Hasta ayer domingo el Athletic de Marcelino García Toral nunca había empatado sin goles. Al técnico no le gustó el marcador, tampoco a Eduardo Coudet, quien en todo caso albergaba más motivos para el descontento. Lo que no admite duda es que la decepción fue el sentimiento que interiorizó el aficionado en general y en particular el seguidor rojiblanco. Acostumbrado a divertirse o cuando menos a quedar satisfecho por la actitud ambiciosa de su equipo, más allá de que en varios encuentros su esfuerzo no se tradujese en victoria, esta vez le dejó con el cuerpo destemplado. En Balaídos se asistió a un combate nulo, siendo el Athletic quien más contribuyó a ello con un juego vulgar, siempre o casi actuando en un plano inferior al de un Celta sin gracia que no obstante mostró más intención y convencimiento. Hay días que salen así, torcidos, flojos, días donde apenas es posible rescatar aspectos que permitan identificarse con el trabajo de los jugadores, días que aconsejan pasar página rápido y meter lo presenciado en el cajón del olvido.

A quien no siguiese el partido, el hecho de que los dos entrenadores coincidiesen en aludir, así de refilón, al horario le ofrece una idea aproximada sobre la escasa enjundia del choque. Los que se mantuvieron fieles a la cita sentirán cierta envidia del que prefirió ocupar ese par de horas del mediodía con otro tipo de entretenimiento. Las características de los contendientes, normalmente echados para adelante en el sentido de que están aleccionados para perseguir el gol, auguraban un duelo interesante, vistoso. La verdad es que el comienzo no defraudó, pero pronto se apreció que el Athletic era incapaz de cogerle la medida al rival, así como que las maniobras de este eran más aparentes que efectivas. Asier Villalibre agarró una volea rabiosa tras un bonito toque de Alex Berenguer y enseguida replicó Iago Aspas en una contra que Santi Mina, en el área chica, culminó en semifallo. Lo previsto, pensarían más de dos, pero qué va. No pasó de ser un espejismo.

Las imágenes del Celta - Athletic. Fotos: Athletic ClubAunque se registraron varios acercamientos más, casi ninguno con visos de subir al marcador. Puestos a escoger, uno del Athletic a la media hora que reunió a los mismos protagonistas. Berenguer avanzó con la zaga gallega descolocada, sirvió a Villalibre y este se la devolvió a la altura del punto de penalti. El goleador no cogió postura, llegó tarde y escupió un remate muy defectuoso. El Celta se había adueñado de la iniciativa, insistía en salir combinando y salvaba con cierta holgura la presión avanzada del Athletic. Los de Coudet se afanaban en ser fieles a su personalidad. Mucha elaboración y muy participada, con apoyos continuos para el poseedor, pero sin apenas inquietar. En parte esto se debió a que los rojiblancos fueron cediendo metros y especialmente a que tuvieron en Yeray a un coloso. Él solo se bastó para enmendar cualquier descoordinación o despiste, que los hubo. Por ejemplo, a cargo de Nuñez, un par que no son de recibo.Con todo, el balance defensivo fue el argumento al que se aferró un Athletic que consiguió así compensar la torpeza de que hizo gala en sus turnos de posesión, con una irritante facilidad para arruinar todo intento de pasar a dominar e incluso lances propicios para profundizar en ventaja. Unai López ejercía de contrapunto en el desbarajuste, se le veía con chispa, pero la ausencia de socios le acabó engullendo. Raúl García erró prácticamente en cada decisión, por algo Marcelino ordenó a Iker Muniain que se pusiera a calentar un rato antes del intermedio. Morcillo fue intrascendente frente a Kevin, un lateral sin rodaje. Dani García se dedicó a funciones de contención y los laterales, en vista del panorama, fueron reculando y optaron por guardar su zona. Ni sombra del conjunto decidido, vertical, insistente. Fue una versión muy rebajada del Athletic habitual, sin caer en el caos ni nada parecido, pero que básicamente vivió pendiente del Celta y sus juegos florales, puesto que con Aspas muy vigilado, a Denis, Brais y Nolito, por sí solos, les cuesta un mundo desequilibrar en la zona de gestación de peligro.cada vez más espesoEn la fase previa al descanso, con los rojiblancos más asentados, no ocurrió nada digno de mención. La pelota estuvo más repartida, siempre en el espacio comprendido entre las áreas. Saltó Muniain en el segundo acto y lo hizo en el carril central. Buscaba Marcelino crear dudas en el Celta, restarle comodidad, construir jugadas que sacasen al equipo de su terreno con margen para progresar. Quiso el capitán y no pudo. Tapia, un muro, le ató en corto. De modo que después entraron Williams y Vencedor, pero ni se notó. El partido se fue espesando, al bloqueo propio se agregó la nulidad del anfitrión, cuyo ritmo se fue pausando, lo cual dejó en evidencia, más si cabe, su déficit de filo. Total, que los mencionados Tapia y Yeray marcaban la pauta. Villar y Simón, meros figurantes.Podrían haber estado Athletic y Celta tres horas más sobre el césped de Balaídos y la cosa hubiese terminado como terminó. Por subrayar algo del segundo tiempo: un pase paralelo de Aspas que cruzó el área sin encontrar receptor y una acción de Berenguer de similar corte, aunque lo suyo más pareció un remate que un centro. A esto se redujo el capítulo de situaciones comprometidas para los porteros. Los suplentes de los dos bandos se limitaron a camuflarse y pasar desapercibidos en un insulso ir y venir que a ninguna parte conducía. No aportaron soluciones y los que jugaron desde el inicio parecieron conformes con un reparto de puntos intrascendente en términos clasificatorios, que les deja más varados que antes en tierra de nadie. Celta y Athletic se marcharon a la ducha sin satisfacer las expectativas.CELTA: Iván Villar; Kevin Vázquez, Araujo (Min. 85, Aidoo), Murillo, Aarón Martín; Tapia, Brais Méndez, Denis Suárez (MIn. 77, Fran Beltrán), Nolito (Min. 77, Augusto Solari); Iago Aspas y Santi Mina (Min. 68, Facundo Ferreyra).ATHLETIC: Simón; Lekue, Nuñez, Yeray, Balenziaga; Berenguer (Min. 79, De Marcos), Unai López (Min. 69, Vencedor), Dani García, Muniain; Raúl García (Min. 46, Muniain) y Villalibre (Min. 69, Williams).Árbitro: Jaime Latre (Comité Aragonés). Amonestó a Santi Mina, Kevin Vázquez, Murillo y Coudet (entrenador), del Celta; y a Unai López, por parte del Athletic.Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de LaLiga Santander, disputado en Balaídos a puerta cerrada.

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Berenguer sirvió a Villalibre y este se la devolvió a la altura del punto de penalti. El goleador no cogió postura, llegó tarde y escupió un remate muy defectuoso. Yerayun coloso.escoordinación o despisteNuñez, un par que no son de recibo. balance defensivo argumento al que se aferróAthleticUnai López ejercía de contrapunto en el desbarajusteRaúl García erró prácticamente en cada decisiónIker Muniain que se pusiera a calentar un rato antes del intermedio

cada vez más espeso

Saltó Muniain en el segundo actoBuscaba Marcelino crear dudas en el CeltaQuiso el capitán y no pudo.El partido se fue espesando

tres horas más sobre el césped de Balaídos y la cosa hubiese terminado como terminó.elta y Athletic se marcharon a la ducha sin satisfacer las expectativas.

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