El regreso a Europa le pilla al Athletic un tanto ajeno a lo que significa competir en ese ámbito. Las seis campañas consecutivas en que el equipo se ha limitado a disputar los torneos domésticos, liga y Copa preferentemente, así como alguna edición suelta de la Supercopa, hacen que el grueso de los componentes de la actual plantilla no haya tenido la oportunidad de viajar demasiado por el continente. Una circunstancia que acaso ayudaría a entender el gran interés de Ernesto Valverde en la continuidad de Ander Herrera.
Gracias a sus años en el Manchester United y el Paris Saint Germain, sin olvidar lo que le tocó vivir en su primera etapa como rojiblanco, el centrocampista aparece como uno de los contados jugadores con una dilatada experiencia internacional a nivel de clubes. Las salidas de Iker Muniain y Raúl García agudizarían esa ausencia de contraste europeo generalizada en el vestuario del Athletic. Una realidad parcialmente compensada por De Marcos, Iñaki Williams y Lekue, los tres con más de 25 encuentros europeos. En un plano inferior se ha de citar a Yeray, Vesga, Yuri y Galarreta, que asimismo disfrutaron del privilegio de jugar partidos entre semana frente a conjuntos de otras ligas, aunque al igual que los anteriores fuese hace ya mucho tiempo.
También podría entrar en la lista Unai Simón, quien por su condición de asiduo en la portería de España luce una estadística relevante en el ámbito internacional. En menor grado, habría que nombrar asimismo a Nico Williams. Y, puestos, a un Dani Vivian recién convocado para tomar parte en la Eurocopa de Alemania, donde en teoría parte como suplente de Laporte, Le Normand y Nacho. Por último, mencionar que Álvaro Djaló, la única adquisición confirmada, que en el curso pasado intervino en la Champions defendiendo el escudo del Sporting Braga y pudo además estrenar su cuota goleadora.
En definitiva, Herrera aventaja holgadamente a la inmensa mayoría de sus compañeros con una hoja de servicios en Champions y Europa League que incluye un total de 64 actuaciones, repartidas entre Athletic (17), United (25) y PSG (22). En su recorrido asoman tres finales, la primera perdida con el Athletic de Marcelo Bielsa en el marco de la Europa League; la segunda en el mismo torneo, con los ingleses y a las órdenes de Mourinho, saldada con victoria sobre el Ajax de Amsterdam (2-0); la tercera, con los parisinos en la Champions que acabó en derrota por la mínima ante el Bayern Múnich.
Argumentos
Presumir que semejante bagaje haya pesado decisivamente en el criterio del entrenador para ofrecer una temporada más de contrato a Herrera, no sin el visto bueno de la directiva de Jon Uriarte, se antoja fundamentado. Solo el tiempo confirmará algo que de momento no pasa de ser una suposición, si bien valorando otros argumentos por qué no pensar que por ahí van los tiros. O, al menos, el mensaje institucional.
Hay que considerar que Herrera ha tenido un papel bastante alejado a lo que cabía prever cuando fue captado del PSG dos años atrás. Aquel movimiento se vendió como la adquisición de un futbolista que, con su acreditada calidad, contribuiría a elevar el tono futbolístico del equipo. Resulta innegable que el centrocampista brilló mientras estuvo integrado en la Premier, pues en Francia su protagonismo se resintió, fue paulatinamente decayendo. De hecho, acabó siendo apartado de la dinámica del grupo, en lo que se interpretó como una maniobra para forzar su marcha, que finalmente se produjo gracias a la llamada del Athletic.
A pesar de que, desde un comienzo, Valverde insistió en alinearle cada vez que estuvo apto, sus frecuentes problemas físicos se revelaron como una losa insalvable. Los números no mienten. En su primera campaña fue once veces titular, se quedó por debajo del millar de minutos y no logró terminar un solo partido. Sumados sus días de baja, salen cuatro meses al margen de las convocatorias. En mitad del ejercicio, la directiva anunció que ejecutaba la opción de compra y prolongaba su vínculo por un año más. El propio interesado salió a la palestra para negar la mayor, al asegurar que él tenía claro desde su aterrizaje en Bilbao que fichó para dos años porque sabía exactamente el dinero que percibiría en dicho período.
En el segundo año, la aportación de Herrera no mejoró sustancialmente. Sometido a un tratamiento específico a fin de minimizar las consecuencias de su fragilidad muscular, elevó sus cifras en 400 minutos para alcanzar los 1.235, con doce titularidades y cuatro partidos completos. Recapitulando: dos mil minutos raspados y veintitrés presencias en el once inicial a lo largo de dos campañas completas, describen a un jugador secundario. De modo que no queda más que imaginar que el interés del entrenador en su renovación está conectado a la experiencia en fútbol internacional que Herrera acumuló en el pasado y a que el Athletic está inscrito en la Europa League.