ASIER Villalibre siempre lleva la trompeta en la maleta. Por si las moscas. No vaya a ser que gane un título y no se tenga con qué celebrarlo. Pero para el viaje a la Supercopa, ese que para el Athletic comenzó el pasado miércoles, la incluyó en su equipaje con un mimo especial. Como si supiera que la iba a hacer sonar. Porque el gernikarra es de esos delanteros que tienen gol, chispa e intuición. Y por eso ayer en La Cartuja resonaron los acordes de la victoria rojiblanca. Y es que, apenas pitó Gil Manzano el final de la apoteósica prórroga, el delantero corrió hacia la banda, se hizo con su instrumento y comenzó a tocar. Fue la sonata del segundo título del Athletic La canción de una Supercopa que los leones conquistaron tras doblegar al Real Madrid y al Barcelona. A los dos gigantes del fútbol estatal. Por eso, la trompeta de Villalibre silbó el domingo odas a la épica, los versos de David contra Goliat. Y a su alrededor congregó a la plantilla entera. A toda la manada de leones, que saltaron al ritmo de la melodía del nuevo 20

No es la primera vez que el gernikarra saca la trompeta a bailar. Lo hizo para llamar al equipo a la vuelta de los entrenamientos tras el parón obligado por la pandemia, lo hizo para conmemorar el Día Internacional del Euskera y lo hizo para celebrar el pase a la final de Copa tras la semifinal ante el Granada. Y todo parece indicar que tampoco será la última. Porque al Athletic todavía le queda un título en juego esta temporada. Esa esperadísima final ante la Real Sociedad. Y seguro que Villalibre ya está ensayando para no desentonar.

De hecho, el domingo el delantero rojiblanco no solo no desafinó. Sino que fue uno de los más acertados. Y es que el gernikarra es de esos delanteros que salen de revulsivo y realmente revolucionan. Aunque su expresión facial ni se inmute. Saltó al césped de La Cartuja en el minuto 83 por un Raúl García que lo intentó por todos los medios, con garra y corazón; pero al que el VAR le arruinó la noche. Así que el 20 pisó el verde cuando el Barcelona se encontraba a siete minutos de tocar el trofeo de la Supercopa, con un 2-1 en el marcador que no reflejaba lo vivido en el campo, pero que dictaba sentencia. Se colocó como referencia ofensiva junto a Iñaki Williams y, la primera que tocó, la mandó para dentro. Fue tras un centro medido de Muniain. Fue el revivir del Athletic. Fue el aire para su trompeta.

la primera de Messi

En el 93, Williams hizo el golazo de la victoria. Un trallazo por la escuadra que Ter Stegen solo pudo admirar. Pero la noche volvería a poner a Villalibre en el foco. Porque la gloria del gernikarra no terminó con su diana. Y es que el 20 Peleó todo, mordió todo y corrió todo. Fue muy pesado. Tanto que, con el encuentro acercándose al ocaso, cuando el luminoso de La Cartuja marcaba el 120 de partido, Messi perdió los estribos y de un golpe le tiró al suelo. Tanto el balón como Gil Manzano estaban muy por delante de ambos; pero el VAR llamó al colegiado y este, tras la revisión en su televisor, no lo dudó: mano al bolsillo y roja directa. De esta forma, Villalibre forzó la primera expulsión de Messi con el Barcelona después de 753 partidos defendiendo la camiseta culé. Así, Villalibre provocó que el argentino, que no lanzó ni una sola vez entre los tres palos, escenificara con su arrebato la impotencia del Barcelona.

Villalibre saltó al césped en el minuto 83 y siete después aprovechó un buen centro de Muniain para forzar la prórroga

El delantero gernikarra fue protagonista en la primera expulsión de Leo Messi con la camiseta del Barcelona después de 753 partidos