SE formó en una universidad, Drexel, con escasísimo pedigrí en cuanto a baloncesto se refiere; pasó sus primeros años como profesional saltando de liga a liga europea mientras acumulaba descensos y enlazando despidos prematuros en Sudamérica hasta que, por fin, a base de tesón, constancia y ética de trabajo Frank Elegar se ha ganado un lugar en un equipo de primera fila en Europa. El pívot del Bronx, que cumplirá 31 años el próximo mes, recaló el pesado verano en el Lokomotiv Kuban para compartir posición con su compatriota Brian Qvale y por el momento está realizando un buen trabajo. Nadie esperaba de él números de estrella porque esa nunca ha sido su función (promedia 12,5 puntos y 7 rebotes en la Eurocup, 8,5 y 3,5 en la VTB League), pero sí que aporta físico, actividad constante, defensa y trabajo oscuro, características muy valoradas por Sasa Obradovic. Su caso podría compararse al de un jugador al que hoy tendrá delante, Mickell Gladness, con cuya carrera tiene bastantes elementos en común.
Porque Elegar ni siquiera estuvo cerca de entrar en el radar de la NBA cuando acabó su periplo universitario en 2008, el mismo año que Gladness. Bajo para jugar de cinco en la NBA (entre 2,04 y 2,08, según la fuente consultada), sin lanzamiento fiable desde media ni larga distancia y universidad semidesconocida. Malas premisas incluso para recibir ofertas de equipo de primera fila europea. Así, el pívot del Bronx arrancó su trayectoria profesional en el Bremerhaven alemán, donde empezó un peregrinaje (Turquía, Francia, Grecia...) en el que los resultados colectivos tampoco le acompañaron. De hecho, Elegar cosechó descensos en tres de sus cuatro primeros equipos (el propio Bremerhaven, el Vichy y el Maroussi). El pívot tuvo el dudoso honor de pertenecer a aquel plantel del conjunto griego que, tras años de coquetear con convertirse en la alternativa a Olympiacos y Panathinaikos, solo ganó un encuentro en todo el curso ahogado por los impagos y las deudas. El propio Elegar abandonó el equipo con la temporada aún en curso. Sus intentos de encontrar estabilidad deportiva y económica recurriendo al mercado sudamericano durante los veranos tampoco salieron bien. En el Olímpico argentino fue despedido antes de debutar porque sus entrenadores le consideraban “demasiado delgado para jugar de pívot” y en los Cangrejeros de Santurce de Puerto Rico fue dado de baja después de jugar siete partidos.
Estabilidad en Estonia Sin embargo, en 2012 Elegar por fin encontró la estabilidad deseada al fichar por el Kalev/Cramo estonio, el mismo club que el pasado curso dio visibilidad a la carrera y posibilidades de Gladness. Un primer curso jugando al lado de Bamba Fall y un segundo de confirmación precedieron a su explosión definitiva, que llegó en el curso 2014-15 con promedios de 14,9 puntos y 11,3 rebotes, hasta el punto de que en febrero de 2015 fue fichado por el Emporio Armani Milán.
Sus casi 20 encuentros en el conjunto italiano le sirvieron para salir del anonimato en el baloncesto continental. El siguiente curso recaló en el TED Kolejiller turco y su buen rendimiento llamó la atención del Olympiacos, que en el último tramo de la temporada estuvo cerca de incorporarle a sus filas para ocupar el hueco de Shawn James, fichado algunas semanas antes desde el Bilbao Basket. Otro notable ejercicio en el Enisey Krasnoyarsk ruso (13,5 puntos y 9,1 rebotes) le abrió el verano pasado las puertas del Lokomotiv Kuban, con el que aspira a dar otro paso al frente más en una carrera labrada a base de trabajo.