Bilbao - Aspirar en el baloncesto de hoy en día a ganar fuera de casa con un 25% en tiros de tres puntos -7 aciertos de 28 intentos, una estadística muy maquillada además en los últimos minutos, con todo ya decidido- es una misión harto complicada, más aún para un Bilbao Basket diseñado para percutir principalmente desde el perímetro porque lo de hacer daño en las distancias cortas no es precisamente lo suyo. Si a eso se le añaden hasta doce tiros libres desaprovechados, la cosa se pone mucho más negra aún. Los hombres de negro tuvieron ayer una tarde horrible en lo que al acierto se refiere en el Pabellón Santiago Martín y lo pagaron con derrota. Los aros canarios se empeñaron en escupir una y otra vez sus andanadas lejanas y aún así sujetaron la mirada del Iberostar Tenerife durante los primeros treinta minutos de partido, hasta un arranque de último cuarto en el que los anfitriones, mucho más acertados en la toma de decisiones y con un patrón de juego mejor definido, pusieron pies en polvorosa en el marcador con un parcial de 11-2 que colocó un marcador de 62-50 para el que los de Carles Duran no encontraron respuesta. Lo que hasta ese momento era un duelo trabado para ambos equipos pasó a ser absolutamente desnivelado. Mientras los locales empezaron a enchufar a placer desde la línea de 6,75 de la mano de Nico Richotti y Rodrigo San Miguel, el conjunto vizcaino se quedó absolutamente bloqueado, sin recursos para evitar el demarraje del rival. En ese último cuarto, el Bilbao Basket necesitó más de cinco minutos para meter su primera canasta en juego. Para entonces, los de Markovic, que anotaron 32 puntos en los diez minutos finales, ya habían fabricado su rampa de despegue hacia la victoria.

Con Duran reduciendo su rotación a nueve jugadores -Kempton salió de inicio para jugar 35 segundos y no volver a comparecer en cancha- al Bilbao Basket le faltaron demasiados recursos humanos para aspirar a la victoria. Los dos jugadores que comparecieron en el puesto de pívot, Mickell Gladness y Axel Hervelle, aportaron apenas cinco puntos entre los dos; los llamados a aportar el mayor flujo de anotación desde el perímetro, Dejan Todorovic y Lucio Redivo, no dieron una a derechas -seis puntos y un cero de seis desde la línea de 6,75-... Demasiadas vías de agua ante un rival al que también le costó entrar en calor pero que, ayudado por su abrumador dominio en el rebote (50 contra 30), supo asestar el golpe de gracia en el momento preciso de la mano de San Miguel, Richotti y un Mateusz Ponitka muy dañino, demasiado para la resistencia de Jonathan Tabu, Álex Mumbrú y Pere Tomàs, los únicos que enarbolaron la bandera de la resistencia en las filas bilbainas.

Demasiados errores Los anfitriones llevaron el control de la contienda desde el salto inicial ante una retaguardia bilbaina demasiado permisiva que incurría una y otra vez en constantes faltas. Así, mientras el Iberostar Tenerife enlazaba cómodas bandejas, dos situaciones de dos más uno y puntos desde la línea de personal, los de Duran encontraban muchas más dificultades a la hora de mover sus guarismos. La inteligencia de Tomàs fue un gran recurso en este arranque del duelo, ya que sus seis puntos en el tramo inicial sirvieron para que el Bilbao Basket no perdiera comba en el marcador. Con Mumbrú y Hammink cogiendo el relevo en la faceta anotadora, los visitantes equilibraron el duelo a 17 puntos antes de que un triple sobre la bocina de Bassas, absolutamente solo, cerrara el acto inaugural con un 20-17. Los de Markovic apostaban por sistemas elaborados y un ritmo lento para tratar de imponer su propuesta, mientras que los de Duran buscaban imprimir al partido más revoluciones, pero su falta de tino desde la larga distancia y la mala gestión de los contraataques, cayendo constantemente en la precipitación, les impedía fluir. El Iberostar Tenerife, cargando su juego al poste ya fuera con Beirán, sobre Hammink, o Ponitka, sobre Redivo, encontró recursos para seguir mandando en un duelo sin dueño claro, ahora atascado ahora convertido en correcalles sin sentido. Con Todorovic totalmente desactivado (menos ocho de valoración en los dos primeros cuartos), comiéndose tapones y lanzando airballs, los locales llegaron a gozar de una renta de cinco puntos antes de que Tabu igualara el choque a 31 con siete puntos consecutivos, aunque una vez más fue Bassas el que cerró el cuarto con una canasta.

El 33-31 en el ecuador de la cita no era un mal resultado para un Bilbao Basket que no había mostrado sus mejores cualidades. Los mejores minutos en las filas vizcainas llegaron precisamente en el amanecer del tercer cuarto. Con Mumbrú de cuatro, Hervelle de cinco y Tabu manteniendo su nivel de acierto, los hombres de negro enlazaron un parcial de 2-12 para pasar a dominar por 33-38, pero su buen momento no tuvo continuidad. Con los artilleros exteriores errando una y otra vez, el Tenerife encontró un ecosistema perfecto para regresar al partido aprovechando, además, que el Bilbao Basket se empeñaba en fallar demasiados tiros libres. El 45-46 fue la última ventaja del conjunto vizcaino antes de que entre San Miguel y Niang colocaran el 51-48 a falta de diez minutos. Y a partir de ahí, el descalabro más absoluto. El 11-2 de inicio hizo enorme mella en las filas visitantes, que a partir de ahí funcionaron a impulsos, con más entrañas que cabeza y acierto, hasta acabar enarbolando, totalmente entregados, la bandera blanca.