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Fotis Katsikaris se emocionó por la muy calurosa acogida

Fotis Katsikaris se emocionó por la muy calurosa acogidaACBPhoto / Aitor Arrizabalaga

bilbao - Era un día especial en Miribilla porque Fotis Katsikaris regresaba al lugar donde vivió grandes días como entrenador. Era la primera vez que el técnico de Korydallos se enfrentaba al Bilbao Basket desde que dejó su banquillo hace dos temporadas y media. Mientras el equipo al que elevó a las más altas cotas de su historia siguió su camino, con sobresaltos, Katsikaris esperó la llamada de algún club que quisiera una inyección de carácter. Cuando se despidió del Bilbao Basket dijo que esperaba dirigir un proyecto ambicioso y le toca entretener la espera al mando de la selección griega a la que colocó en el Preolímpico de este próximo verano.

Después de un par de veranos en los que su nombre sonó sin llegar a consumarse ninguna oferta, el UCAM Murcia llamó a su puerta y Katsikaris ingresó de nuevo en la rueda de la Liga Endesa a la que resulta complicado entrar si estás mucho tiempo fuera. De momento, no ha conseguido lo que pretendía con el conjunto pimentonero, al que sigue faltándole una pizca de hambre para meterse en los puestos de play-off, pero va a seguir intentándolo. “No será por no hablarlo, pero no sé porque el equipo tiene dos caras. En la ACB los parqués son iguales en todas partes y no entiendo nuestro cambio de actitud”, lamentó.

Fotis Katsikaris perdió, como lo ha hecho su actual equipo siempre en Bilbao, pero su gran triunfo fue comprobar el cariño y el aprecio que le tiene la afición del Bilbao Basket. “Un enorme eskerrik asko para todos”, dijo en la rueda de prensa cuando ya todas las emociones habían pasado, o al menos se habían atemperado. Y es que el técnico griego intentó aislarse emocionalmente del momento, incluso durante la semana, pero a duras penas lo consiguió. Probablemente, intuía lo que le esperaba.

Un cuarto de hora antes de empezar el partido, apareció por el túnel de vestuarios el público, aún escaso, presente en Miribilla le dedicó una salva de aplausos. Saludó a muchos de los amigos que dejó en Bilbao, a sus excompañeros en el cuerpo técnico, departió un momento con Sito Alonso y luego, este efecto se multiplicó cuando fue presentado justo después de su ayudante, Josh Fisher, otro ex del Bilbao Basket, un detalle que honró al club. La ovación para Fotis Katsikaris, larga, sentida y sincera, hizo aflorar la emoción a sus ojos e hizo difícil concentrarse en la tarea de dirigir a su equipo.

Después de abrazarse con Álex Mumbrú antes del salto inicial, todo volvió a la normalidad de la competición. Hasta que acabó el partido y, de nuevo, regresó el pasado feliz. Asumida la derrota, Katsikaris buscó a los tres mosqueteros, al capitán del Bilbao Basket, a Hervelle y a Raúl López, para felicitarles uno por uno y se marchó de nuevo entre aplausos que él devolvió a la grada. “Ha sido espectacular. Se lo agradezco muchísimo a esta maravillosa afición y espero que sigan apoyando al máximo a su equipo, como siempre han hecho, para que lleguen los triunfos y los objetivos”, resumió antes de emprender el regreso a Murcia con un sabor agridulce. Un tipo tan competitivo como él nunca quiere perder, pero la afición del Bilbao Basket, como no podía ser de otra manera, le hizo sentirse ganador. Por encima del litigio que mantiene con el club, de filias y fobias, está el saber estar a la altura de las circunstancias.