- El Athletic no quiso saber nada de resaca alguna. El subidón que supuso alcanzar la final de Copa se extendió ayer tres días después en el José Zorrilla, donde el colectivo rojiblanco firmó su segunda victoria foránea en liga -la primera la conoció en el El Sadar ante Osasuna el pasado 14 de noviembre- con un resultado más abultado de lo que ofreció el partido, pero que supo solucionar con una pegada poco habitual durante la etapa de Gaizka Garitano, lo que quizá llama la atención. No en vano, es la primera vez que los leones anotan cuatro goles en un solo encuentro de liga con el derioztarra en el banquillo, que, en cambio, sí lo ha conseguido en sendos duelos coperos en Huesca, el pasado curso, y en Sestao, en el actual. Un dato que retrata la inspiración de los leones ante la meta defendida por Masip, quien estuvo desacertado al igual que los defensas de su equipo.

Garitano se olvidó de los tres centrales de inicio debido a la ausencia de Unai Núñez por sanción, pero sí recuperó ese plan en ciertas fases al ubicar en esa línea a Yuri Berchiche y centrar Iñigo Martínez su posición, sobre todo cuando el Athletic se vio más exigido en defensa. Al margen de esos retoques tácticos sobre la marcha y que también ejecutó Sergio González en el Valladolid, el conjunto rojiblanco se fió a su banda izquierda, donde Berchiche, el héroe de Granada y que se multiplicó en todas las facetas, encontró a Iñigo Córdoba a su mejor aliado, como también sucediera en el tramo final del duelo en Granada. El zarautzarra y el extremo se asociaron en un buen número de ocasiones y el Athletic encontró en esa conexión toda una autopista para llegar al área pucelana, lo que agradeció el colectivo, también ayudado por el matiz creativo que ofrecen Ohian Sancet y Unai López, que, además, se estrenó como goleador.

El Athletic gestionó la renta adquirida, si bien generó incertidumbre cuando no hizo el 0-3 y sí llegó el 1-2 en un despiste defensivo, lo que crea incredulidad cuando se entiende que es su mejor virtud. Garitano sacrificó a Unai López y se blindó con Mikel Vesga, pero la sentencia llegó tras dos debilidades del Valladolid.