El persistente silencio de Nico Williams continúa dando pábulo a toda clase de especulaciones en torno a su futuro cuando faltan menos de diez días para el comienzo de la competición. Ese mutismo unido a los gestos que ha ido protagonizando, esas imágenes con su amiguito Lamine Yamal, con quien acaba de compartir unos días de vacaciones y que se repitieron hasta la saciedad durante la celebración de la Eurocopa, aparecen como los pilares sobre los que se ha edificado una historia cuyo fundamento es, como mínimo, dudoso.

El último rumor, del que muchos medios se han hecho eco, por supuesto aquellos que operan en el entorno del Barcelona, asegura que Nico Williams vestirá de rojiblanco al menos durante la temporada 2024-25. Todo parte de una nota firmada por Fabrizio Romano hace pocos días. El crédito que se adjudica al periodista italiano especializado en fichajes ha convencido a muchos de sus colegas de que el extremo no se moverá de Bilbao. Para reforzar su anuncio, Romano dejó caer que el Athletic estaba por la labor de revisar el contrato y procedería a elevar la ficha de Nico Williams. Nada mencionaba sobre la cláusula.

Lo cierto es que la espera sigue. Persiste el silencio del pequeño de los Williams que acaba de regresar a Bilbao, aunque se desconoce si piensa incorporarse al trabajo antes del día 12, fecha en que expira su permiso veraniego. Por cierto, ayer mismo Yamal se calzaba las botas por vez primera desde la final del torneo continental para entrenar con su equipo.

Otras fuentes aseguran que el agente de Williams, Félix Tainta, habría comunicado al PSG que su representado no tiene intención de mudarse a la capital francesa. De confirmarse esta versión, el interés adjudicado a Luis Enrique caería en saco roto y ratificaría, de paso, que realmente existió una consulta o sondeo por parte del PSG, que precisa abordar una operación atractiva a fin de atenuar el impacto de la marcha de Mbappé al Madrid. Lo más probable es que nunca se sepa si hubo o no conversaciones.

Con el discurrir de las semanas, la sensación creciente sugiere que si Nico Williams decide quedarse donde está, al margen de sus propios deseos, se debe a dos razones que en el fondo son la misma. O no ha habido un equipo del gusto del jugador que haya concretado una proposición o el equipo que pudiera hacerle tilín tampoco ha concretado una oferta, no se ha presentado con el taco para cerrar el acuerdo. En el segundo caso, hablamos del Barcelona, claro.

Dicho de otra manera, Nico Williams no ha respondido con una negativa a sus presumibles pretendientes porque, a efectos prácticos, nadie merece esa consideración. Desde luego, no la entidad presidida por Joan Laporta, quien no se ha cortado ante la prensa. Su insistencia en transmitir que el jugador le encantaba y que confiaba en que vistiese de azulgrana porque contaba con el dinero para abonar su precio de mercado (58 millones, según cuentan), además de enfriar el tema a medida que el tiempo pasaba, refleja la auténtica situación en que se halla inmerso el Barcelona. Perro ladrador…

La fragilidad financiera del proyecto presidido por Laporta no constituye ningún secreto. El dirigente catalán salvó los muebles con las famosas palancas el verano anterior, pero en la actualidad aún carga con un lastre muy pesado. Tiene problemas para deshacerse de futbolistas con sueldos de estrella que están descartados por el cuerpo técnico, así como para habilitar vías de ingreso que le proporcionen liquidez.

Por descontado que los bancos no van a adelantar la pasta a un club con demasiados frentes abiertos. Sin ir más lejos, ayer trascendió que la policía ha detectado ingresos por valor de casi tres millones de euros inicialmente no justificados en una cuenta a nombre de la pareja de José María Enríquez Negreira, exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros.

En fin, que se ponga Laporta como se ponga, y pese al apoyo explícito del presidente de LaLiga, Javier Tebas, que vería con buenos ojos que Nico Williams recalase en Can Barça para alimentar el pique Madrid-Barcelona y aspirar de este modo a contratos publicitarios y de televisión más suculentos, el Barcelona carece de recursos para atar la captación del futbolista.

La iniciativa encaminada a recuperar a Dani Olmo, que salió de la órbita azulgrana siendo un crío y, a sus 26 años, es una figura consagrada, se ha interpretado como una alternativa ante la imposibilidad de fichar a Williams. Puede que sí y puede que no. No obstante, son movimientos sin punto de comparación, puesto que Olmo ha expresado con nitidez que quiere volver a sus orígenes y el RB Leipzig, todavía su equipo, se aviene a negociar la cifra de traspaso. Como ocurre siempre, la voluntad del futbolista es determinante en este tipo de contextos y no se olvide que el alemán es un club con vocación vendedora.

En suma, pendientes de que Nico Williams diga esta boca es mía, son diversos y razonables los factores que apuntan a que no hay por qué temer que vaya a protagonizar una salida traumática del Athletic.