Es caprichoso el azar
El Gescrap Bizkaia logra el deseado primer triunfo lejos de Bilbao y se permite soñar con la Copa Corregir la tendencia autodestructiva confirmará la reacción
BILBAO. EL Gescrap Bizkaia sigue lanzando monedas y ayer la chapa cayó por el lado bueno. La primera victoria fuera de casa, que el equipo necesitaba como el aire que respira, llegó de la misma manera que otras se marcharon: por la vía del sufrimiento y la llamada a la suerte. "Somos bobos, nos complicamos la vida", resumió Marko Banic, liberado de la enorme tensión de esos minutos finales que nunca tenían que haberse producido. Nada que objetar a las palabras del capitán porque ya se sabe que los jugadores de Fotis Katsikaris son especialistas en las situaciones límite. Para quien les ve desde la distancia no es sano, pero para ellos debe ser cuando más disfrutan y sacan lo mejor de sí mismos.
Ceder trece puntos de ventaja a un CAI Zaragoza que estaba tocadísimo en el tercer cuarto para entrar a los últimos cuatro minutos con todo en contra resulta incomprensible, por muchas veces que se repita. El CAI Zaragoza se apuntó un parcial favorable de 20-4 en menos de nueve minutos que transformó un choque controlado, de nuevo, en una pesadilla de errores continuados y malas elecciones por no saber lo que hacer en cada momento.
Al final, tener que ganar el partido por una más que clara omisión arbitral en una acción de Fischer ante Wright, porque tu base recoge un rebote ofensivo después de un error de él mismo y porque el mejor jugador del rival falla un tiro libre solo puede pasar en un deporte como el baloncesto y si está por medio un equipo como el Gescrap Bizkaia, que en la misma circunstancia decidió lo contrario que hace unos días ante el Caja Laboral y le salió bien, sin que pueda hablarse de causa-efecto.
El caso es que los hombres de negro se quitaron ayer, justo cuando empezaban un peregrinaje de cuatro salidas consecutivas, la pesada carga que arrastraban por sus propios deméritos. Tendrán que corregir pronto su tendencia a la autodestrucción porque esperan compromisos exigentes en canchas poco amables. Ayer la mejoría defensiva fue clara durante la mayor parte del partido, pese a algunas lagunas en ese tramo entre el final del tercer cuarto y el inicio del último. El técnico controló más sus rotaciones, quizás obligado por las faltas que lastraron a varios jugadores, aunque sigue faltando un partido redondo de principio a fin porque el ataque carece de continuidad y, en muchos minutos, de equilibrio. No parece normal que en los tres primeros minutos del segundo cuarto lanzaran a canasta los cinco jugadores que estaban en el campo, como si hubiera que repartir la responsabilidad a partes iguales para tener contentos a todos, pero en cambio se concedieran tres triples consecutivos a Aguilar desde el mismo lugar de la cancha.
sueño que se prolonga Justo o injusto, por tercer año el conjunto vizcaino sale indemne de Zaragoza en el tramo final del partido. Habrá que concluir, por tanto, que bien está lo que bien acaba. Con el resultado de ayer, el Gescrap Bizkaia se acerca a las posiciones en las que quiere acabar la temporada. Eso es lo importante. De paso, sigue alimentando el sueño copero que algunos se empeñan en sostener. De todas formas, el más beneficiado por el triunfo bilbaino en el Príncipe Felipe fue el Lagun Aro GBC, que se coló ayer, sin jugar, en la octava plaza y ya depende de sí mismo para acudir a la elitista cita de Barcelona. El Gescrap Bizkaia, en cambio, debe vencer sus dos partidos, mejorar su average general y aguardar una combinación de resultados que parece improbable.
Lo importante es otra cosa. Valladolid, mañana mismo, es la inmediata y áspera estación de lo que todos los aficionados esperan que sea el camino de la reacción definitiva de su equipo, la que lo propulse definitivamente hacia la zona de play-off y hacia ese punto de fiabilidad en el rendimiento y los resultados que tanto se echa en falta. Será el tercer intento de coger la ola buena en una temporada en la que hasta ahora el Gescrap Bizkaia ha amagado mucho y ha pegado poco. La ruleta de la fortuna sigue girando y ayer tocó premio. Después de varias pifias, los hombres de negro encontraron la manera de cerrar el partido a su favor. Como otras veces, pudo ocurrir lo contrario. Ya lo dijo Serrat: "Fue sin querer... Es caprichoso el azar".