ÓSCAR de Marcos se encontró ayer con la complicada papeleta de sustituir a Ander Capa, uno de los laterales diestros más en forma de la liga. El carrilero de confianza de Gaizka Garitano, aquel que había encandilado a San Mamés con actuaciones memorables, que logró el único tanto ante el Sevilla y que había disputado como titular seis de los siete encuentros jugados por el Athletic tras el confinamiento. Este curso, la banda derecha del Athletic era territorio de Capa, sin embargo, una lesión muscular en el abductor hizo que el portugalujo se cayera de la convocatoria ante el Levante. Así que era el turno de De Marcos, un jugador de características parecidas, pero de otra época. De campañas anteriores a Garitano. El alavés entró en La Nucía cerrando una defensa inédita hasta el momento y se marchó como la nota más positiva del encuentro -más allá de los tres puntos que mantienen vivo al Athletic en la lucha por la séptima plaza-.

Porque De Marcos asfaltó el verde de su banda para convertirla en una autopista. En el carril de aceleración de un encuentro que, por lo demás, se jugó a un ritmo más calmado. Más lento. Pero el alavés no es un jugador sosegado. Es de físico y piernas. De subir y bajar. Y eso es lo que hizo ante el Levante, sobre todo en una primera mitad donde las fuerzas todavía eran plenas. Así que De Marcos tiró de empeño para frenar los intentos de Rochina, Morales e incluso Campaña; pero no solo corrió para que el Levante no marcara más tantos que el de Enis Bardhi, sino que también lo hizo para que el Athletic se pusiera por delante en el luminoso. Para que Raúl García se lanzara directo a por el Zarra con su doblete. Porque ayer De Marcos demostró que el fútbol también depende de la fe y de las ganas y pavimentó su autopista para firmar los dos últimos pases para el navarro. Dos asistencias con las que el Athletic sigue de lleno en la lucha por Europa.

De hecho, De Marcos entró al encuentro concentrado. Con las ideas claras. Con la intención de mantenerse fuerte atrás pero, siempre que fuera posible, hacerse la banda. Aprovechar el espacio que dejaba un Williams que tendía a correr hacia el centro. Y, así, tras una buena conexión con el 9 rojiblanco, el de Biasteri llegó hasta el área rival. Levantó la cabeza y puso un centro a media altura que intentó alejar Rubén Vezo con la cabeza, con la mala suerte de que el despeje cayó a los pies de Raúl García, quien no perdona. El navarro agradeció el regalo con su primer gol de la tarde, empalando el balón hacia el poste derecho de la portería defendida por un Aitor Fernández que no pudo hacer nada. Era el minuto 4 y una subida de De Marcos había dado la primera alegría a los de Garitano. Pero no iba a ser la última. Porque en el 46, segundos antes de que Alberola Rojas pitara el camino hacia los vestuarios, una nueva internada del alavés provocaría el décimo quinto tanto de Raúl García en esta liga.

Un despeje de Aitor Fernández, que irónicamente quiso mandar lejos de sus dominios el peligro, cayó en los dominios de Unai Núñez, muy seguro en el eje de la defensa rojiblanca. El central vizcaino despejó el balón con un cabezazo que le llegó a De Marcos, fuera de su sitio tras una galopada ofensiva. El lateral estaba bien presionado, pero miró de reojo a Raúl García, que ya se desmarcaba; y con la puntera fue capaz de darle una asistencia de mediapunta. Un pequeño toque, delicado, sutil, pero suficiente para que la pelota avanzara al ritmo del goleador del Athletic, que con una preciosa vaselina superó la salida del guardameta levantino.

Iñigo martínez, sancionado

La segunda mitad fue más complicada para un De Marcos poco acostumbrado a la titularidad esta temporada. El alavés se asoció bien con Williams y Muniain, los atacantes que se fueron alternando en esa banda derecha, pero los problemas llegaron más en defensa. De hecho, las lesiones de Capa, Yuri y Yeray provocaron que Garitano tuviera que sacar una zaga inédita este curso. Con De Marcos y Balenziaga en los carriles y con Iñigo Martínez y Unai Núñez en el centro, el cuarteto superó las pruebas de la primera parte, aunque en la segunda sufrió más, sobre todo tras la salida de Roger Martí. El máximo goleador del equipo rival centró las miradas y los esfuerzos de los visitantes, aunque finalmente fue Bardhi, tras un pase atrás de Borja Mayoral, quien metió el miedo en el cuerpo al Athletic en el tramo final del encuentro. Pero el orden defensivo funcionó. Está por ver qué hace Garitano el jueves sin el sancionado Iñigo Martínez.

Con dos pases de gol a Raúl García, De Marcos pasa con nota la complicada papeleta de sustituir en el lateral a Ander Capa

Garitano dispuso por primera vez esta temporada una defensa compuesta por el alavés, Unai Núñez, Iñigo Martínez y Balenziaga