San Mamés, factor clave y diferencial en la primera victoria del curso, aprieta de verdad. Más, si cabe, en plena Aste Nagusia. Muerde. Intimida. Va en su genética. No puede entenderse como algo novedoso en un club centenario que está ligado a su gente, al pueblo en definitiva. Herritik sortu zinelako maite zaitu herriak. Lo dice el himno y se demuestra un día sí y otro también cuando el fútbol, el Athletic, se cita con La Catedral, donde ha nacido, para más inri, una renovada forma de sentir y proyectar las emociones que provoca un escudo que va irremediablemente pegado al pecho. En realidad, lo nuevo resulta ser lo antiguo. Lo primero. Lo de siempre. Una grada popular que supera las 4.000 almas y que tiene vida propia. Vaya si la tiene. No se trata de un mero y corriente espacio en el que aunar gargantas para gritar bien fuerte bajo el liderazgo de un maestro de ceremonias con micrófono en mano. Va más allá. Es mucho más. DEIA, que vivió desde sus entrañas el intenso choque contra el Valencia, el cual arrancó en las calles de Bilbao hora y media antes de que el balón echara a rodar con la kalejira organizada por Iñigo Cabacas Herri Harmaila, puede dar fe de ello como testigo directo.

La Herri Harmaila, banderas y tifo mediante, volvió a dar un espectáculo de principio a fin para impulsar al Athletic

Dentro de San Mamés, antes de que la temperatura subiera sobre el césped, los preparativos, banderas y tifo mediante, amenizaron con mayúsculas los minutos previos al inicio del espectáculo. El espectáculo, en realidad, vuelve a ser doble cuando el Athletic actúa en casa arropado por su irreductible ejército de fieles. Uno está en el verde y el otro, especialmente, en Tribuna Norte Baja. Es allí donde, de pie, sin descanso ni tregua, se suda la gota gorda con gusto para llevar en volandas a los jugadores. Lo agradecen los mismos, así como el cuerpo técnico liderado por Ernesto Valverde, encantados todos con una nueva Herri Harmaila que no se permite el lujo de parar de animar ni un solo instante. "¡Vamos, que no decaiga esto!", lanzaba desde detrás de la portería defendida por Unai Simón en la primera mitad el encargado de llevar la voz constante para iniciar cada cántico destinado a encender la caldera de San Mamés.

Y así fue. La afición, enchufada en todo momento, arropó a un equipo que hizo saltar de alegría al respetable por primera vez en la temporada gracias a un zapatazo de Alex Berenguer. Estalló la grada popular para cantar el primer zarpazo del ejercicio, suficiente para sumar los tres puntos en un encuentro que tuvo emoción y suspense hasta el final.

Juventud y veteranía

Con los nervios a flor de piel, a pesar de ser solo la segunda jornada de liga, la experiencia de los más veteranos se entremezcló con la entrega sin condiciones de los más jóvenes, que sufrieron y disfrutaron al mismo tiempo mientras el reloj corría con el marcador a favor. El 1-0, tantas veces reflejado en el luminoso en grandes noches vividas en San Mamés, hizo que la parroquia bilbaina echara el resto impulsada por una grada popular que cumplió con creces su cometido. Lo hizo en el estreno liguero con el amargo premio de un punto y volvió a hacerlo este domingo con un botín mayor que dejó más que satisfechos a los propios aficionados y a los futbolistas.

“Que la gente venga a vivir el partido como una fiesta e intervenga así nos va a dar muchos puntos”, asegura Valverde

También, cómo no, a Valverde, quien remarcó tras el envite ante el Valencia la importancia de la Herri Harmaila. Que la gente venga a vivir el partido como una fiesta e intervenga así nos ayuda y nos va a dar muchos puntos a lo largo de la temporada, porque participan activamente en el resultado, que es algo que conseguimos entre todos”, aseguró el técnico rojiblanco. Genaro Gattuso, a los mandos del Valencia, quedó impresionado: “Era la primera vez que venía aquí, porque como jugador no pude hacerlo y mi reconocimiento para la afición del Athletic. No es fácil jugar aquí”.