MARIUS Grigonis no quiso esperar y tomó la decisión el pasado verano de abandonar el Zalgiris Kaunas, donde se había formado desde los 14 años, con una estancia en la academia que regenta Arvydas Sabonis y que surte al legendario club verde. “Allí no había sitio para mí y yo lo que quería era jugar”, explicó otra de las joyas de la prolífica cantera del baloncesto de Lituania. Una vez se conoció que estaba en el mercado, no le faltaron pretendientes dentro de la Liga ACB y el Manresa logró incorporar con un contrato de dos temporadas y otras dos opcionales a un jugador del que, si todo marcha como se supone, sacará un buen rendimiento económico porque la cláusula de salida de Grigonis es bastante asumible para cualquier club poderoso de Europa.

El alero de Kaunas, a punto de cumplir 21 años y con 1,98 metros, tiene todo para hacer una carrera importante y lo está demostrando. Su debut en la Liga Endesa no le está pesando, quizás porque acumuló una valiosa experiencia en la Adecco Oro como cedido en las filas del Peñas Huesca donde fue elegido, pese a su juventud, dentro del mejor quinteto de la pasada temporada. El Zalgiris pretendió recuperarlo para su primer equipo, pero el chico eligió el camino de la ambición y dio el salto a una competición en la que los jóvenes no tienen sencillo brillar.

Pero esta campaña se ha abierto una puerta y por ella han entrado Grigonis y una veintena más de jugadores con 21 años y menos que están teniendo bastante protagonismo, entre los que se incluye a Tobias Borg y Dejan Todorovic en el Bilbao Basket. El lituano de La Bruixa d’Or está siendo uno de los más destacados y regulares ya que promedia 9,1 puntos y 3,9 rebotes en los 24 minutos que le concede de media Pedro Martínez, que no suele casarse con nadie. Destaca en el joven lituano su 46% de acierto en triples, que le convierte en uno de los mejores de la temporada en esta faceta. Dentro de los lógicos altibajos, ha tenido un partido con siete triples anotados y otro con seis, lo que da una idea de su peligrosidad si se le concede espacio para lanzar. Pero no solo tira, sino que también es capaz de generar a partir del bote para él o para sus compañeros, como resaltó Pere Romero, exentrenador ayudante del Bilbao Basket y ahora director deportivo del Manresa cuando se cerró su fichaje.

Marius Grigonis se mira en el espejo de Ramunas Siskauskas, una de las glorias del baloncesto de Lituania y de la Euroliga, para encontrar su referencia en el baloncesto. Como cualquier jugador de su edad tiene que seguir quemando etapas, aunque el jugador de La Bruixa d’Or lleva cinco veranos sumando experiencia y ganando medallas con las selecciones inferiores de su país y, de hecho, fue preseleccionado para la Copa del Mundo absoluta del pasado septiembre.

el último empujón Todo el mundo piensa que ese será su lugar a no tardar porque Grigonis solo necesita otro empujón para llegar a la élite. El primero se lo dio Quim Costa en Huesca, un buen lugar para moldear el talento combinando dosis de exigencia y confianza, y el definitivo debe llegar en Manresa donde otro joven de 21 años recién llegado a la Liga ACB como el neozelandés Isaac Fotu también está sumando muy buenos números en las últimas jornadas.

Pero el chaval de Kaunas no tiene prisa y confiesa que su deseo es permanecer algún tiempo más en el equipo catalán o, al menos, en la Liga Endesa para pulir su juego y añadir los kilos de músculo que le faltan para estar totalmente preparado para empresas mayores. Ahora solo le importa “ayudar en todo lo que pueda para que La Bruixa d’Or logre la permanencia” y mantener la curva de su trayectoria en el baloncesto en sentido ascendente. Pese a que también está rodeado de algunos veteranos, si tiene que asumir la responsabilidad, la asumirá, sea en Kaunas, en Huesca o en Manresa.