Es uno de los protagonistas en el media day organizado por el Athletic para hablar sobre la final de Copa del próximo 6 de abril en La Cartuja. Tiene la cita grabada a mente en la cabeza, pero los ojos solo se le iluminan, emocionados, al hablar de su hija.

A su pareja y a usted les cambió la vida hace poco, pues han sido padres. ¿Cómo lo llevan?

—Con intensidad (se ríe). Pero toda la temporada, que está siendo muy bonita en todos los aspectos. En lo deportivo nos está yendo fenomenal y en mi vida personal, muy contento. Está siendo duro, hay que decirlo. Te lo cuentan, pero hay que vivirlo.

¿Cómo se desenvuelve cambiando pañales?

—Pues se me da bien. La verdad es que no me lo esperaba, pero te tengo que decir que se me da bastante bien.

¿Les ha cambiado mucho la vida?

—Sí, te cambia. Te cuentan algunas cosas de cómo puede ser, pero yo, personalmente, los dos primeros meses los he sufrido.

Ojalá su hija venga con una Copa debajo del brazo, ¿no?

—Pues sí, ojalá. Sería redondear el año. Es lo que deseamos con todas nuestras fuerzas.

¿Cómo están viviendo todo el trajín previo a la final?

—La verdad es que tengo ganas de que llegue ya el día. Quieras o no, no se habla de otra cosa en Bilbao. Pero no solo en la calle, también en casa. Todos tenemos la final en mente. Es un partido muy, muy bonito, y la verdad es que estoy deseando que llegue.

¿En el vestuario también hablan de ello?

—Tengo que admitir que no se habla especialmente de la final. Sí que es verdad que es difícil evadirse, no os engañarnos, e igual ahora que se acercan los días sí podemos hablar de ella un poco más, pero vamos, nada fuera de lo normal.

En Mallorca les dan el papel de favoritos. ¿Qué le parece?

—No sé. Estamos intentando mantenernos un poco al margen. Pero el Mallorca viene de eliminar al Girona y a la Real Sociedad. Confiarse o pensar que somos favoritos creo que sería un error. La final está al 50%, sin ninguna duda.

Y que a un partido cualquier cosa es posible…

—Sí, así es. El Mallorca es un equipo duro, que defiende muy bien. Siempre nos ha costado hacerles gol. Es verdad que en San Mamés obtuvimos una buena victoria, pero los últimos partidos contra ellos han sido de 0-0, 1-1... y sufriendo. Sabemos que nos va a costar y, por lo tanto, tenemos que ir con todo.

El Mallorca no engaña a nadie en su forma de juego.

—Sabemos las dificultades que tiene superarles. Es un equipo muy trabajado defensivamente, muy intenso, con un balón parado bueno también. No nos podemos quedar con el partido de San Mamés, porque nos adelantamos pronto en el marcador y eso nos ayudó. Porque si los minutos pasan, ellos son un equipo que aguanta bien y no se pone nervioso. Con sus armas, creo que nos lo van a poner muy difícil.

De esa forma que dice, con mucha paciencia, fue como eliminaron en semifinales a la Real Sociedad.

—Ellos creo que también juegan con eso. No se ponen nerviosos, saben estar en bloque bajo defendiendo prácticamente todo el partido sin que les importe, y cuando tienen una, saben aprovecharla. Habrá que estar muy atentos.

Si por algo destaca el Mallorca es por su juego aéreo, lo que les exigirá un plus a nivel parado.

—Sí, es un equipo muy físico, muy fuerte. Sobre todo, como dices, por arriba. Pero el equipo está bien, estamos con buenas sensaciones, en buena dinámica, y creo que vamos a dificultarles mucho.

La lógica invita a pensar en que el Mallorca les dará el balón y les esperará replegados en su campo. ¿Imagina algo así?

—Yo creo que va a ir un poco por lo que hemos visto últimamente. Por cómo son, se plantarán en un bloque medio-bajo e intentarán, pacientemente, esperar a tener una buena contras, algún balón parado… Nosotros no tenemos que desesperarnos, tenemos que hacer nuestro juego, transiciones rápidas, e intentar que el partido no tenga poco ritmo, que no nos suele ir bien. A partir de ahí, atacar e intentar hacer nuestro juego. Robar, atacar y ser muy verticales.

No ha coincidido con Javier Aguirre, ¿pero qué conoce de su figura?

—Le conozco poco, pero todo el mundo habla maravillas de él. Además, se le ve un tío simpático siempre que sale en prensa, muy natural, campechano. Que es lo que nos gusta ver aquí también. Es alguien como muy normal. Habla de cosas cotidianas. Es un gran entrenador que saca un gran rendimiento de sus equipos.

¿El fútbol ha perdido esa normalidad a la que hace alusión?

—Creo que también con la edad uno se va soltando. Cuando eres joven intentas no meter la pata. Luego te importa un poco menos, hablas de manera más natural y te atreves a contar cosas que antes no te atreverías a contar.

¿Qué recuerdos le trae La Cartuja?

—Tengo recuerdos malos por las dos finales de Copa perdidas y buenos también por la Supercopa ganada. Pero es un campo que me parece muy frío, no me transmite nada. La pista de atletismo, tanto para el jugador, para sentirse cerca a la gente, como para el espectador, que se siente muy lejos del terreno de juego, no me gusta. Pero es lo que hay. Intentaremos enchufar a nuestra gente rápido y seguro que vamos a sentirnos como en casa.

Ha citado las finales perdidas. Se acostumbra a decir que de las derrotas se aprende. ¿Son palabras huecas o realmente hay algo de verdad en ello?

—No lo sé. Lo que sí que sé es que somos un equipo mucho más maduro en ese sentido. Nos ha servido para aprender, a tomarnos también estas semanas con otra mentalidad.

¿Normalizándolo?

—Sí, eso es, haciendo que sea todo más normal. Siento que el equipo está mucho más preparado esta vez. Espero que se cumplan esas buenas sensaciones que tenemos.

A nivel personal, empezó la temporada a gran nivel, pero las lesiones le han frenado. ¿Lo ve así?

—Sí. Y también es cierto que en general el rendimiento que está dando la gente este año está siendo muy bueno. Cuando tuve la lesión entró Beñat (Prados) a un grandísimo nivel. Es un chaval que ha trabajado mucho aquí durante estos meses al principio y se lo ha ganado a pulso, por supuesto. Ahora me toca, desde otra posición, aportar cuando salga. Y bueno, espero ser importante de aquí a final de temporada.

El rendimiento que está ofreciendo Beñat Prados, al menos desde fuera, está siendo una sorpresa muy grata. ¿Dentro del vestuario también ha sorprendido?

—Yo tengo que admitir que sí. No porque no le viera capaz, sino porque es complicado que sea tu primer año en el primer equipo y salir y mantener ese nivel de 8-9 en todos los partidos. La verdad es que es algo muy positivo para el Athletic. Estamos encantados.

Y por la parte que le toca, ¿cómo está viviendo el hecho de haber perdido ese protagonismo que tuvo al inicio?

—En el Athletic ya me ha tocado vivir este tipo de situaciones.

Aunque normalmente era a la inversa. Comenzaba como suplente las temporadas y alcanzaba su mejor momento coincidiendo con la parte final de las mismas…

—Eso es verdad. Lo llevo como todos. Vengo de ser importante y de jugarlo prácticamente todo, y no es fácil pasar a no participar, pero soy bastante cabezón y me mantengo preparado en los entrenamientos para cuando me toque.

¿Ha hablado con Ernesto Valverde sobre su situación?

—No. Y tampoco creo que tenga que explicarme nada. Se trata de estar preparado para cuando me necesite.

¿Qué le aporta Valverde al equipo?

—Mucha normalidad y tranquilidad. Ya se le ve cuando habla ante la prensa. Y con nosotros es igual, un tipo muy tranquilo. A los jóvenes también les viene muy bien.

¿Imagina cómo puede ser la final?

—No. Aunque cuando te imaginas algo siempre aparecen cosas bonitas en la cabeza. Espero que el equipo rinda como lo ha hecho todo el año. Que demos nuestro nivel. l