Sólidos cimientos
El Gescrap Bizkaia, con Fischer y Jackson como grandes puntales, da buena cuenta del Lucentum de Txus Vidorreta gracias a un gran arranque de encuentro y a su renacida intensidad defensiva
BILBAO. Cuando recibió facilidades por parte del rival y pudo moverse en campo abierto, el Gescrap Bizkaia desplegó sus alas, exprimió las revoluciones de su potente motor y ofreció un baloncesto de alta escuela, vertical, dinámico, virtuoso, solidario, fabricado a lomos del toque de corneta de Aaron Jackson y el martillo pilón de D'or Fischer. Cuando el contrincante se rehizo, sembró de minas la cancha de Miribilla y convirtió el duelo en una guerra de trincheras más acorde a sus intereses, los hombres de negro no flaquearon, tiraron de retaguardia, de tablas, del currículum de batallas libradas de soldados como Raúl López como Roger Grimau y consiguieron que sus líneas no perdieran compostura, que las andanadas enemigas no crearan boquetes imposibles de taponar. Y cuando los hostiles empezaron a quedarse sin aire en los pulmones, sus armas se encasquillaron y se vieron obligados a ondear la bandera blanca, los de Fotis Katsikaris no titubearon a la hora de poner sobre la mesa argumentos suficientes para que la batalla se decantara finalmente de su lado sin mayores sobresaltos.
Lleva el Gescrap Bizkaia varias semanas ganando solvencia en cada comparecencia y el choque de ayer fue una nueva demostración de que las líneas maestras del equipo empiezan a ser las esperadas. En un choque a priori exigente tanto en lo emocional -comparecía por primera vez en el Bilbao Arena Txus Vidorreta, el arquitecto que diseñó los cimientos deportivos de este club, que fue recibido con honores- como en lo tangible -aterrizaba el sorprendente Lucentum Alicante y ganar era casi una obligación para seguir al acecho de los puestos nobles-, el Gescrap Bizkaia interpretó de manera notable todas las partituras que se encontró en el atril. Cogió un importante colchón, hasta 15 puntos, cuando los visitantes le dejaron hacer en el primer acto, se agarró como pudo al partido cuando Vidorreta tiró de pizarra en el segundo acto para tejer una frondosa y cambiante tela de araña defensiva que enfangó el partido, y puso pies en polvorosa de manera incontestable, sin dudas ni vacilaciones, cuando el fondo de armario alicantino, muy mermado, ya no pudo dar más de sí.
Y no pudo porque las bajas de Rafa Luz y Urtasun dejan muy tocada la segunda unidad de Vidorreta, pero también porque los pupilos de Katsikaris supieron imprimir a la cita un nivel de intensidad muy difícil de igualar. Los hombres de negro sobresalieron de defensa. Es cierto que sufrieron con la capacidad de los visitantes a la hora de cargar el rebote ofensivo, pero el desempeño a la hora cerrar a cal y canto su aro fue superlativo, con defensas agresivas y solidarias, pendientes en todo momento de cortar las líneas de pase y siempre sabedores de que Fischer aguardaba bajo el aro para eclipsar a cualquier osado que se atreviera a aparecer por su zona de influencia -acabó con cinco tapones como cinco soles-. Y desde el vigor defensivo nació, una vez más, la solvencia atacante, siempre con voluntarios cuando tocaba mirar a la canasta. Fischer diseñó él mismo sus tiros a cinco metros del aro y recibió suministro por encima del aro para poner en funcionamiento sus portentosos muelles -¡qué bueno sería que Aaron hiciera de este modus operandi algo más habitual!-, Jackson fue más incisivo que otras veces y dejó maltrechas un par de cinturas en sus centelleantes internadas, Marko Banic, con una bandeja aquí y un tirito allá, siempre fue una opción solvente, Josh Fisher no solo heredó los minutos del lesionado Blums sino también su puntería para ejecutar desde la línea de 6,75... Fue, en definitiva, una actuación coral en la que cada uno interpretó de forma intachable la pieza que le tocó.
Disparados El arranque del choque fue una invitación al jolgorio. El Gescrap Bizkaia saltó a cancha sin ataduras, rebosante de energía y, aprovechando que se encontró a un rival algo frío, desplegó un baloncesto muy vertical y dinámico. Su gran puesta en escena defensiva -ocho robos en los diez primeros minutos- le permitió controlar el ritmo del partido y correr a su gusto, lo que enchufó al partido desde el principio a Jackson y Fischer. Un triple de Mumbrú amagó con romper el partido de buenas a primeras (19-4), pero estaba claro que Vidorreta no iba a dejar a los suyos hundirse tan rápidamente. El de Indautxu rearmó su retaguardia, comenzó a sacar de su chistera diversas variantes defensivas, tanto individuales como zonales, y convirtió la autopista de cuatro carriles por la que hasta entonces circulaba el Gescrap Bizkaia en una revirada carretera comarcal. Ya no había tantas alegrías en cancha. Los hombres de negro se atascaron mientras Kaloyan Ivanov comenzaba a hacer de las suyas, ya fuera percutiendo al poste o jugando de cara. Y donde el guerrero búlgaro no llegaba ahí estaban sus compañeros para lograr segundas oportunidades merced a los rebotes ofensivos.
Fueron los peores momentos de los hombres de negro que, sin embargo, nunca le perdieron la cara al choque, aguantando el tipo en la retaguardia y aprovechando que esta vez el Lucentum no tenía la suerte de cara desde la larga distancia. El 32-25 al descanso era cuanto menos inquietante, pero un 6-0 en la reanudación, con Fischer de nuevo en cancha, facilitó mucho las cosas. Los de Katsikaris recuperaron su distancia de seguridad y a partir de ahí todo fue mucho más sencillo. El Alicante ya no tenía fuerza para pelear en el cuerpo a cuerpo y se fue desinflando poco a poco víctima del brío de los anfitriones, a los que les sobraban brazos para remar hacia una victoria contundente. Con Fisher, Hervelle y Jackson apuntándose al bombardeo, la renta se disparó hasta los 20 puntos (65-45). El Lucentum, orgulloso, se revolvió con un parcial de 2-10 fabricado desde la larga distancia, pero no fue más allá. Este Gescrap Bizkaia no se muestra ya tan tambaleante como hace un mes, cuando cualquier soplido le inquietaba, sino que sus cimientos son ahora mucho más sólidos, dignos de su rango y potencial.
1Desatado La puesta en escena del Gescrap Bizkaia fue superlativa, con una defensa excelente que forzó ocho pérdidas en el primer acto y un juego ofensivo dinámico y vertical que desarboló a los visitantes, abrumados ante lo que se les vino encima.
2Trinchera Vidorreta cortó la sangría de su equipo en el segundo cuarto, tejiendo una tela de araña en su retaguardia que durante minutos desorientó a los de Katsikaris que, sin embargo, recuperaron su superioridad tras el descanso.
3DEBUT DE SAMB El abultado marcador permitió que el técnico griego diera a Mamadou Samb sus primeros 97 segundos como 'hombre de negro'. Tras el duelo, el pívot expresó su satisfacción por debutar y agradeció la ovación del público.