Nico Williams figura en la primera convocatoria diseñada por Valverde desde el 31 de agosto. Se antoja mucho tiempo sin competir para confiar en una reaparición estelar. De hecho, se desconoce qué plan le habrá preparado el técnico: titularidad con sustitución en la segunda mitad o un rato sobre la marcha y según cómo vaya el asunto. Se deposita en el extremo una fe ciega, como si fuera el remedio garantizado a todos los males, en especial a una inoperancia atacante cifrada en dos goles en 540 minutos. Pero serán necesarios más argumentos que la velocidad de Nico para impedir que los quince días posteriores al encuentro, sin liga en el calendario, discurran cual travesía por el desierto.

La vuelta a la rutina aparca lo excepcional, el festejo para ricos conocido como Champions. Esta tarde retoma el protagonismo la liga con el Athletic instalado en un equilibrio inestable, en riesgo de que la situación, más que complicarse en exceso, empiece a resultar cansina, desmoralizante. Los cuatro últimos marcadores han aplanado el suflé, no tanto por lo que han supuesto en la tabla como por la impotencia que denota el equipo. Europa sigue a tiro, a dos puntos, dato que relativizaría el impacto de la crisis de juego, pero esta sí genera preocupación y es por ello que convendría, dicho finamente, sumar los tres puntos a costa de un Mallorca con peor color aún.

Los de Jagoba Arrasate, en plaza de descenso, suman la mitad de puntos que el Athletic y su fútbol no provoca adhesiones precisamente. En este sentido, el cuadro isleño recuerda mucho al Girona, lo que alienta un indeseado presagio. Ayer recordaba Valverde que este es un duelo habitualmente igualado, muy cierto, incluso lo fue en la final de Copa, pero un leve golpe de viento basta para desdecir las previsiones montadas sobre la estadística.

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El poco tiempo transcurrido desde la visita a Dortmund asoma como un obstáculo extra, aunque el entrenador ya se encargó de rebajar el miércoles las cargas de trabajo de muchos de sus preferidos con la mirada fija en lo de esta tarde. Así, por descontado que Galarreta y Jauregizar formarán dúo para la doble función que exige el círculo central. El regreso de Areso o Yuri está garantizado, ambos saldrán con la misión de percutir y compensar las carencias localizadas en el área enemiga y sus aledaños.

Se apelotonan los inconvenientes en ataque. Al margen de la enésima lesión muscular de Sancet y la cantada ausencia de Berenguer, con un dedo del pie derecho inflamado, persiste el grave bajón del capitán. Iñaki Williams colecciona nueve titularidades, todas, y más allá de laboriosidad no ha aportado nada aprovechable relacionado con el gol. Similar valoración sirve para Maroan, mientras que Guruzeta y Navarro se han limitado a espolvorear algún detalle. Quizá el añorado Nico palíe este cúmulo de bajas por lesión o mala forma.