El Athletic sigue verde para citas exigentes
Se adelantó pronto con gol de Iñaki Williams que el PSV, sin hacer nada especial, consiguió remontar antes de la hora de un encuentro en el que se produjo el estreno de Areso
Cayó el Athletic en su visita al Philips Stadion, donde el vigente campeón holandés confirmó hallarse en una fase más avanzada de preparación que los hombres de Ernesto Valverde. Una derrota cocinada a fuego lento, a medida que el cronómetro avanzaba y sin que se apreciase un gran desequilibrio de fuerzas, pero de manera incontestable. Pese a que Iñaki Williams abrió el marcador en la primera oportunidad de la tarde, el PSV impuso su mejor condición física para empatar pronto y voltear el resultado antes de la hora de juego. Luego se asistió a situaciones de peligro en ambas áreas, si bien la impresión global sugirió que el Athletic necesita mayor rodaje para dar continuidad al juego que este sábado solo pudo exhibir a ráfagas.
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En fin, nada que se saliese de la previsión. Sucede que el rival se estrena en la competición una semana antes que el Athletic y el detalle a la fuerza tenía que reflejarse. La categoría del contrincante, inscrito en la Champions, invitaba a seguir con atención el desarrollo del envite, pero en estas fechas la talla de los equipos está muy mediatizada por el calendario de entrenamientos y amistosos. Basta con repasar los duelos que había gestionado el Athletic hasta este sábado: Ponferradina y Alavés, victoria y derrota, ambas por la mínima y alineando veintitantos hombres en cada ocasión. Con tales precedentes, no debe extrañar que este sábado volviese a perder, sobre todo porque enfrente hubo un señor equipo.
Areso no se guarda en su regreso
De modo que carece de sentido extraer conclusiones de un encuentro que incluyó algunos aspectos individuales a resaltar. Empezando por el debut del recién presentado Jesús Areso, que actuó en la segunda mitad, trató con relativa fortuna de desdoblarse a la mínima y hacer daño en posición de extremo. También se estrenó Jauregizar, incorporado a los entrenamientos más tarde que nadie, que dispuso de media hora, la peor porque los muchos cambios realizados a partir de la hora de juego no aportaron lo que el equipo hubiese precisado para inquietar al PSV.
En otro orden de cosas, anotar los problemas que llevaron a Paredes a solicitar el cambio, que más dieron la impresión de ser fruto del cansancio que de una lesión muscular. Y constatar que Vivian, lo mismo que Unai Simón, completó los noventa minutos. Por último, mencionar los apuros de Hugo Rincón en su batalla con Van Bommel, un conocido de los rojiblancos, pues jugó en San Mamés con el AZ Alkmaar en la Europa League. El joven lateral fue amonestado pronto y se expuso demasiado en un par de disputas, sin que el asunto fuera a mayores.
No necesitó el PSV hacer nada del otro mundo para satisfacer a su hinchada. Con mostrar seriedad en el plano táctico y explotar el puntito de ventaja en las piernas de sus futbolistas para proyectarse en ataque, le bastó. El Athletic enseñó asimismo algunos aspectos de su repertorio, ese fútbol intenso y ágil en la transición que fuerza mucho a los adversarios brotó por momentos. Pero a menudo faltó finura, precisión en las maniobras, lo cual aparte de deslucir el espectáculo impidió plasmar las buenas intenciones.
Lo dicho, este tipo de deficiencias son normales a estas alturas del verano, pero ahí quedó el tanto del capitán, como una muestra de que la relación del Athletic con el gol no requiere de prolegómenos. A la mínima, pone la pelota en la red, esta vez fue un cabezazo a saque de falta de Berenguer, quien se diría que no ha interrumpido el estado de forma que exhibió durante la pasada campaña. Hombre, no está como en abril, pero no disimula la enorme confianza que posee en sus recursos.
El acierto de Iñaki Williams nació de la nada y tres cuartos de lo mismo cabría aplicar al empate, obra de Plea. En los dos lances, la intensidad defensiva brilló por su ausencia, pero fue en adelante cuando anfitrión y visitante más se esforzaron por hacerse con el control. Lo consiguieron a medias y la igualada al descanso se antojó lógica. Después fue cuando vinieron las dificultades.
El PSV se adelantó gracias a un infortunado desvío de Prados que dejó a contrapié a Simón en un remate que, por lo demás, no entrañaba complejidad alguna. El Athletic transformó la mitad de su formación para la hora, mientras que el PSV mantuvo su fisonomía inicial hasta el minuto 75. Este detalle explica el desarrollo de la segunda mitad. Un bando tenía que refrescar sus filas para mantener el ritmo y evitar contratiempos; el otro asumía tranquilamente la exigencia del partido con el bloque de salida.
Prados, Iñaki Williams y Navarro, este con una volea a un lateral de la red a la salida de un córner, opositaron a establecer las tablas, que acaso no hubiesen hecho justicia a la dinámica del choque, pero tampoco contrariado excesivamente al personal. Simón, por su parte, dejó un par de muestras de su fiabilidad. El tono fue decayendo, el Athletic carecía de temple e ingenio para sorprender a un PSV que tampoco dio la sensación de estar muy por la labor de buscar algo que no fuese conservar la ventaja y retirarse así a vestuarios.