BILBAO. Fue, simple y llanamente, indefendible. Superlativo. Letal. Extraordinario. Supremo. Cualquiera de estos adjetivos sirve para calificar la actuación protagonizada ayer por Nicolas Batum ante un Bizkaia Bilbao Basket que en ningún momento pudo pararle en cancha y que, por consiguiente, acabó mordiendo el polvo por primera vez en la Euroliga. Pocas veces en su historia han sufrido los hombres de negro semejante correctivo por parte de un solo jugador como ayer de la mano de este alero francés al que el lockout de la NBA ha sacado temporalmente de Portland para devolverle a su Francia natal. Anotó (26 puntos), reboteó (7 rechaces), repartió juego (8 asistencias), desquició a la retaguardia bilbaina (11 faltas recibidas), dirigió a media pista, lanzo contraataques, se involucró en labores defensivas y ejerció de líder sin que ninguna de las piedras que Fotis Katsikaris intentó colocarle en el camino pudiera hacerle tropezar. Álex Mumbrú cayó fulminado víctima de un primer paso supersónico y unas penetraciones que ni siquiera D'or Fischer fue capaz de bloquear en las ayudas -el catalán, además, acabó desquiciado en ataque, lanzando triples sin ton ni son en el último cuarto-, y Roger Grimau nada pudo hacer para frenarle al poste, estrategia usada por el galo cada vez que tuvo ante él al exjugador del Barcelona. Lo dicho, indefendible. Felino. Sublime.
Puede que el cierre patronal de la NBA se solucione la próxima semana y Batum vuele muy pronto de regreso a Estados Unidos, pero, como poco, se llevará al otro lado del charco su exhibición ante los hombres de negro, sobre todo en los dos minutos y medio finales en los que fue amo y señor de la situación. Los de Katsikaris, aunque fuera a trancas y barrancas, con unas sensaciones muy distintas a las del debut ante Olympiacos, consiguieron llegar vivos a esas alturas de partido (72-71), pero en esos 210 segundos finales, ante el naufragio de la escuadra rival, solo existió la figura del número 55 local. Dos jugadas de dos más uno finalizadas con maestría, un triplazo de ocho metros y dos tiros libres cimentaron un abrumador parcial de 15-0 que dejó con un palmo de narices a los visitantes y llevó el jolgorio al ruidoso graderío del Palais des Sports Jean Weille, que vio cómo su equipo, además de la victoria, amasó también un average más que interesante.
Poco más se puede decir para glosar el espectacular encuentro de Batum -sus 36 puntos de valoración le sirvieron para acabar siendo el MVP de la jornada-, pero reducir la derrota del Bizkaia BB a su colosal actuación sería tremendamente simplista. Y es que los hombres de negro también pusieron mucho de su parte para no regresar de Francia con una victoria. Su intensidad defensiva nunca estuvo a la altura requerida para detener las evoluciones de un rival con las ideas muy claras y al que, además, le sobra exuberancia física para aguantar este tipo de encuentros con el acelerador pisado a tope de inicio a fin. Además, al igual que ocurrió el domingo en el Palau, tres de sus puntales, como son Mumbrú, Aaron Jackson y D'or Fischer, no estuvieron a su mejor nivel, con el primero amargado por Batum, el segundo sin poder poner orden y concierto en los ataques visitantes ante la pegajosa y agresiva presión a la que le sometieron Linehan y Amagou y el tercero empequeñecido por un gigantesco Akingbala, principal compinche de fechorías de Batum.
Así, huérfana de timón, quilla y motor, la embarcación bilbaina acabó naufragando entre errores defensivos y ataques en los que o bien se cometieron demasiadas pérdidas o bien el enredo y la opacidad fueron las señas de identidad. Con estas bases, la irregularidad en pista fue compañera de viaje del Bizkaia BB. Chispazos de Jackson en el arranque, interesantes destellos de Vasileiadis y Raúl López en el segundo acto, notable eclosión de Marko Banic entre los minutos 25 y 35, pero muy poca continuidad en el juego y demasiados errores y regalos como para poder ganar un encuentro de Euroliga, sobre todo lejos del amparo del Bilbao Arena.
Escasa consistencia Y eso que fue el Bizkaia BB el que arrancó la contienda con mayor acierto. Suyas fueron las primeras ventajas (10-16), pero las pérdidas de balón, ocho en el primer cuarto, le impidieron romper el marcador y ofrecieron al Nancy la posibilidad de no despegarse en el luminoso. La situación se igualó en el segundo acto, en el que Dimitrios Mavroeidis volvió a vestirse de corto ofreciendo buenos minutos de refresco. La selección de tiro de los visitantes cayó en picado, Batum empezó a ser un constante dolor de cabeza para sus pares, Akingbala aprovechó los minutos de descanso de Fischer para dominar en la pintura y la contienda llegó a su ecuador con empate a 38 puntos.
La reanudación fue una calamidad para los visitantes. Varias pérdidas consecutivas, dos más uno permitidos, jugadas en las que se concedieron hasta cuatro rebotes ofensivos... El Nancy empezó a viajar a favor de viento y de resultado, pero el Bizkaia BB reaccionó merced al renacimiento de Banic, al que empezó a llegarle un surtido de balones que aprovechó con brillantez. El 61-64 ofrecía esperanza, pero varias malas defensas y el abuso de Mumbrú con los lanzamientos triples devolvieron el control a los anfitriones. Se acercaron de nuevo los hombres de negro hasta el 72-71, pero a partir de ahí solo existió el número 55. ¡Menudo Batumcazo!