BILBAO. Gianluca Basile es historia viva del baloncesto europeo y de la Euroliga, competición en la que ha disputado más de 200 partidos y en la que figura entre sus diez máximos anotadores. Tras un exitoso periplo en el Barcelona, el pasado verano fichó por el Cantú, con el que visita hoy el Bilbao Arena, un recinto del que destaca su "excepcional ambiente". Augura emociones fuertes en la lucha para alcanzar el Top 16 y un "partido muy caliente" para hoy.

¿Cómo está viviendo su regreso a Italia después de tantos años en el Barcelona?

Muy bien. Creía que me iba a costar más coger otra vez el ritmo después de un año parado, pero a base de trabajo estoy volviendo a encontrarme bien.

¿Fue muy difícil para usted abandonar el Barcelona el pasado verano?

Bastante, aunque sabía ya que podía pasar. Te puedes preparar mentalmente cuanto quieras para ese momento, pero cuando llega es muy duro. Al final, el verano me ha ayudado a desconectar y a prepararme para mi nuevo equipo.

Hoy se mide en cancha a Roger Grimau, excompañero y amigo suyo. ¿Cómo es su relación?

Muy buena. Hemos pasado momentos inolvidables. Roger es un ejemplo para todos.

¿Cómo es Roger como persona y como jugador?

Es una gran persona, siempre está a disposición de los demás para cualquier cosa. Como jugador, si no juegas con él no puedes valorar lo que es Roger. Es perfecto para un gran equipo, te hace el trabajo sucio, lo que nadie quiere hacer, defender y dar intensidad al juego. No es casualidad que el Barcelona haya ganado tantos títulos con él.

Después de muchos años de pobres resultados, ¿cómo se está viviendo en Cantú el regreso del equipo, un histórico en Europa, a la Euroliga? ¿Hay mucha ilusión en la ciudad?

Es una ciudad que vive para el baloncesto. Hace 30 años se acostumbró a ganar Copas de Europa, pero ahora la realidad es muy distinta. En las dos o tres últimas temporadas está volviendo a ser protagonista en la Lega italiana. El año pasado jugó la final de la Copa y de la Lega con el Montepaschi. Aún no estamos al nivel del Siena, pero estamos trabajando para llegar. Ahora hay mucha ilusión para pasar al Top 16, pero sabemos que será muy difícil. En Bilbao nos jugamos una buena parte de la clasificación. Veremos a ver qué pasa.

El grupo está igualado a más no poder. ¿Cómo ve estas tres jornadas que quedan por disputarse?

Es un grupo loco. En los diez años que he jugado esta competición no recuerdo un grupo así de igualado. Puede pasar de todo. No tengo ni idea de lo que deparará el futuro. Todavía hay que esperar.

¿Se atrevería a dar un pronóstico de los equipos que llegarán al Top 16?

Soy muy supersticioso, por lo que no voy a decir nada... Hemos visto que el nivel es más o menos parejo, pasarán los equipos que tengan la mente más fría en los momentos calientes de las tres últimas jornadas.

Personalmente, ¿cómo se está encontrando esta temporada? ¿Contento con su rendimiento?

Más o menos tengo motivos para estar contento. He tenido pequeñas lesiones que no me han permitido jugar al 100%. Ahora mismo tengo mal la espalda, puede que sea por la edad (risas).

Un jugador como usted, que lo ha ganado ya todo, ¿de dónde saca la ilusión para seguir compitiendo al más alto nivel, sobre todo después de un año tan duro como el último por la lesión?

Quiero demostrar que aún puedo jugar a este nivel. Me siento bien físicamente, el año pasado tuve muy mala suerte y no tuve la posibilidad de demostrar que aún puedo competir. Pero la vida es así, se cierra una puerta y se abre una todavía más grande.

¿Le quedan todavía muchos años en el baloncesto? ¿Cómo ve su futuro?

No lo sé. Ahora mismo no puedo plantearme el futuro. Con mi edad tengo que ir despacio. Cada fin de temporada miro cómo estoy y luego decido si seguir o acabar mi carrera.

¿Qué tipo de partido espera hoy en Bilbao?

Muy caliente. La gente va a llevar muy alto a su equipo. Para ellos es un partido a vida o de muerte y se van a dejar la piel. Nosotros tenemos que aguantar, estar cerca de ellos hasta el final y luego ver qué pasa.

¿Cómo está viendo esta temporada al Bilbao Basket? ¿Que le parece su rendimiento?

Está teniendo muchos altibajos. Individualmente es un gran equipo, pero a veces no es bastante. Aún tienen tiempo para mejorar.

¿Qué es lo que más le gusta del Bilbao Basket?

No hablo del equipo porque no estoy dentro y no conozco su situación, su día a día. La única cosa que puedo de decir es que tiene una afición increíble. Jugar con un ambiente así es muy bonito.

¿Qué le parece la progresión que ha seguido el club bilbaino, de conjunto modesto a finalista de la Liga ACB?

En la vida tienes que aprovechar las oportunidad que te llegan. El año pasado el Bilbao Basket aprovechó todas las oportunidades que le surgieron en el play-off. Completó una temporada regular correcta, nada especial, pero cuando llegó el play-off aprovechó todas las oportunidades que tuvo y llegó hasta la final. Lo que es seguro es que un equipo que no tiene calidad no llega a una final de la ACB.

En Bilbao usted ha completado muy buenas actuaciones personales.

Recuerdo especialmente una, justo después de Navidad (se refiere al duelo de la campaña 2008/09). Xavi Pascual tenia pensado darnos dos días de vacaciones para Navidad, pero después de la cena de equipo en esas fiestas Grimau y Navarro hablaron con él y al final nos dieron tres días, pero puso una condición: si perdíamos el siguiente partido, que era en Bilbao, teníamos que pagar 1.000 euros cada uno. Todos dijimos que sí y llegamos con sólo dos entrenamientos. El partido empezó muy mal, en la primera parte perdíamos por más de diez puntos y teníamos a Navarro en el banquillo por problemas físicos, pero al final metí cuatro o cinco triples (fueron seis de catorce intentos) y ganamos el partido. Por eso me acuerdo especialmente de ese partido.

Ha jugado en La Casilla y en el Bizkaia Arena y el año pasado, aunque no pudo jugar, estuvo en el pabellón nuevo el día que el Barça ganó la Liga. ¿Qué le pareció el ambiente y el público?

Lo he dicho antes. Jugar ante un ambiente como el del Bilbao Arena es lo máximo para un jugador.