NTRE las pocas ventajas objetivas que a estas alturas del calendario concede el hecho de pasar tres semanas sin competir, casi la principal sería que supone un plazo extra para recuperar lesionados. Claro que no es lo mismo un jugador que aún no ha podido intervenir en partidos y otro que ingresó en la enfermería tras haber participado en la dinámica del equipo, tanto en entrenamientos como en citas oficiales. Son situaciones distintas y los más penalizados son aquellos que permanecen inéditos, como sucede con Yeray Álvarez y Yuri Berchiche. En cualquier caso, el paréntesis corre a favor de la gente que trabaja para obtener el alta y ponerse a disposición del entrenador. Es el caso de un Asier Villalibre que en las últimas sesiones en Lezama ya se ha ejercitado en el exterior. Si todo transcurre con normalidad, figurará en la próxima convocatoria.

El sábado 23, cuando el Villarreal visite San Mamés, hará un mes que Villalibre está de baja. Recibió un golpe en el muslo izquierdo frente al Rayo Vallecano. El parte médico hablaba de lesión de carácter moderado. Este contratiempo, que podría saldarse con su ausencia en los cruces con Valencia y Alavés, viene a significar otra piedra en el camino de Villalibre por hacerse un hueco en el equipo. El ariete no logra afianzarse. Jugó con asiduidad en la parte final de la pasada temporada, pero en la vigente ha sido un habitual del banquillo. Marcelino apostó de entrada por la pareja Sancet-Iñaki Williams y cuando el primero se lesionó escogió la alternativa de Raúl García. Villalibre solo tuvo minutos en las segundas partes.

En la semana que el Athletic afrontó tres partidos, Villalibre accedió a la titularidad en el segundo, frente al Rayo y, pese a que estuvo sobre el campo los noventa minutos, al día siguiente se anunció que debería parar por el problema descrito. Total, que por una cosa u otra, su protagonismo no pasa de discreto. Similar apreciación podría aplicarse a su rendimiento. Su innegable laboriosidad apenas le ha cundido. Acaso su suerte hubiese cambiado si llega a materializar la oportunidad que en el tiempo añadido tuvo en el Metropolitano. Picó en exceso el remate sobre la salida de Oblak y el partido concluyó con empate a cero.

A la hora de juzgar la aportación de Villalibre no puede obviarse el papel que le ha asignado Marcelino, así como que los compañeros que actúan con mayor frecuencia en la delantera tampoco han aprovechado su privilegiado estatus. No obstante, es evidente que al de Gernika le toca esperar turno, dado que no figura en una posición ventajosa en las preferencias del técnico.

sin continuidad

Recién cumplidos los 24 años, en la ficha de Villalibre aparece que esta es su quinta campaña en el Athletic. Conviene matizar que debutó antes de la veintena y luego fue cedido a tres clubes de Segunda, donde no le fue muy allá. Explotó en su retorno al filial, Ibaigane le extendió un contrato largo y fue en el verano de 2019 cuando ya se integró definitivamente en el vestuario de los mayores. Por lo tanto, está en su tercer curso consecutivo en el equipo. Nunca ha tenido una continuidad que favoreciese su asentamiento. Sirva para ilustrar lo dicho que en el ejercicio precedente intervino en 44 ocasiones, pero únicamente fue titular en veinte y más de la mitad repartidas en dos tramos, poco antes de la destitución de Gaizka Garitano y justo después de las finales de Copa, en una etapa donde Marcelino repartió minutos entre los jóvenes.

Los dos entrenadores que le han dirigido en este tiempo reconocen en Villalibre al ariete específico de la plantilla. Por sus cualidades, sería el más dotado para moverse en el área, aunque ha dejado muestras fehacientes de que posee un repertorio más amplio que el de un especialista en el remate. Sin embargo, la escasa producción goleadora que arrastra el Athletic desde que Aduriz dejase de rendir a su nivel no ha favorecido sus opciones hasta la fecha. Constatar que Villalibre se encuentra ahora cerca de la edad en que el propio Aduriz, al igual que Urzaiz o Llorente, los delanteros referenciales de este siglo, dejaron de ser promesas para convertirse en piezas relevantes en el Athletic.