Eslovenia93

Serbia85

ESLOVENIA: Dragic (35), Muric (5), Blazic (7), Vidmar (2) y Doncic (8) -cinco inicial-, Randolph (11), Nikolic (4), Prepelic (21), Zagorac (0), Dimec (0) y Cancar (0).

SERBIA: Macvan (18), Bogdanovic (22), Lucic (9) Jovic (2) y Kuzmic (6) -cinco inicial-, Bircevic (8), Milosavljevic (2), Stimac (2), Micic (4), Guduric (6) y Marjanovic (6).

Parciales: 20-22, 56-47 (descanso), 71-67 y 93-85.

Árbitros: Maranho (BRA), Sahin (ITA) y Conde (ESP). Eliminaron a Lucic.

Incidencias: Final del Eurobasket 2017 disputada en el Sinan Erden de Estambul ante 12.095 espectadores

bilbao - En 1991, Jure Zdovc, uno de los mejores jugadores eslovenos de la historia, tuvo que abandonar la mejor selección yugoslava de la historia porque al tiempo que el equipo se paseaba en el Eurobasket estalló la guerra de los Balcanes y se rompió un equipo que podía haber sido mítico a nivel mundial. 26 años después, los herederos de Zdovc, muchos jugadores a los que ha entrenado, protagonizaron una dulce venganza al ganar a Serbia la final del Eurobasket en una de las mayores sorpresas de siempre en el baloncesto continental. Un pequeño país, que es capaz de competir al máximo nivel en muchos deportes, superó a quien durante muchos años ha llevado la bandera de esa prolífica escuela de baloncesto. Y lo hizo con una colección de héroes que ya entran en la historia de Eslovenia.

Fue una final enorme, disputada durante muchos minutos a cara de perro y a golpes de carácter y talento. Los eslovenos se elevaron por encima de lo que se esperaba de un novato y nunca les pesó la final. Nadie les ha ganado en este Eurobasket y su victoria tuvo un mérito enorme porque llegó sin sus dos jugadores más importantes, sin los que les habían llevado hasta allí. Luka Doncic, que estaba haciendo de todo desde la insultante autoridad de sus 18 años, cayó lesionado mediado el tercer cuarto y no pudo volver a jugar. Goran Dragic, que había llegado al descanso con 26 puntos, 20 en el segundo cuarto, para colocar a su equipo 15 puntos por delante, estaba muerto.

Eslovenia sufrió una crisis al verse privada de sus dos estrellas y Serbia se les echó encima a base de apretar en defensa. A cinco minutos del final, una canasta de Macvan puso a los de Alexander Djordjevic por delante. Si algo había impulsado a los eslovenos hasta allí fue la fe, al margen de un baloncesto sumamente atractivo, pero necesitaban otros héroes ya que los titulares habían caído en una batalla agónica y extenuante. El tercer elemento de esta Eslovenia ha sido Klemen Prepelic, que asumió la responsabilidad y metió tiros vitales para frenar la sangría antes de que Serbia se hiciera con el control. Las acciones defensivas de Vidmar y Randolph, al final más importante de lo que aparenta su aire distraído, y la sangre fría en los tiros libres acabaron la obra maestra que había diseñado Igor Kokoskov, entrenador serbio, que fue valiente de principio a fin. Rompió las jerarquías, vio que no podía jugarse la final con su estrella lastrada y apostó por los demás, que respondieron como en todo el torneo.

El MVP se lo llevó Goran Dragic, en su último servicio a la selección, pero Eslovenia, un país de solo dos millones de habitantes, abraza a todos los componentes de un equipo que ha enamorado en este Eurobasket al que le ha fallado el público. Entre los campeones está Jaka Lakovic, que se incorporará al Bilbao Basket después de haber vivido como entrenador lo que no pudo como jugador. Él, Zdovc, Nesterovic, Smodis, Nachbar, Milic, Lorbek y tantos otros han visto a sus sucesores lograr lo que ellos persiguieron sin éxito: que Europa se tiña de verde.