bilbao. El deporte profesional apenas da tiempo para disfrutar. A punto de acabar un año que ha elevado al baloncesto vizcaino a lo más alto, Fotis Katsikaris ya está pensando en los desafíos que le esperan al Gescrap Bizkaia en 2012. Después de reconducir el irregular inicio de temporada, todo se resume en lo mismo: ser competitivos y trabajar como un equipo para "establecernos entre los grandes y quedarnos ahí".

El balance de este 2011 que acaba tiene que ser inmejorable. El Gescrap Bizkaia ha alcanzado cotas enormes.

Por supuesto, no todos los años se llega a una final de Liga y lo hemos rematado al final con la clasificación para el Top 16. Además, ha habido siempre muy buenas sensaciones, muy buenos sentimientos, una gran respuesta de la afición y ha sido un año excelente para cada miembro de este club y de este equipo.

Y será difícil de repetir, aunque queden retos por delante.

Lo importante es que el equipo tiene mucha ilusión y así siempre es más fácil buscar desafíos, cosas que conseguir dentro de lo complicado que es repetir esos logros. Pero nunca se sabe porque este es un equipo que está en crecimiento. La pasada temporada dimos un salto gigante en el último mes, pero el equipo es muy competitivo y está preparado para afrontar cualquier reto que se presente en su camino. Vamos a intentar lograr esas cosas que nos hagan grandes algún día. Nuestro objetivo es aún lograr una identidad propia y entrar en el grupo de los grandes. Queremos llegar ahí para quedarnos.

Se ha dicho ya muchas veces que el Gescrap Bizkaia funciona mejor bajo presión. ¿Es eso una garantía para el entrenador o preferiría no verse en esas situaciones de riesgo?

Los entrenadores siempre buscamos una regularidad, trabajar en las virtudes y los defectos para lograr una línea de juego y de resultados para desarrollar poco a poco el equipo. Empezamos la temporada con muchos altibajos, incluso dentro del mismo partido. Ahora puedo decir, como comenté el otro día, que ese salto que dimos la temporada pasada nos hizo daño al comienzo de este curso. A la gente le costó aterrizar en una nueva situación y una nueva temporada. Mantuvimos gran parte del bloque, hicimos tres fichajes de garantías, pero aún seguíamos en la temporada anterior. Pensábamos más individualmente que como equipo.

¿Pudo faltar algo de humildad, quizás?

Puede ser, pero no somos así. Era algo sin querer, involuntario. Por suerte, nos dimos cuenta a tiempo de que no podíamos dejar pasar la oportunidad de seguir disfrutando de la Euroliga y logramos reaccionar.

El equipo ha ido mejorando al tiempo que algunos jugadores se recuperaban físicamente. Pero aún no está al completo y no ha dado de sí todo lo que puede.

Claro. Como equipo hemos ido cumpliendo, pero nos siguen faltando Axel (Hervelle) y Raúl (López) que aún no han podido estar al 100% y que son muy importantes para nosotros. Todavía el equipo no ha llegado a su techo. No digo que podamos jugar mejor que en Turquía, sino de ser regulares. Ahora el calendario va a ser mucho más exigente, vamos a tener muchos viajes, y necesito a todos los jugadores porque es humano que un grupo de cinco o seis no pueda aguantar cada día la exigencia de viajes y partidos. En esos momentos cada jugador puede poner de su parte para tapar esos agujeros. Seguro que tenemos margen de mejora.

Desde fuera, llama la atención la mejoría de Aaron Jackson y D'Or Fischer, que hasta hace un par de semanas parecían algo crispados, como sin encajar en sus roles.

Todo equipo que quiere ser competitivo necesita ser fuerte en la posición de base y en la de pívot. Sí que hemos notado en algunos partidos que los dos no estaban en el rendimiento esperado. Cuando los dos están bien, el equipo tiene otro aire, es evidente. Pero es algo normal que estas cosas suceden. Cada uno tenía sus razones. Jackson es un chaval que quiere hacer muchas cosas, quiere crecer con nosotros y eso a veces le supera y le presiona en la exigencia de dos partidos a la semana. También está trabajando mucho para buscar otras cosas en su juego ya que los rivales le conocen y van a por él porque saben que es una de las claves de nuestro juego. Ese es un reto personal que tiene y debe insistir. Pero ahora está más tranquilo y más concentrado. Fischer, por su parte, es muy de equipo. Él no vive de sus números, no le importa nada eso. Pero aquí tiene un rol distinto al de otros años. En el Maccabi no era un jugador de referencia, sino un muy buen complemento en la rotación. Y en el Real Madrid, algo parecido: algunos partidos sí, otros no. Aquí le exigimos más, queremos y necesitamos que nos dé más y eso le ha costado a veces.

¿Buscar la regularidad va a ser su pelea con el equipo a partir de ahora? Algo así como no parecer tan buenos como ante el Fenerbahçe ni tan malos como en la primera parte de Fuenlabrada.

Ahora estamos mucho mejor, tenemos las ideas más claras y el equipo está más tranquilo. Ahora sabemos lo que hay que hacer para afrontar un partido de cuarenta minutos. Hasta hace poco estábamos a las sensaciones de un cuarto, de cinco minutos... Nos ha pasado de todo: hemos jugado mal al inicio, en el tercer cuarto, en medio, al final... Pero nos caíamos todos y había que hacer un gran esfuerzo para volver a los partidos. Ahora sabemos que estamos mejor preparados por si las cosas salen mal. Todo es una cuestión de concentración. Sabemos lo que hay que hacer para evitar lo malo y aprovechar lo bueno.

Ha tenido que hacer un gran trabajo psicológico dentro del vestuario.

Sí, y me ha costado mucho. La gente de fuera puede pensar que no es tan complicado, pero ha sido difícil para todos los que estamos implicados en el día a día. Al final, creo que la reacción ha llegado por volver a ser un equipo. No ha habido mala intención, pero hemos estado un par de meses viviendo de otras cosas. Del yo, yo, yo. Este juego es nosotros y nosotros, no yo. Hemos recordado que llegamos a la final jugando como un equipo dentro del cual salen jugadores, no siempre los mismos, que pueden ayudar a ganar los partidos. Eso es básico en el baloncesto.

¿Ha temido en algún momento que la temporada se podía torcer?

En un momento dado, es verdad que estábamos en la posición de perder la Copa y el Top 16 y ahora podemos estar metidos en los dos. Siempre he dicho que un equipo se reconoce por lo que haces al día siguiente de perder. Te puedes hundir o te puedes levantar porque en medio no hay nada. Este equipo ha demostrado ese carácter después del triple de Basile. Entonces, podíamos haber pensado en negativo, en que después tocaba jugar ante el Fenerbahçe, que allí era casi imposible ganar, etc. Pero preferimos pensar en qué podíamos hacer para ganar, en que esto es baloncesto y que había que jugar los 40 minutos. Limpiamos la cabeza, quitamos lo que no ayudaba, dejamos solo las informaciones útiles sobre el rival y después había que poner corazón. Eso nos ha llevado a una situación bien distinta, a donde queríamos estar.

Lo conseguido está muy bien, pero no se puede olvidar que el objetivo de la temporada es acabar entre los seis primeros en la Liga Endesa.

Es cierto. Al margen de lo que estamos viviendo ahora, tenemos que ser realistas porque el calendario va a ser muy complicado y tenemos la lucha por la Copa. Pero el objetivo real es acabar bien la Liga. Queremos jugar al menos la Eurocup. Si queremos buscar nuevos retos, dar los pasos que queremos, tenemos que estar ahí, estabilizarnos en ese nivel. Y para eso no valen las palabras ni el nombre del equipo, sino el trabajo diario, los hechos, los resultados.

Mañana tocará reiniciar el camino otra vez ante el mismo rival que provocó tanta euforia en Miribilla.

Sí, quiero ver cómo encaramos ese partido, que será distinto al de hace una semana. Ellos vendrán con ganas de revancha ya que tienen jugadores muy buenos y muy expertos que estarán dolidos. Esa es una reacción muy natural y muy humana y hay que estar atentos.