ocasiones porque suelen parecidas para cada equipo. Ayer fue una excepción. El Bilbao Basket tiró veinte tiros de campo más que el Unicaja y perdió. Sus pívots metieron más puntos que los contrario y perdió. Defendió mejor que la mayoría de los partidos de esta temporada y perdió. No hay que darle muchas vueltas: metió menos puntos que su rival y por eso perdió. Quizás el esfuerzo de los hombres de negro debía haber sido recompensado con la victoria, pero la diferencia estuvo en que cuando el Bilbao Basket pudo haber puesto una ventaja clara a su favor no lo hizo, dejó con vida al equipo de Txus Vidorreta y este se lo hizo pagar en el tramo final.
Después de que la defensa hubiera sido el elemento de debate en las últimas semanas, resulta que ayer al Bilbao Basket le faltó filo en ataque. Está históricamente demostrado que para ganar a rivales de Euroliga como este Valencia Basket hay que ir a ochenta puntos o más. Puede ser que no, como en el triunfo ayer del Delteco GBC ante el Unicaja, pero las tres últimas veces que los de la Fonteta han perdido en Miribilla así ha sido. Los de Carles Duran pusieron los medios, pero no alcanzaron el fin. Con un 38% en tiros de campo, es complicado abrir distancias para evitar que el partido se resuelva en los minutos finales. En el tercer cuarto, cuando el Bilbao Basket solo concedió una canasta de campo en seis minutos y medio al campeón de Liga, también se acumularon errores en su ataque, posesiones desperdiciadas por blandura, por dudas o por mala suerte, y la distancia se quedó corta para el empeño que los jugadores estaban poniendo en la cancha.
Los entrenadores llaman a eso los detalles, como la cantidad de tiros libres que los bilbainos acostumbran a conceder por no usar con inteligencia las cuatro faltas anteriores al bonus. Que los locales recibieran 35 puntos en el último cuarto no puede ser puesto en su debe ya que diez de ellos llegaron desde la línea en los últimos 42 segundos cuando el Bilbao Basket jugaba ya a la desesperada después de que una pérdida de Tabu, que había anotado un triple para poner el 71-70 a un minuto del final, cambiara todo el guion de las últimas posesiones. Otro pequeño o gran detalle. Y es que el equipo vizcaino pasó de atacar para ponerse por delante a atacar con la obligación de anotar. El Valencia Basket, sin jugar su partido más brillante, supo esperar su oportunidad y esta le llegó justo a tiempo.
coger impulso Al final, en Miribilla quedó otra de esas victorias morales que no cuentan para la clasificación, pero que si se gestionan bien pueden servir de trampolín. Por el pabellón bilbaino han pasado ya el Real Madrid, el Barcelona y el Valencia Basket y todos han ganado. No es algo que no se pueda entender y asimilar ni que sorprenda, aunque la clasificación y algunos triunfos ajenos provoquen algún que otro sofoco o preocupación. Sin embargo, el equipo y el público pusieron ayer un listón que se debe repetir en otro tipo de partidos, empezando por el de pasada mañana ante el Lietuvos Rytas. Si los jugadores son capaces de defender así, al límite de sus posibilidades como dijo su entrenador, deben hacerlo más a menudo para que cuando lleguen rivales menos armados los triunfos sean un hecho y no solo un deseo. Y si los aficionados empujan como ayer harán que otras misiones no parezcan imposibles.
Ayer se vio un Bilbao Basket mucho más intenso, activo y, sobre todo, solidario en defensa que en la última cita ante el Alba Berlín y en muchas otras de este curso. Así, los pívots se sintieron mucho más protegidos en una lucha que uno contra uno era de nuevo muy desigual y de esta manera ellos se atrevieron a hacer más cosas en ataque y a ofrecerse como opción para sumar puntos. Debe ser eso de la manta porque cuando los hombres de negro se protegieron mejor que nunca el frío les entró por la rendija de los fallos en los tiros o en situaciones de clara ventaja.
Pero, de momento, no ha ocurrido nada que estuviera fuera de las previsiones de cualquier seguidor cabal. Si ahora que han pasado las etapas más complicadas llega el pívot que debe sustituir a Tim Kempton para dotar al juego interior de más recursos, quizás el Bilbao Basket puede encontrar esa continuidad en los resultados para regresar al centro del pelotón, o al menos a la grupeta de quienes no quieren acabar fuera de control. Porque no hay que engañarse, los puestos cabeceros quedan muy lejos. Si no es por una cosa, es por otra, pero esta temporada las gestas están muy caras.