bilbao - Pareció un castigo, sino fuera porque los destinatarios fueron los jugadores que llevan sosteniendo al Bilbao Basket toda la temporada. Sito Alonso acabó el partido de ayer con Borg, Andjusic, Dejan Todorovic, Wragge y Hervelle. El capitán belga de los entrenamientos y los jóvenes cachorros recibieron con cinco minutos por jugar un partido perdido, tirado por la borda al inicio del último cuarto por una enajenación mental de los jugadores más expertos del bloque. La misión, obviamente, era imposible, salvo que el Baloncesto Sevilla hubiera sufrido un episodio similar. Quien sabe si pensando en la Copa, o simplemente por el deseo de enviar un aviso a navegantes, un sonoro toque de atención, el técnico del Bilbao Basket mandó al banquillo a toda su rotación principal que ya llevaba el escarmiento de la derrota.
Alonso jugó con material sensible porque no todos los jugadores entienden que les pongan en estos compromisos. Pero, conociendo al vestuario del Bilbao Basket, este tramo final del partido va a servir de incentivo para todos: para los que estropearon lo que apuntaba a remontada cuando el equipo se colocó a un punto al final del tercer cuarto y para los que crean que deberían haber tenido una participación diferente en el encuentro. A decir de verdad, el Bilbao Basket volvió a resentirse cuando en el segundo cuarto se manejó con los jugadores suplentes y cedió a los sevillanos una ventaja que supieron manejar porque ahora tienen un entrenador.
bajón mental Precisamente, desde el partido ante el Sevilla en la cuarta jornada no había contado Sito Alonso con todos los jugadores a su disposición. Pero el problema es que a algunos parece haberles llegado lo que en la NBA llaman el rookie wall, el muro físico y mental ante el que se estrellan los novatos por falta de costumbre a un contexto de máxima exigencia. Ahora que vuelven a estar los once, el técnico espera de los más jóvenes la misma aportación en un tiempo más corto, pero no es fácil para nadie renunciar a mirar la casilla de los minutos y relacionarlo con la mayor o menor confianza que el entrenador tenga en cada uno. En esta aparente contradicción, en que el Bilbao Basket consiga que más no sea menos y que los roles vuelvan a su sitio, está el margen de mejora que Alonso persigue para la segunda mitad de la temporada.