Dice Albin Larsson en tono socarrón que ni él ni sus hijos tienen los ocho apellidos vascos. Su acento sueco confirma sus palabras, pero la bandera del Athletic que colgará de su cuello el jueves revela que su corazón ya es un poquito bilbaino. Llegó a la capital vizcaina hace cuatro años junto a su mujer y su hijo recién nacido y en el botxo vino al mundo su segundo vástago, una niña. “No teníamos ningún vínculo con Bilbao, pero ahora creo que este es el mejor sitio del mundo para vivir. Es una gran ciudad”, asegura por la boca grande. Como lo hace quien está seguro de lo que dice.
Y como a Albin le gusta el fútbol y Bilbao no se puede entender sin él, ahora este escandinavo también es un poquito del Athletic. O bastante. Porque el próximo jueves (18.45 horas), el conjunto de Ernesto Valverde se enfrenta al Elfsborg de Suecia y, aunque Albin no puede –ni quiere– ocultar sus orígenes, su deseo es que los tres puntos se los lleven los leones: “Quiero que gane el Athletic porque vivo aquí y quiero que le vaya bien. Además yo no soy del Elfsborg, pero sí que me llama la atención y me hace ilusión que venga un equipo sueco a Bilbao. Obviamente tendré una conexión con los suecos; pero debería de ganar el Athletic, aunque no se puede relajar”.
Con la mejor compañía: su hijo
Tanta ilusión le hace el encuentro, que lo verá en San Mamés. Pero no lo hará solo. Su hijo Adam de cinco años estará sentado en la butaca de al lado, vestido entero de rojiblanco: “Voy al partido porque mi hijo es del Athletic y, aunque nació en Madrid y llegó Bilbao con apenas un año, tiene un vínculo con Suecia. Él irá con la camiseta del Athletic con su apellido detrás: Larsson, que es un apellido muy sueco y que además también tiene un jugador muy famoso que jugaba en el Barça (se refiere a Henrik Larsson); y yo iré con la camiseta de Suecia, pero también con la bufanda del Athletic”.
Será la segunda vez que padre e hijo acudan juntos al estadio puesto que la temporada pasada ya tuvieron la oportunidad de disfrutar de un encuentro de liga; sin embargo, Albin reconoce que esta ocasión no solo será especial por ser ante el Elfsborg, sino también porque ahora el pequeño Larsson será más consciente de todo lo que vivirá en el interior del estadio: “El año pasado era un poco pequeño para ir, pero ahora ya habla de fútbol, ya conoce a los Williams, ya tiene un vínculo con el Athletic por todo lo que vivió con el título de Copa y todos los festejos que hubo por la ría… Va a ser un partido muy bonito para nosotros porque además es contra un equipo de mi país”.
"Ahora entiendo el impacto del Athletic"
Y es que en los cuatro años que lleva en Bilbao, Albin ha podido disfrutar de algo que la afición rojiblanca llevaba esperando 40. Ganar la Copa y sacar la gabarra fue algo que la familia Larsson, aunque foránea, gozó como una vizcaina más. Es más, fue algo que ayudó al sueco a entender la idiosincrasia del Athletic, así como la importancia que tiene el club en su entorno: “Antes de vivir en Bilbao conocía que el Athletic era especial porque jugaba con futbolistas de la tierra, pero hasta que no vienes aquí no entiendes el impacto y el vínculo que tiene el equipo con la ciudad. He vivido en Madrid y en Barcelona y es totalmente diferente”. De hecho, Albin cuenta, divertido, cómo su hija de 3 años se aprendió el himno “de carrerilla” porque “se lo ponían en el bus, lo cantaban en el colegio, la ciudad se transformó… estaba todo el día: Aupa Athletic!”.
Pero una de las cosas que convierte a Albin en un bilbaino más es su deseo, como el de cualquier padre futbolero, de que sus hijos jueguen algún día en el Athletic: “No voy a negar de que es un sueño ver mi apellido en una camiseta del Athletic, pero no quiero ponerles presión, que disfruten porque ahora les gusta el fútbol a los dos pero después… no se sabe”, ríe. De esta forma, por el momento, los Larsson solo quieren una cosa: “Que el jueves haya muchos goles y que gane el Athletic porque sé que ver un gol en San Mamés será una gran experiencia. Algo que Adam no olvidará nunca”.