Iñigo Vicente (Derio, 6 de enero de 1998) se ha hecho, como se dice en el argot, un futbolista con pelo en pecho. Su experiencia en el Mirandés el curso pasado en calidad de cedido le ha servido para curtirse en el fútbol profesional. Ya no es ese imberbe que regresó a Lezama después de salir en edad infantil y reivindicarse en el Danok Bat. A sus 22 años, este futbolista diferente quiere dar un paso adelante, después de que haya cumplido sus expectativas en el conjunto de Andoni Iraola en la exigente Segunda División, con el añadido de saborear las semifinales de Copa con el conjunto burgalés. "Soy más maduro, tanto en lo personal como en lo futbolístico. He crecido mucho y entiendo mejor los conceptos en situaciones de juego", expresó hace cuatro meses en una entrevista concedida a este diario en pleno confinamiento por culpa de la pandemia del covid-19, que ha puesto al planeta patas arriba, el fútbol incluido. Iñigo Vicente ha regresado al Athletic y en su mente solo convive una idea: se quiere quedar. "Cuando vuelva a Lezama voy a pelear para ganarme un puesto", avisó en la misma entrevista.

El derioztarra lo tiene metido entre ceja y ceja. Desea triunfar en el Athletic y en lo personal: "Quiero ser el mejor en todo, siempre quiero ganarlo todo, quiero meter el mayor número de goles, de asistencias...". Iñigo Vicente asume que esta pretemporada le debe marcar un antes y un después. Se trata de una reválida. No hay marcha atrás. Su objetivo es quedarse en el primer equipo y los indicios apuntan a que así será. Gaizka Garitano aún no se ha pronunciado sobre el futuro del futbolista, pero en el seno de Lezama dan por hecho que no se moverá. Gran parte de ello dependerá del propio Iñigo Vicente, que volvió a casa una vez que el Mirandés se quedó sin opciones de entrar en el play-off de ascenso a LaLiga Santander y que prácticamente ha renunciado a sus vacaciones estivales para centrarse en llegar a este mes de agosto en el mejor punto físico posible. Por ello, el de Derio ha apostado por coger carga de trabajo a las órdenes de un preparador durante poco más de dos semanas, consciente de que debe finiquitar posibles déficits para competir en la máxima categoría.

Iñigo Vicente es un inconformista. Se exige día a día, descubren en su entorno. Ha puesto toda la carne en el asador para convencer a Garitano que ya le tuvo a sus órdenes en el Bilbao Athletic, pero el técnico rojiblanco se ha reencontrado con un futbolista que ha ganado en madurez. Dicen que apenas puede conciliar el sueño cuando pierde un partido, que ve un montón de encuentros, que analiza todos los detalles€ También es autocrítico. El momento es clave para el derioztarra, que tiene firmado con el Athletic hasta el 30 de junio de 2023 con una cláusula se rescisión que se eleva a los 40 millones de euros. Esta pretemporada debe servir de catapulta hacia su soñado debut como león. Se conocen sus virtudes y su polivalencia, ya que puede jugar en cualquiera de las dos bandas, en la media punta e incluso como segundo delantero. Con todo, su mayor aval lo proporciona la confianza en sí mismo y su fortaleza mental.

la prueba del algodón

El destino suele ser caprichoso e indomable. Iñigo Vicente regresa a Lezama después de haber cumplido sus expectativas en el Mirandés, en el que participó en el último curso en 32 partidos oficiales y con una tarjeta de cinco goles, tres de ellos en liga, además de firmar varias asistencias, una de sus mayores virtudes. "Es un jugador que tiene mucha velocidad mental, que le gusta estar en contacto con el balón y con una capacidad de decisión en milésimas de segundo", expresan en Lezama, donde se espera que el derioztarra dé ese salto cualitativo que se intuye. Le toca pasar la prueba del algodón. El hecho de que Iñigo Córdoba tenga que reincorporarse con demora, por culpa del positivo por covid-19 que ha dado junto a Iñaki Williams, Unai López, Unai Núñez, Gaizka Larrazabal y Ohian Sancet, y de que Ibai Gómez permanezca dos semanas en el dique seco a causa de la fractura de la clavícula derecha que se produjo la semana pasada permiten que Iñigo Vicente pueda asomarse desde el primer amistoso que disputarán los leones este mismo sábado en Las Gaunas frente al la UD Logroñés, recién ascendido a Segunda División, y en el que Gaizka Garitano sacará sus primeras conclusiones pese a la ausencia de los seis infectados y de otros cuatro lesionados.