Descontado Iñigo Ruiz de Galarreta, que finalizaba contrato en el Mallorca y fue captado como una alternativa inmediata para el centro del campo, la plantilla del Athletic se ha completado en la actual temporada con una serie de novedades sin contraste en la máxima categoría. Es una práctica habitual cada verano la promoción de jóvenes cedidos o que llegan directamente del filial. Se trata de Imanol, Prados, Nolaskoain y Egiluz. Cabría agregar los nombres de Adu Ares, pese a que este pudo estrenarse al final de la campaña anterior y dispuso de 87 minutos distribuidos en nueve partidos, y de Unai Gómez, que no tuvo tanta fortuna, pues quedó inédito pese a figurar en ocho convocatorias.

Los citados representan una camada de futbolistas formados en el club y tienen en común la condición de meritorios. Su primera tarea consiste en asimilar ritmos de trabajo que superan lo que conocen de sus experiencias previas. La pretemporada, con sus amistosos, es el marco donde se van poniendo al día. Una vez arranca el campeonato, lo normal es que se les adjudique el rol de suplente. Se ponen a la cola, van accediendo a las convocatorias y aguardan turno para participar en la competición. Esto último suele depender de la disponibilidad de los compañeros que atesoran una trayectoria en el equipo. De momento, su lugar es el banquillo.

Desde mediados de agosto, el Athletic acumula trece jornadas de liga y una ronda de Copa. Un tramo de calendario relativamente corto, insuficiente para extraer conclusión alguna y, sin embargo, instructivo. Válido para constatar la dificultad que entraña el salto a la élite, proceso que puede durar meses, o años, hasta certificar el asentamiento y la continuidad del jugador. Si se produce, claro, que no siempre ocurre. Abundan los precedentes en este sentido, chavales que son cortados porque los responsables estiman que no alcanzan el nivel requerido.

Ahora mismo no se intuye que los recién llegados vayan a ganar protagonismo en el corto plazo. Aparte del criterio que sobre su potencial se haya formado Ernesto Valverde, no cabe obviar que la trayectoria del equipo supone un obstáculo para gente que aún se encuentra en fase de aprendizaje, sin rodaje en el primer escalón de este deporte. El Athletic ha respondido hasta la fecha, en su hoja de servicios prevalecen los resultados positivos, ni siquiera se observan altibajos pronunciados en el itinerario y ha sabido rentabilizar sus actuaciones menos lúcidas con un notable acopio de puntos.

Semejante contexto tiende a reducir las opciones de los jóvenes. Sería la lectura más ajustada a la realidad. Si bien, partiendo de dicha premisa, también podría barajarse la teoría opuesta: una situación deportiva exenta de dificultades siempre favorece el fogueo de los meritorios. El debate estaría pues servido y la pelota, en el tejado del entrenador. Pero se antoja improbable que se le pidan cuentas por esta cuestión mientras el equipo siga avanzando por la buena senda.

Con viento de cola, la problemática que plantean los jóvenes pierde relevancia en favor del interés general del equipo. Si el bloque de los asiduos en las alineaciones satisface la expectativa, parece razonable que Valverde insista en la apuesta por esos hombres y se dedique a repartir ratitos entre el resto. Por cierto, tampoco todos los que se sientan en la banda son críos.

Los datos individuales de los últimos en incorporarse al grupo son elocuentes. Disputados 1.260 minutos entre liga y Copa, al margen de añadidos arbitrales, el más utilizado es Imanol (259). La particularidad del lateral zurdo es que, ausente por lesión Yuri, asomó en las tres primeras citas, luego desapareció hasta que dos meses más tarde otro contratiempo del titular le devolvió al once. Jugó completo el partido ante el Valencia, acusó la inactividad y en adelante su lugar ha sido para Lekue.

La circunstancia del segundo de esta relación, Prados (217), es muy distinta. Jugó entera la eliminatoria de Copa y en liga suma 127 minutos en siete jornadas. Ha ejercido más de lateral derecho que de centrocampista, su posición natural, y también fue central por la izquierda media hora frente al Valencia. Es decir, que su contacto con la competición es más frecuente, pero más complejo, aunque él no desentone.

La casuística se amplía con Unai Gómez (188), que debutó contra el Madrid siendo titular, lo que repitió solo en Copa. Media docena de sustituciones y un gol, frente al Betis, conforman su tarjeta. Ha jugado de enlace, de medio y escorado a la izquierda.

Los tres que faltan ilustran ejemplos casi testimoniales y asimismo singulares. Egiluz (72) fue titular en la Copa y punto. Ha entrado en la lista cuatro veces más, pocas dado que es un central específico y Yeray se ha perdido nueve compromisos. La de Nolaskoain es la historia de una larga lesión, traducida en cuatro convocatorias y 90 minutos en el torneo del K.O.

Y queda Adu Ares (105), acaso el tema menos comprensible. Los hermanos Williams acaparan las bandas y Berenguer es el recambio de guardia, pero la inmensa mayoría de los relevos en segundas partes afectan a la gente de ataque y Adu Ares, a quien Valverde quiso probar el curso anterior, ha permanecido amarrado al banquillo un total de doce compromisos. Lleva 23 minutos en liga y en su estreno como titular fue al autor de los dos goles ante el Rubí.