El partido con el Barcelona dejó un buen puñado de temas abiertos, susceptibles de ser analizados más a fondo. La confirmación de que el Athletic atraviesa su peor racha de resultados, un empate con el Getafe, derrotas contra Real y el conjunto azulgrana y una única victoria a costa del Almería. Los dos partidos perdidos pueden incluirse en un cálculo razonable dada la entidad de los contrincantes y, además, cabe extraer conclusiones positivas de la actuación en el Olímpico de Montjuic. En el orden individual, están las lesiones de dos jugadores que venían participando, Herrera y Yuri, pero aún se desconoce su alcance.
El hecho de que ni Muniain ni Raúl García asomasen también sería motivo de reflexión, al igual que el debut de Adu Ares, que saltó del banquillo diez minutos antes que Berenguer. O que el entrenador prefiriese recurrir a Lekue en la banda izquierda para cubrir la precipitada marcha de Yuri, en vez de decantarse por Imanol, un lateral zurdo específico. En fin, estos y otros temas de diversa índole dieron forma a un partido que, pese al signo del marcador, demostró que el equipo posee potencial para competir en cualquier escenario y ante adversarios punteros.
Es posible que la lectura global de lo ocurrido en la noche del domingo tienda a pecar de generosa porque no tuvo ni punto de comparación con el cariz de la inmensa mayoría de los precedentes. El Barcelona sufrió, tuvo serios problemas para sumar los tres puntos y el Athletic, mientras le duró el gas, acertó a desplegarse como se espera de un conjunto que opta a plaza europea. No obstante, quedó patente la imposibilidad de mantener el pulso en los noventa minutos. Después del descanso se registró un giro en el guion, imperceptible al principio, más evidente a cada minuto que pasaba. La luminosidad previa mutó a un tono gris, que se fue progresivamente apagando hasta desembocar en la habitual oscuridad en feudo culé.
Retomando el apartado individual, procede resaltar que Unai Simón cuajó un gran encuentro. Uno más, se dirá, siendo muy cierto. A él se debió que el triunfo del Barcelona se materializase a diez minutos de la conclusión y no antes. Fueron más, pero como mínimo protagonizó cuatro paradas que entrañaban enorme dificultad. De esas que no se le exigen a un portero, pero que él empieza a coleccionar como parte de su rutina.
El cuarto con más paradas
El Athletic solo ha recibido diez goles, ninguno en la mitad de las diez jornadas celebradas. En la categoría, solo Real Madrid, Atlético de Madrid y Las Palmas presentan un registro mejor en este capítulo. Ahora bien, ninguno de los porteros de los tres clubes citados, aparece en el ránking de los porteros con más intervenciones por delante de Simón. De ello se deduce que es clave en el balance defensivo de los rojiblancos. Sin desmerecer la labor colectiva en la contención o el comportamiento de aquellos hombres que ocupan las posiciones más próximas al área propia, el panorama sería bien distinto de no mediar la aportación de Simón. Las estadísticas oficiales le adjudican 38 paradas. Únicamente Jorgensen (Villarreal) y Dimitrievski (Rayo) le anteceden, con 44 y 41. En su mismo escalón se hallan Remiro (Real) y Conan Ledesma (Cádiz). A Oblak, por ejemplo, se le asignan trece paradas menos y al hombre que porta los guantes en el equipo canario, cuatro menos. En el Madrid no cabe apelar a los datos porque han alternado Courtois, Lunin y Arrizabalaga.
Curiosamente, Simón no ha dejado de recibir críticas por lances concretos que han subido al casillero de los rivales. Que si salió tarde en Anoeta para enfrentarse a Oyarzabal en el mano a mano que el capitán donostiarra tradujo en el 3-0; que debió aguantar en el área chica ante la llegada en solitario de Marc Guiu, autor del 1-0 en Montjuic. Bueno, ya se sabe que la severidad del escrutinio al que se somete a los porteros ni por asomo guarda proporción con el juicio a los jugadores de campo. Si se aplicase idéntico rasero, cuántos delanteros vivirían inmersos en una depresión de caballo.
Existen excepciones. Quizás Iñaki Williams sería un exponente adecuado de lo que significa para un hombre de ataque estar permanentemente señalado por los remates que efectúa y no terminan en la red. Tuvo épocas en que no le salía nada, se tiró dos años sin marcar en San Mamés y su media anotadora ejerciendo de delantero centro ha solido estar casi siempre por debajo de lo deseable.
Pero si algo caracteriza al mayor de los hermanos Williams es la perseverancia, una fuerza de voluntad a prueba de bomba. Contra el Barcelona se resintió el nivel que venía dando. Es posible que su reubicación como ariete le perjudicase, pues acostado en la banda ha lucido como hacía tiempo que no ocurría. Sin descartar que le pasasen factura sus recientes compromisos con Ghana, con un viaje transoceánico por medio que a nadie favorece.
El calendario
Partidos hasta el próximo parón
Athletic-Valencia día 29 de octubre
Rubí-Athletic 1 de noviembre (Copa)
Villarreal-Athletic 5 de noviembre
Athletic-Celta 10 de noviembre