Menos es más
El Unicaja recupera el rumbo pese a tener que recortar su presupuesto en verano
Unicaja está muy serio, puede ser porque este año no había tantas expectativas como consecuencia de los cambios y del hecho de que han rebajado el presupuesto. Han traído gente no tan conocida como otras veces, ya que Unicaja acostumbraba a fichar jugadores con mucho nombre. Al final volvemos a ver que en un equipo de baloncesto lo más importante es que el conjunto esté unido, que tenga ilusión, hambre... Creo que esa es la diferencia de Unicaja este año". Habla Fotis Katsikaris y de su boca salen palabras de entrenador, vocablos que gustan a los portadores de la pizarra. Grupo, unión, ambición, términos a veces complicados de aplicar cuando toca lidiar con estrellas de gran relumbrón. El deportes es tan caprichoso que hay ocasiones en las que cerrar filas en el capítulo económico repercute positivamente en el rendimiento deportivo y el conjunto malagueño es un claro ejemplo. El pasado curso, Unicaja ni siquiera logró clasificarse para la Copa y terminó la Liga octavo, con más pena que gloria.
El pasado verano, la entidad andaluz anunció que su presupuesto descendía de los 18 millones a 15,5 -figura aún entre los cuatro más altos de la competición- y el rendimiento del equipo, con jugadores de perfil más bajo, ha subido como la espuma. Teóricas estrellas como Terrell McIntyre y Giorgos Printezis, que no rindieron como se esperaba de ellos -por sus problemas físicos el primero y por su desidia el segundo-, vieron sus contratos rescindidos y desde los despachos se buscó jugadores menos deslumbrantes pero con más hambre. Así, aterrizaron en Málaga los bases E. J. Rowland (procedente de Italia) y Kristaps Valters (Fuenlabrada), el alero Tremmell Darden (Nancy) y el pívot Luka Zoric (KK Zagreb) y la nave verde, con Chus Mateo al timón desde la destitución de Aíto García Reneses el pasado curso, ha recuperado el rumbo. La contención de gastos ha hecho que, ante la lesión de Darden, el club recurriera al filial de Adecco Oro, el Clínicas Rincón, para tapar su hueco, dando la alternativa así al sorprendente Mark Payne, jugador estadounidense de 23 años y 2,03 de altura que puede ocupar las tres posiciones exteriores con absoluta solvencia.
Estos jugadores, junto a los Sinanovic, Freeland, Garbajosa, Fitch y Berni, han devuelto la esperanza a un Martín Carpena que la pasada temporada expresó en numerosas ocasiones su descontento con lo que se veía en cancha y que ahora vuelve a saborear viejas sensaciones.