San Mamés dio la bienvenida a Alex Padilla (Zarautz, 1-IX-2003) en un partido en el que el joven portero del Athletic, lejos de reflejar los nervios propios del debut en Primera División, se presentó en sociedad con matrícula de honor gracias a una parada para enmarcar. Con 1-0 en el marcador en los primeros minutos del segundo acto, después de completar una sobria actuación durante la primera mitad, se lució el guipuzcoano para negar un gol cantado a Aleñá y recibir su primera gran ovación en ‘La Catedral’.

El zarauztarra, que cumplirá 21 años el 1 de septiembre, debutó de negro en una apertura liguera que permanecerá de por vida en su recuerdo. Nunca olvidará Padilla, de madre mexicana y con experiencia internacional con la sub’19 de España y la sub’23 de México, una tarde en la que las forzadas ausencias de Unai Simón y Julen Agirrezabala le dieron la oportunidad de estrenarse en partido oficial como rojiblanco. Atrás quedó una gris pretemporada con 14 goles encajados en 6 partidos, números sin incidencia alguna que dieron paso a la prueba de verdad. 

A los 13 minutos, a un potente disparo escorado de Uche en posición antirreglamentaria respondió por primera vez con una perfecta estirada Padilla, quien volvió a transmitir seguridad poco después al lanzarse a los pies de Sola para evitar que el extremo azulón pudiera armar el disparo en un frustrado mano a mano. Fueron las dos primeras intervenciones del guipuzcoano, que no tuvo más trabajo en una primera mitad en la que el Getafe no le exigió demasiado y que se cerró con el gol de Sancet como único remate válido entre los tres palos. 

Confianza

Al término del encuentro, Padilla destacó ante los medios de comunicación que “antes de salir a calentar tenía algo más de cosquilleo en el estómago del habitual, pero desde el calentamiento hasta el final del partido he intentado estar concentrado. A pesar de recibir muchos goles en pretemporada mi confianza en mí mismo no había cambiado. Confío en mis habilidades, creo que soy bueno e intento mejorar lo máximo posible cada día”. “Se me queda un sabor muy agridulce por el empate”, finalizó Padilla, que no consiguió mantener su portería a cero en un sobresaliente debut en el plano individual en medio del pobre rendimiento ofrecido por el colectivo.