Una de las aspiraciones de todo entrenador en el diseño de la plantilla consiste en disponer de dos alternativas de fuste por demarcación. Un objetivo difícil de lograr con jugadores específicos en todas y cada una de las posiciones, que se subsana con gente capaz de desempeñar dos o más funciones. Como esta posibilidad no es aplicable a la portería, tarea reservada a especialistas, en este caso el planteamiento ideal es tan elemental como inhabitual: contar con dos porteros de primer nivel.

En el Athletic se trata de una realidad palpable. Tener en nómina a Unai Simón y Julen Agirrezabala garantiza que el puesto está perfectamente cubierto. Ambos han sido internacionales en categorías inferiores y el primero mantiene dicha condición en la absoluta de España, donde se halla asentado. De hecho, a día de hoy no se le adivina una competencia que amenace tal privilegio. Desde la perspectiva del club, la situación resulta envidiable. Otra cosa es que sea posible prolongarla en el tiempo.

Simón, de 26 años, y Agirrezabala, con 23 cumplidos esta semana, poseen contrato hasta junio de 2025. El problema radica en que, dado que lógicamente solo hay sitio para uno en la alineación, quien no actúa de continuo debe cargar con un rol muy secundario. Y hay que considerar que son dos hombres que por su juventud tienen ante sí un porvenir muy dilatado. Como poco, una década por delante para desarrollar su carrera profesional de no mediar una lesión grave. Lo que está por ver es si la jerarquía que en la actualidad rige en el Athletic, con visos de perpetuarse, es asumible para el que ejerce de suplente.

De momento, Agirrezabala parece destinado a participar en la Copa y a permanecer a la espera de que su compañero sufra algún percance, lesión o sanción, para entrar en partidos de liga. Una política de reparto de responsabilidades bastante común, que opera en la mayoría de los equipos y que también aplica Ernesto Valverde. Bueno, no fue exactamente así a lo largo de la temporada anterior, pero sí en la presente.

Durante la campaña 2022-23, Agirrezabala sumó quince partidos, más de la mitad de los que constan en sus estadísticas en el primer equipo (26). Aparte de monopolizar las eliminatorias del torneo del K.O., siete encuentros en total, intervino en ocho de liga. En febrero, Simón ingresó en la enfermería y el donostiarra pudo enlazar hasta seis apariciones en liga. Lo curioso fue que, con el alta médica en la mano, Simón fue suplente en una jornada. Además de que había respondido a la exigencia, la disculpa para que Agirrezabala conservara el puesto fue que tres días después tocaba afrontar la vuelta de la semifinal copera con Osasuna, cita que le correspondía.

El Athletic quedó apeado de la Copa y cuando todo indicaba que el año había acabado para Agirrezabala, Valverde decidió concederle dos citas más en el último tramo del campeonato de liga. Apariciones inesperadas que tuvieron lugar en la peor fase del curso, con el equipo perdiendo fuelle, alejándose poco a poco de la meta que se había marcado, la ansiada plaza continental.

Huelga comentar que los hechos apuntados suscitaron cierta controversia. Flotó la impresión de que la propiedad de la portería era un tema por despejar. Preguntado al respecto en diversas ocasiones, el técnico ha explicado que él está abierto a cualquier opción. No obstante, ahora se antoja muy complicado que de nuevo se le ocurra relegar al banquillo a Simón coincidiendo con un compromiso liguero. Más que nada porque el portero titular del Athletic viene ofreciendo un nivel extraordinario, que le ha hecho acreedor a los mayores halagos.

La estupenda trayectoria del conjunto desde agosto se entiende mejor a partir del rendimiento del meta alavés. Dicho de otra manera, un considerable porcentaje de los puntos que figuran en el casillero rojiblanco son sin duda fruto de las intervenciones del portero, pese a que el foco mediático insista en enfocar a los futbolistas de ataque.

Retomando el hilo, en la hipótesis de que Simón continúe intratable y a sabiendas de que, tal como ha expresado en reiteradas oportunidades, su máximo deseo sea defender el escudo del Athletic hasta su retirada del fútbol, el margen de progresión de Agirrezabala se antoja mínimo. Excesivamente estrecho para alguien que ha exhibido argumentos sólidos para defender la portería del Athletic o de cualquier club de élite.

Quizás, por edad y pensando en el corto plazo, aún sea prematuro que Agirrezabala plantee una solución drástica. Claro que, no podría extrañar que negociase con Ibaigane mediatizado por el legítimo afán de reivindicarse. En síntesis, que no se resigne a ser segundo plato e intente articular una fórmula que le permita labrarse un futuro en otra parte.