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Cuando el balón vuele hoy al aire en el Palau Olimpic de Badalona, quince años de baloncesto en verdinegro se mirarán cara a cara. En el primer ataque del partido, y seguramente en muchos más, estarán uno frente al otro Guillem Vives y Raúl López, dos de los más claros exponentes de una cantera que ha dado muchísimos jugadores a la Liga ACB. De hecho, Álex Mumbrú y Roger Grimau también estaban en el primer equipo de la Penya hace tres lustros.

Algunos de los más brillantes productos del brèsol del basket ocuparon u ocupan la posición de base. El base de Vic ha alcanzado en Bilbao su punto más alto de las últimas temporadas cuando está a un partido de llegar a los 350 en la competición y puede ver en su rival de hoy la ilusión y el descaro que él mismo tenía cuando Alfred Julbe le hizo debutar. Guillem Vives ha cogido las riendas del juego del equipo verdinegro con una madurez impropia de quien solo tiene 20 años y apenas había jugado antes 39 minutos en tres partidos en la Liga ACB. La revelación de la temporada puede soñar con ser como Raúl y llegar a los 33 años en plenitud.

En el Joventut, la batuta de director ha sido algo casi hereditario que ha ido pasando de unas manos a otras con éxito desigual ya que ha habido portadores brillantes y algunos fiascos. Rafa Jofresa, José Antonio Montero, Tomás Jofresa o Iván Corrales precedieron a Raúl López, que coincidió en sus primeros años en la élite con Andre Turner y con Albert Oliver, a quien obligó a buscarse la vida fuera de Badalona. Después, aparecieron Stéphane Dumas, Elmer Bennett, Carles Marco, Demond Mallet, Marcelinho Huertas hasta la irrupción de Ricky Rubio, el último gran base que ha dado la cantera verdinegra. Josep Franch estaba señalado para continuar con el legado, pero prefirió emigrar en busca de un sitio preferente que todavía no ha encontrado y Guillem Vives puede ser la solución que esperaba el club badalonés desde la marcha al Barcelona del genio de El Masnou.

Los planes eran otros, pero la salida hacia el Gran Canaria de Oliver, que había vuelto a la Penya para firmar una excelente temporada 2012-13, puso al base barcelonés en el escaparate. Era un salto sin red porque quien comparte puesto con él es otro novato, en este caso llegado desde el otro lado del Atlántico, como el canadiense Nick Cochran. Y Guillem Vives, que está en la Penya desde su segundo año de minibasket, ha asumido los galones con absoluta naturalidad para completar un proceso de formación que no aceleró ningún paso. Esto y no otra cosa es el trabajo de cantera. Había otros proyectos con mejor pinta, pero Vives, siempre a la sombra y con un protagonismo reducido, nunca se rindió. Ha metido horas con sus diferentes entrenadores, ha mejorado en todos los aspectos del juego y ha aprovechado la oportunidad cuando, por convencimiento u necesidad, se la han concedido. En él ha encontrado el Joventut el base que buscaba después de varios experimentos fallidos desde que se fue Ricky Rubio con jugadores de distinto perfil.

confirmación El base titular de la Penya apuntó detalles en el pasado Europeo U20 en el que España se colgó el bronce como pieza básica a las órdenes de Sito Alonso y se ha ganado, con razón, los elogios de varios técnicos de la Liga Endesa, sorprendidos por su dominio de la situación, su variedad de recursos para entender el juego y sus buenas condiciones defensivas. Vives tiene muchas cosas, todas mejorables aún, y por eso ha salido catorce veces de inicio y es el segundo base de la Liga que más minutos juega, solo por detrás de Tomas Satoransky. La edad no es un obstáculo y promedia 30 por partido, una cifra altísima para quien es prácticamente un debutante y que le coloca en el quinto lugar entre todos los jugadores. El tercer director con más minutos es, precisamente, Raúl López con 28 minutos y medio por partido. Además, Guillem Vives aporta 9,1 puntos, 3,5 rebotes y 3,5 asistencias a un equipo que, con siete canteranos en sus filas, ahora mismo ocupa puestos de Copa.

Podría decirse que con Vives el Joventut tiene base para rato, pero probablemente eso no ocurrirá. El jugador firmó en verano hasta 2017, pero los grandes ya acechan, sobre todo el Barcelona, y Jordi Villacampa, el presidente verdinegro, ya ha puesto precio a su nueva perla: 1,5 millones de euros. Será raro ver al chaval dentro de tres años aún vestido con la camiseta del Joventut, que ya tiene asumido que con su delicada economía antes o después tendrá que vender. Mientras tanto, la Penya prepara en su laboratorio del Olimpic a quien tendrá que recoger el testigo, como han hecho otros. Quizás lo sea Agustí Sans, menorquín de Mahón como Sergio Llull, que ya ha aparecido esta temporada en tres partidos con apenas 18 años. La cadena, desde Raúl López o incluso antes, no deja de producir.