Pau Gasol fuerza el séptimo partido

LOS ANGELES LAKERS: Fisher (4), Bryant (26), Artest (15), Gasol (17), Bynum (2) -cinco inicial-, Odom (8), Brown (4), Vujacic (9), Farmar (4), Powell (0), Walton (0) y Mbenga (0).

BOSTON CELTICS: Rondo (10), Ray Allen (19), Pierce (13), Garnett (12), Perkins (0) -cinco inicial-, Tony Allen (2), Davis (0), Finley (0), Wallace (0), Williams (0), Robinson (6) y Daniels (5).

Parciales: 28-18, 51-31 (descanso), 76-51, 89-67.

Árbitros: McCutchen, DeRosa y Mauer. Sin eliminados.

bilbao. Habrá séptimo partido. La final de la NBA tendrá que estirarse hasta sus últimas consecuencias. Nada de lo que ha ocurrido hasta ahora debería importar cuando la próxima madrugada Lakers y Celtics colisionen por última vez esta temporada y por quinta en un encuentro decisivo de la final. Pero un hecho sí puede tener influencia: la lesión del pívot céltico Kendrick Perkins, que puede ser grave y apartarle de la cita. Ocurrió en el minuto 6 del sexto partido. Los Celtics desconectaron y empezaron a pensar en ahorrar esfuerzos.

Enfrente, los Lakers habían salido a degüello, con unos suplentes que dieron los mejores minutos de la final y un Pau Gasol imperial (17 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias) que rozó el primer triple-doble de un jugador de los Lakers en una final desde que Magic Johnson lo lograra en 1991. Fluidos en ataque gracias al de Sant Boi e intensos atrás, los angelinos abrieron una brecha insalvable al descanso. Los Celtics vagaban sin acierto desde fuera y sin crear peligro dentro de la minada zona amarilla: los doce puntos de sus pívots fueron tiros abiertos de Garnett.

Pese a que todo se resolvió pronto, Phil Jackson exprimió a Bryant y Gasol buscando la ventaja mental para el duelo decisivo. 17 veces se ha llegado a él en 63 finales de la NBA, sólo dos desde 1994. Los Celtics han ganado las siete veces que se han visto en esa tesitura. Pero esta vez puede ser distinto. Perkins y su rodilla no entraban en el guión.