Asus 14 años, Marta Tudanca (Gasteiz, 1990) hizo la maleta y se encaminó hacia uno de los viajes más importantes de su vida. En busca de un sueño. La gasteiztarra dejó atrás todos sus miedos y con la ilusión de convertirse en una jugadora de baloncesto profesional, puso rumbo a Barcelona, al prestigioso Centre Segle XXI, de donde han salido algunos de los grandes valores del Estado. Una década después, Tudanca sigue sin parar. Tras Barcelona llegó Ferrol, luego Bembibre, vuelta a Galicia y este último año ha recalado en las filas del Al-Qázeres: “Estoy en edad de poder cambiar de destino. Si no lo hago ahora, si me asiento cuando soy joven en un sitio, luego cuando me haga más mayor, no habrá quién me mueva”.

“Parece que fue ayer cuando me fui a Barcelona siendo una enana. Ahora miro atrás y me doy cuenta de que he pasado por varios sitios. Han sido años bonitos”, recuerda Marta. Una experiencia lejos del calor de su hogar que ha ayudado a formarse a la alavesa y a llegar donde está. Sin embargo, todo podría haber cambiado si no llega a ser por su familia. “Cuando me comentaron para ir a Barcelona, mi respuesta fue no. Pero mis padres me convencieron y estoy muy agradecida porque gracias a ellos he llegado hasta aquí”, afirma Tudanca.

Tras un primer año “un poco duro”, Marta fue adaptándose al ritmo de vida en Barcelona, al mismo tiempo que sus habilidades como jugadora crecían. Eso le sirvió a la gasteiztarra para estar en las selecciónes de España en categorías inferiores, con las que ganó tres platas y un oro: “Tuve la suerte de poder ir y lograr varias medallas. Son unos recuerdos imborrables”.

La última parada del viaje de Tudanca ha sido Cáceres. Equipo debutante en Liga Femenina y en el que la alavesa reconoce que “qui- tando que los resultados no nos están acompañando, estoy muy contenta y no tengo ninguna queja”. Desde la localidad extremeña, Marta quiere seguir creciendo pero sin marcarse un objetivo: “Quién sabe dónde están los límites. Me planteo trabajar cada día en todos los aspectos y lo que tenga que venir vendrá”.

Un futuro esperanzador en el que la gasteiztarra seguirá acumulando kilómetros con la intención de continuar con aquel sueño que inició siendo una niña en el colegio San Viator: ser jugadora profesional de baloncesto. Una misión que le ha obligado a vivir una década fuera de casa, aun así, el retorno al hogar siempre es una opción. “¿Por qué no jugar en Euskadi? El año pasado tuve la opción de jugar en el Hondarribia-Irun, pero al final ocurrió lo de su desaparición. Ojalá pueda volver algún día para así estar cerca de casa”, afirma.

Vuelta a Euskadi por un día Con todo, Marta volverá a Euskadi por un día. El Al-Qázeres se enfrenta al Gernika mañana a las 18.30 horas. “Llevamos dos partidos perdidos con una media de más de veinte puntos. Por ello, nuestro objetivo tiene que ser competir y, llegando con un marcador ajustado, ver si tenemos opciones”, declara Tudanca, que califica a las gernikarras como “un ejemplo a seguir”.

Un choque especial para Tudanca, que se reencontrará en Gernika con varias conocidas. “Coincidí con Judith, Izaskun y Naiara con Euskadi y con Miller en Bembibre. Me hace ilusión jugar contra ellas y saber cómo les va”, concluye Marta con la esperanza de volver a Cáceres con la sonrisa del triunfo.