EL resultado final, un nuevo empate, dejó un sabor agridulce entre la parroquia y la plantilla del Athletic, que una vez más lamentó las ocasiones falladas que le impidieron llevarse los tres puntos del RCDE Stadium. El buen trabajo colectivo no obtuvo el premio deseado ante un Espanyol muy necesitado al que la igualada dejó también un regusto amargo. El empate, pues, no dejó satisfecho a nadie, ni siquiera a Asier Villalibre, que vivió su bautismo como goleador en Primera División en una cita en la que, además, estrenó titularidad en la máxima categoría. "Estoy contento, pero tengo una sensación agridulce", reconoció. Piano piano, sin hacer mucho ruido pero con un enorme foco mediático situado sobre él desde tiempo atrás, el delantero de Gernika se quitó una pesada losa de encima que lleva arrastrando desde su debut en liga a las órdenes de Ernesto Valverde el 4 de diciembre de 2016.

Villalibre arrancó el encuentro muy enchufado, ganándole las dos primeras disputas a Bernardo Espinosa, quien sufrió de lo lindo para frenar al atacante rojiblanco. También Víctor Sánchez, el capitán, se topó en más de una ocasión con el joven delantero, y, como le sucediera a su compañero de equipo, también fue amonestado por el colegiado José María Sánchez Martínez por cometer falta sobre Villalibre. En ambas acciones, además, el gernikarra demostró virtudes hasta ahora inéditas en sus escasas participaciones con la zamarra rojiblanca, ya que empleó el cuerpo a la perfección para ganarles la posición a los defensores. Tal y como reflejaron las estadísticas avanzadas, acabó el choque ganando cinco de los ocho duelos terrestres que tuvo y cuatro de los siete aéreos.

"Siempre que juegas intentas darles trabajo a los defensas", aseguró Villalibre, que se mostró "contento" por haber visto puerta por primera vez en liga. Un tanto que llegó tras una jugada ensayada a la salida de un córner y que Villalibre envió al fondo de la red tras recibir un muy buen balón de Iker Muniain en el corazón del área. "Practicamos la jugada ayer -por el viernes- y en el entrenamiento me salió un mal tiro", reconoció el búfalo, como le conocen en Lezama desde hace años.

Estalló de júbilo tras enviar el balón al fondo de la portería defendida por Diego López, aunque no supo ni cómo festejar el tanto mientras corría, con varios de sus compañeros abrazados a él, hacia el córner. "Es un alivio meter el primer gol en liga", admitió y actó seguido añadió que "el gol ayuda al delantero, juegas más tranquilo y das una mejor versión de ti". Y así fue, ya que a lo largo del choque demostró que no solo es un delantero de área y que lejos de ella también sabe desenvolverse con soltura. En este aspecto, soprendió para bien su facilidad para jugar de espaldas a la portería así como asociarse con sus compañeros. Sin duda, agradeció que Muniain jugara en la media punta, ya que se entendió con el capitán a las mil maravillas.

La acumulación de minutos de las últimas semanas, sus dos goles ante el Sestao River en Copa, que fueron sus primeros tantos como jugador del Athletic, han hecho que Villalibre gane en confianza y lo haya trasladado al verde. "Estoy contento por el partido que ha hecho. Cada vez va creciendo más y teniendo más minutos", se sinceró Gaizka Garitano, que se deshizo en elogios hacia su pupilo. "Ha hecho un magnífico partido, no solo por el gol, también por las buenas sensaciones que ha dado con y sin balón. Nos alegramos mucho, cada vez está jugando más".

Después de lanzar un claro mensaje a la plantilla cuando tras el empate con al Celta el técnico admitió que situaba a Raúl García en la posición de nueve porque no tenía "más", Villalibre ha respondido a Garitano a base de gol. Ante el Elche no le tembló el pulso para lanzar un penalti y ayer se estrenó como goleador en Primera. Hasta la fecha ha disputado 176 minutos en liga, en los que ha anotado un tanto, y 143 en Copa, donde ha visto puerta en dos ocasiones. Tras ser titular ayer, marcar y realizar un gran partido, el más completo con el Athletic, podría repetir en el once el martes en Tenerife. Un búfalo anda suelto.