Como si de una irreductible aldea gala se tratara, Kortezubi volverá a tener un espacio privilegiado dentro de Athletic Hiria. Será de la mano de Txomin Bilbao, un aficionado rojiblanco que ha unido su pasión por el fútbol y la gastronomía con la organización de paelladas en las últimas finales a las que ha llegado el equipo de sus amores. Tras estar presente en Valencia, Madrid y Barcelona, en esta ocasión se ha propuesto dar de comer a un centenar de hinchas vizcainos en Sevilla. “Nuestra intención es seguir con la tradición”, apunta este productor, recién jubilado tras haberse dedicado toda su vida, en cuerpo y alma, al baserri Lapikote. “Es la leche, nos juntamos un montón de personas”, añade Bilbao, a quien le cuesta decir que cada vez que se suma un comensal a la lista. 

Para poder establecer su particular Kortezubi Hiria dentro de la fan zone del Athletic, Txomin Bilbao contará con la alianza del Ayuntamiento de Kortezubi, que le proporcionará sillas y mesas suficientes como para poder dar de comer a 80 personas. “Hasta ahora hemos podido organizar estas comidas sin grandes problemas aunque no fuera un espacio autorizado. Nos hemos colocado en una esquina del recinto”, explica el anfitrión, quien reconoce que en Madrid se acercaron los municipales un par de veces. El próximo 6 de abril el reto será mayor. Las paelladas de Txomin Bilbao se han hecho conocidas y además de sus familiares y su propia cuadrilla, los amigos de sus tres hijos -Xabi, Arkaitz y Maider- tampoco quieren perderse la cita. “Habrá que hacer dos turnos para comer. Iremos sobre la marcha, a saber todos los que se querrán apuntar a última hora...”, supone. 

Para poder organizar todo, Txomin Bilbao se desplazará en una furgoneta que irá bien cargada de litros de cerveza, vino, txakoli... “Lo ponemos todo en baldes con hielo”, apunta el productor que, según sus primeras estimaciones, necesitará 20 kilos de arroz. Para “vestir la mesa” el aperitivo se aderezará con un buen jamón, además de una ensalada de kilómetro cero -por supuesto- y, de postre, servirá queso con membrillo. “Y siempre hacemos alguna fantasmada. Cuando fuimos a Barcelona llevamos tres bogavantes de 2,5 kilos. Este año no podremos porque están más caros que en navidades, pero ya he encargado diez centollos grandes y langostinos”, avanza el anfitrión que, por todo lo que ofrece, cobrará un precio prácticamente simbólico que rondará los 15 euros por cabeza.

Otras finales “Siempre damos la nota”, reconoce Txomin Bilbao, quien recuerda cómo la primera vez que organizaron un festín de estos fue en la final contra el Barça en Valencia, en 2009. “Me he dedicado a las flores y tengo amigos íntimos en Valencia. En esa ocasión, la paella la hizo uno de estos amigos y nos la trajeron. Comimos en un bar junto a Mestalla”, explica el productor, quien revela que convencieron al propietario para que les cediera un espacio en la terraza con el argumento de que iban “a consumir mucho”. Es la única vez que ha visto una final en vivo y en directo. “Un catalán me vendió cuatro entradas a precio de venta”, explica este athleticzale. 

Tres años después, en Madrid, la paella fue por su cuenta. También en Barcelona, en 2015. En cada una de estas finales las comidas de Txomin Bilbao -que a pesar de ser de Ibarruri (Muxika) ha llevado el nombre de Kortezubi a todas las fan zones-, han ido cogiendo fuerza. En estas dos últimas citas, de hecho, ha contado con la presencia de uno de los vecinos más insignes de la localidad, José Antonio Basteguieta, más conocido como Marko, exalcalde de Kortezubi. El fervor futbolístico de este productor lo ha llevado también a la final que jugó el Alavés contra el Barça, en Madrid, en 2017. “Fui con unos amigos riojanos y uno de ellos era hermano de uno de los componentes de En TolSarmiento”, narra este aficionado, cuyo banquete aparece inmortalizado en el videoclip de Ametsetan de dicho grupo.

En Sevilla

“Prácticamente ninguno de los que vamos tenemos entrada”, concreta sobre la final de Copa que ahora atisba en un horizonte cercano. Pero presenciar el partido desde La Cartuja no es lo más importante. El anfitrión pretende pasar un día en el que la euforia colectiva sea tan contagiosa que, ya con los estómagos llenos, puedan desgañitarse para animar a su equipo. Por de pronto, Txomin Bilbao podrá disfrutar del partido con toda su familia en Sevilla. “Recuerdo que fue en la final de Barcelona cuando conocí a Saioa, mi nuera”, evoca sobre esa final del Athletic en la que aún no podía imaginar que la próxima vez que volviera a un Athletic Hiria, nueve años después, sería con sus dos nietos, Markel, de tres años, y Julen, que cumplirá el año en un par de semanas. “Todos nos esforzamos en transmitir la ilusión del Athletic a los niños. Siempre se ponen la camiseta del equipo para ver los partidos, aunque sea por la televisión”, explica Bilbao.

Este forofo no es de los que venden la piel del oso antes de cazarlo. De momento, sus miras están puestas en Sevilla. ¿Y si el Athletic gana la final? “Haremos una paellada en El Arenal”, bromea el productor, consciente de que las medidas de seguridad, en caso de que la gabarra surque la ría, impedirían la organización de una comida de estas características. Su próxima ilusión, de hecho, es mucho más factible y no depende de una eventual victoria del equipo de Valverde. “Tengo ganas de llevar a Markel a San Mamés, me encantaría ver un partido en directo con él”, confiesa.