UNA música lúgubre, triste, gris, como el cielo plomizo de Valladolid, recibió a los aficionados del Athletic, pura ilusión, que aún ayer seguían pellizcándose para comprobar que lo acontecido el jueves en el estadio de Los Cármenes de Granada no fue un sueño. Aunque tuvo mucho de milagro, obra de Yuri Berchiche cuando todo parecía perdido, fue real como la vida misma y su zurdazo clasificó al conjunto rojiblanco para su cuarta final de Copa de los últimos once años. Casi nada. En Sevilla espera la Real Sociedad en un derbi que será histórico por novedoso y por todo lo que habrá en juego, pero hasta el 18 de abril, una fecha marcada en rojo desde semanas atrás, al Athletic y a su sufridora afición les aguarda una especie de pretemporada que arrancó ayer en Valladolid. Primer punto de partido en el largo viaje a Sevilla.

Muchas de las conversaciones en los coches o autobuses camino de Pucela, una de las plazas más agradables de cuantas hay en la liga para acompañar al conjunto rojiblanco, giraron en torno a la dichosa final, las formas de desplazarse a la capital andaluza y dónde hospedarse, el que sin duda parece el mayor quebradero de cabeza por los desorbitados precios de los hoteles, hostales y apartamentos. La hostelería sevillana hará su particular agosto en abril. Pero como ha sido costumbre en las últimas finales, no quedará otra que agudizar el ingenio para tratar de encontrar algún lugar en el que llorar o celebrar la noche de la final.

En Valladolid la final aún suena lejana en el tiempo, aunque apenas resta un mes para la celebración de la misma. Los ha habido previsores, como una cuadrilla de amigos llegados a Valladolid desde Arrigorriaga, Deusto y Santurtzi que apuran el trago de kalimotxo antes de tomar asiento en el campo. "Tenemos gente hábil que se encargó de reservar algún apartamento hace ya algún tiempo", se felicitan. Supervivientes de la noche vallisoletana, esperan festejar en Sevilla un nuevo título de su equipo, aunque ello suponga que el viaje de vuelta, en una furgoneta que lleva tiempo reservada, se alargue mucho más allá de las ocho horas que separan Sevilla de Bilbao por carretera. Eider, Agurne, Jurdana, Iñaki, Gaizka y Sevi, al menos, lo tienen todo bien organizado.

Nada que ver con Asier y Oiher, dos amigos de Basauri a los que su amor por el Athletic y el tiempo libre les juntó en Valladolid. "Cuando eliminamos al Elche dije que íbamos a llegar a la final y me pedí el día libre porque me toca trabajar la noche de la final", expone, eufórico pese a que aún no sabe si tendrá que presentarse el 18 de abril en el trabajo, el primero. Por lo que pudiera pasar, por si suena la flauta, tiene la furgoneta preparada para tirar millas.. En Sevilla podría reencontrarse con Oiher, quien espera que la suerte le vuelva a sonreír en el sorteo para hacerse con una de las preciadas entradas para la final. Previsor, por lo que pudiera pasar, se negó a coger un viaje junto a varios amigos a la República Checa en esas fechas. "Ahora ellos tendrán que ver el partido desde allí y yo espero estar en La Cartuja", comenta entre risas. Eso sí, aún no sabe ni cómo irá ni dónde dormirá.

Muchos de los que ayer arroparon al Athletic en Valladolid harán lo propio en Sevilla el próximo 18 de abril. En un ambiente excelente, como acostumbra en cada visita del conjunto rojiblanco a Pucela, las aficiones vivieron la previa e incluso el partido entremezcladas, lo que permitió frases como la siguiente: "Vosotros ganad la Copa, pero dejadnos los tres puntos de este partido". Esperemos que al menos se cumpla uno de los deseos del hincha del Valladolid...

La siempre agradable visita a Valladolid sirvió para que las cuadrillas de amigos organizaran el viaje para la final de La Cartuja

En Pucela se dieron cita los previsores, que ya tienen todo cerrado de cara al 18 de abril, y quienes no saben si tendrán que trabajar ese día