EL baloncesto globalizado hizo que ayer en la cancha del Bilbao Arena hubiera dos jugadores estadounidenses que han sido internacionales con Kosovo, otro que lo ha sido con Montenegro, otro que tiene pasaporte español, un montenegrino de pura cepa, un esloveno, dos suecos, un búlgaro-chipriota, dos belgas, dos croatas, tres serbios, un griego, dos estadounidenses que, de momento, juegan como tales, tres medallistas con la selección española y dos jugadores de Bilbao, de Indautxu y Santutxu, en concreto. Pero a la salida del pabellón nadie hablaba de nacionalidades, sino del enorme espectáculo que habían visto y de la cuarta victoria de su equipo con el que se identifican desde hace muchos años, al margen de la procedencia de sus jugadores.
Al final, es de lo que se trata porque el baloncesto no es otra cosa que un espectáculo que en Bilbao tiene un público fiel que ayer asistió al mejor inicio de temporada de los hombres de negro gracias a otro triunfo ante el Barcelona que, por momentos, recordó a aquel de hace unas temporadas en la Euroliga ante el Real Madrid. Las victorias ante los gigantes de la Liga Endesa, esos que en teoría viajan en los vagones para vips, han dejado de ser excepciones en Miribilla y cada temporada se puede disfrutar de una, al menos.
En esta que apenas lleva cuatro jornadas ya ha caído la primera. Se pensaba que era una buena oportunidad de derrotar de nuevo a los azulgranas que llegaban de jugar un día y medio antes en la República de Tartaristán y el Bilbao Basket puso lo que había que poner para aprovecharla y demostrar que todo lo visto hasta ahora no puede ser una casualidad. En la plantilla hay materia prima que Carles Duran está sabiendo utilizar. El propio entrenador pidió no dormirse en los laureles ahora que el calendario se empina con la aparición de la Eurocup, pero que nos quiten lo bailao, dirán los seguidores bilbainos que han visto cómo su equipo, en solo cuatro jornadas, es uno de los tres invictos y ya ha recorrido la mitad del camino que puede llevar a la Copa, que, a falta de confirmación oficial, se va a disputar en Gasteiz.
alto ritmo anotador Mirar de reojo a esa cita está permitido a partir de ahora gracias a la excelente, y quizás también inesperada, puesta en marcha del Bilbao Basket esta temporada que ha dejado algunos momentos de altísimo nivel en defensa, pero ha exhibido algo que ya se vislumbró en la serie de amistosos de preparación: puede meter puntos con gran facilidad. Ayer fueron 92 y eso que no anotaron durante ocho minutos. Hasta ahora el promedio es de casi 84 por partido, una cifra con la que resulta casi imposible perder. Si encima se suma como ayer, un 61% en tiros de dos, un 46% en triples y un 83% en tiros libres, es posible hasta derrotar al Barcelona, un equipo con un físico demoledor al que el Bilbao Basket le jugó con valentía.
Al margen del acierto, los jugadores cada vez se sienten más cómodos en el sistema de Carles Duran que prima los conceptos por encima de las obligaciones tácticas y que necesita para su desarrollo de jugadores con talento, pero sobre todo inteligentes y que sepan interpretar el juego. A su vez, resulta de más difícil seguimiento por parte del rival ya que las decisiones, salvo en contadas excepciones, no están atadas a un sistema de obligado cumplimiento.
Eso que parece sencillo no lo es tanto y el técnico sigue insistiendo, cuando los hombres de negro están en la cresta de la ola, que hay que seguir mejorando. Él está contribuyendo a ello con sus decisiones y con esa amplia rotación que está siendo muy alabada porque permite llegar a los mejores soldados en buenas condiciones al tramo final de las batallas. Por ejemplo, Scott Bamforth, que hizo estallar ayer Miribilla con dos triples monumentales, ha promediado 18 puntos en las segundas partes de los dos últimos partidos, cuando el marcador no estaba decidido.
Lo mejor es que repartiendo los minutos entre todos el equipo también guarda energías para la faceta defensiva, algo que ayer se notó cuando el Barça, por necesidades del guion, tuvo que jugar con pequeños casi todo el último cuarto y abrió el campo al máximo. Duran prescindió entonces de Eric, su mejor protector de la zona, que no actuó en los últimos diez minutos y no se notó. El miércoles ya llega la competición europea que se asimila mejor cuando los esfuerzos se comparten y todos tienen su espacio. El técnico tiene claro que sería malo que algunos jugadores tiraran de agonía para estar en el campo, incluso a estas alturas. Los resultados le están dando la razón y los aficionados se lo pasan bien, aunque no estén en las redes sociales. Con el boca a boca de toda la vida todo el mundo puede darse por enterado.