Escuchar que el partido ha sido igualado se hace muy cansino si en cada derrota se utiliza a modo de atenuante. Tras el derbi con la Real, Garitano, Muniain y Sancet, que fueron los que hablaron, se apuntaron a la idea de que el Athletic no fue peor que el rival cuando a los ojos de muchos espectadores la realidad fue bien distinta. Cansa la ausencia de autocrítica y perspectiva en el seno del equipo más que nada porque resulta que ha perdido la mitad de los partidos, ocho de dieciséis, que se dice pronto. Habrá veces en que pueda apelarse con algún fundamento a ese argumento, pero lo normal en competición es que el marcador sea consecuencia directa de los méritos.Con poco más de un punto obtenido de cada tres en juego, el Athletic sigue incrustado en un amplio pelotón, ahora de diez equipos, metido en un pañuelo de cuatro puntos. Muy cerca ya del ecuador liguero, se halla a tres puntos del descenso, mientras que la sexta posición le queda ya a siete y será inevitable que poco a poco vayan abriéndose huecos en la tabla. De no elevar la cadencia de puntuación, los rojiblancos se exponen a pasar la temporada en zona de nadie, como mal menor, y de momento no se perciben síntomas que auguren una reacción: en las cinco últimas jornadas presentan un balance de un triunfo, dos empates y dos derrotas, el peor hasta la fecha. Entre mañana y el sábado se enfrentan a Elche, Barcelona y Atlético de Madrid, un tramo que podría agudizar peligrosamente la actual sensación de precariedad.

Quizá no sea así, dado que al parecer Garitano por fin ha caído en la cuenta de dónde se localiza la principal limitación del equipo para sacar adelante sus compromisos: "En el último tercio del campo". Nunca antes había sido tan explícito para referirse directamente y en tono crítico a la línea que ocupa esa zona del campo. Es posible que el derbi colmase su paciencia, pese a que no sea el primer partido que acaba sin un solo remate a portería en noventa minutos. Ha habido varios días en que únicamente anotó uno o dos remates dirigidos entre los tres palos. Datos que ilustran qué hay detrás del déficit de goles a favor que viene de lejos.

El declive y la despedida de Aduriz o la falta de delanteros específicos (mientras Villalibre se consumía en el banquillo) fueron durante largo tiempo las disculpas de Garitano para explicar el porqué de la escasa pegada de los suyos. El jueves ofreció una reflexión novedosa y que se ajusta mejor a los hechos constatados a lo largo de muchísimos meses, no solo en la campaña vigente, y que en estas páginas se ha apuntado reiteradamente.

Lo curioso fue que empezó recordando que contra la Real alineó a Vencedor y Vesga por tratarse de los centrocampistas que "mejor sacan la pelota". Podría discutirse porque Unai López posee asimismo capacidad para agilizar la distribución de juego, pero en cualquier caso es cierto que está insistiendo (hasta en cinco oportunidades) con dicha pareja desde la goleada al Betis a mediados de noviembre. La faceta creativa en la media reclamaba una revisión y Garitano se atrevió a prescindir de Dani García, siempre intocable en su pizarra, promocionando de paso a un chaval con proyección.

Es indiscutible que ahora el Athletic lleva más el balón a ras de césped, se despliega con cierto criterio y en algún partido o por fases se beneficia de ello para generar acciones profundas. Sin embargo, a tenor de los resultados, la medida se ha revelado insuficiente. Y el motivo de esto está conectado con la segunda parte de la reflexión del entrenador: "Tenemos más problemas en el último tercio del campo. Ahí es donde se decide el fútbol y donde están los problemas de creación". Era evidente, pero nadie lo diría repasando las alineaciones y los análisis de Garitano que, incluso en la tesitura de tener que admitir que sus favoritos en ataque no estaban carburando, aprovechaba cada turno para echarles flores y subrayar su extraordinario peso específico en el equipo.

Que si Williams crece, el equipo también; que si Muniain es básico porque nos da cosas que nadie más puede; que si Berenguer€ En fin, este trío ha coincidido en seis jornadas de las ocho más recientes y en el plano individual son quienes acaparan más minutos de entre las múltiples alternativas que ofrece la plantilla para el desempeño de las funciones que se les encomiendan. Pero su abultada participación guarda poca correspondencia con su trascendencia en el juego y sus aportaciones objetivas. Es lo que vino a reconocer Garitano mientras rumiaba el revés ante al Real.

En teoría, están llamados a establecer diferencias, a decidir con goles o acciones que se los faciliten a otros compañeros, de ellos se espera que arrastren al resto y que brinden un rendimiento regular con el que avalar el distinguido estatus de que gozan en los planes del entrenador y, en dos de los casos, en la jerarquía económica y social alentada por el club. En la práctica, es habitual que ejerzan un rol discreto, cuando no deficiente, solo resuelven de Pascuas a Ramos, decepcionan con frecuencia, desatienden labores colectivas y complican la vida al resto, no disimulan sus limitaciones físicas y por todo lo enumerado su protagonismo supone un agravio para otros miembros del grupo. Garitano fue más fino, pero no dijo nada que no se ajuste a la verdad.

Lesionado tras salir desde el banquillo. Unai López, que tuvo que dejar el terreno de juego durante el derbi a los 17 minutos de salir desde el banquillo al caer lesionado, sufre un esguince de carácter moderado en el ligamento lateral interno de su rodilla izquierda, según indicaron ayer los servicios médicos del Athletic, por lo que el centrocampista causará baja en los próximos partidos -al menos ante el Elche, Barcelona y Atlético, que se disputan en los próximos nueve días-. El donostiarra no está teniendo suerte esta temporada, ya que Unai Vencedor y Mikel Vesga le han ganado la partida y están contando con muchos más minutos que él. Está por ver si Unai López llega a la semifinal de la Supercopa ante el Madrid del día 14.