El Espanyol iniciará mañana sábado en San Mamés un exigente tramo del calendario. Athletic, Sevilla, Barcelona, Valencia, Girona y Celta serán sus siguientes rivales en el calendario. Los próximos encuentros evaluarán el estado de un equipo al que rodea el optimismo, que es decimocuarto en la clasificación de LaLiga EA Sports, con 10 puntos, cuatro menos que el conjunto bilbaino. Es hasta la fecha el mejor de los tres recién ascendidos a la máxima categoría, donde pretende consolidarse después del dramático descenso y de una campaña en la que, como afirma el técnico Manolo González, “solo valía ascender, no valía otra cosa”. Los antecedentes marcaban la obligatoriedad. Y es que el Espanyol ha logrado subir al año siguiente en las seis ocasiones que ha descendido a Segunda División. Un logro cuanto menos encomiable que a la par fija el nivel de exigencia de un club histórico en el panorama estatal.

Porque la historia también juega. Así lo reconoce el entrenador de Folgoso de Caurel en una entrevista concedida a El Progreso en la que habla de la exigencia de la entidad. “La presión aquí, desde que llegué, es enorme. El año pasado solo valía ascender, no valía otra cosa. Eso te pone en contexto de la dificultad, de la masa social y la historia de este club, que es potente e importante”, explica González, que recuerda que se trata de “un club de los siete que más partidos llevan en Primera División, y más temporadas. Eso habla de la importancia del club y de la presión que hay en el club. Cada día lo sentimos, que teníamos esa exigencia y obligación de ascender”. Una vez logrado el objetivo, comienza una nueva historia. “Y ahora en Primera es más de lo mismo, aquí no te vale dar un cinco, hay que dar un diez e intentar que el equipo haga la mejor temporada posible”, ahonda González. Y eso pasa, por supuesto, por lograr la permanencia y devolver al equipo a la rutina de la Primera División.

Con esta premisa lidia el vestuario periquito, que por otra parte afrontaba su retorno a la cúspide sin la figura del máximo goleador de la categoría de plata, Martin Braithwaite, que anotó 22 tantos el curso pasado antes de poner rumbo a Brasil para jugar en el Gremio. Además, el mercado de verano estuvo marcado por la austeridad. El Espanyol fue el único equipo de las grandes ligas que no invirtió un euro en reforzar su plantilla pese a las salidas del citado Braithwaite, Melamed, Víctor Ruiz, Keita Balde, Óscar Gil, Keidi Bare, Svensson y Lazo, en general piezas relevantes en la consecución del ascenso. En la época estival llegaron ocho refuerzos, siete en calidad de cedidos (Carlos Romero, Cardona, Alejo Veliz, Alex Král, Cheddira, Kumbulla y Ünüvar) y uno con la carta de libertad (Álvaro Tejero). Pero González ha tratado en cualquier caso de que la fuerza del equipo resida en el colectivo, en el esfuerzo de carreras largas y rápidas transiciones.

El contraataque, gran virtud

El preparador gallego propone un estilo de juego directo y de contraataque que le ha convertido en el segundo conjunto con más goles anotados en esta faceta (3), donde solo el Barcelona muestra un registro mejor (4). “Estamos cogiendo una idea de juego en la que nos sentimos cómodos, el míster nos lo ha transmitido así. Somos muy buenos corriendo al contraataque, también con balón”, valora Fernando Calero, transmitiendo el sentir del vestuario periquito, que en términos globales muestra satisfacción por la marcha del equipo.

Esta manera de jugar del Espanyol, en la que disponer de la pelota no resulta esencial, dado que presenta un 43% de posesión media, le ha brindado tres victorias (Rayo, Alavés y Mallorca), un empate (Atlético de Madrid) y cinco derrotas (Valladolid, Real Sociedad, Real Madrid, Villarreal y Betis). El triunfo en el último partido, frente al Mallorca (2-1), detuvo una racha de tres partidos perdidos que habían hecho saltar las alarmas, pero actualmente el equipo vuelve a respirar positivismo. Es el bálsamo que suponen tres puntos en una liga apretada en la zona media-baja. Al fin y al cabo, los blanquiazules están en posición de mantener la categoría con un colchón de cuatro puntos sobre el Valencia, decimoséptimo clasificado.

Si bien, el manual de González está reportando frutos de manera muy dispar: el Espanyol ha obtenido el 90% de sus puntos en el RCDE Stadium. Su fortaleza es tal a estas alturas de la temporada que figura como el sexto mejor equipo local de la liga. Por contra, el deber se encuentra en sus compromisos a domicilio, donde solo ha firmado un punto en sus cuatro desplazamientos. Solo el colista Las Palmas y el Valladolid, penúltimo clasificado, han sumado menos. Con 9 goles a favor y 13 en contra en el cómputo total, las cifras del plantel espanyolista se vuelven radicales lejos de Cornellà-El Prat, donde ha sumado un gol, que fue anotado en propia puerta, y ha encajado 6.

San Mamés será el escenario en el que el Espanyol tratará de mejorar sus números como visitante, lo que se antoja vital para perdurar en Primera. Pero en esta visita de mañana a Bilbao no podrá contar con su máximo realizador, Javi Puado, que con tres dianas en su haber no estará presente debido a que permanece inmerso en el proceso de recuperación de un esguince de ligamento de su rodilla izquierda.

Existe un dato que infunde ánimo en el Espanyol. Su última visita liguera a San Mamés se saldó por 0-1. Desde entonces lleva 13 partidos de la competición doméstica sin ganar (5 empates y 8 derrotas) contra alguno de los seis primeros clasificados.