NO corren tiempos favorables en Vigo, donde asoma un Celta incapaz de asociarse a una ansiada regularidad de la que su hinchada dejó de tener noticias hace tiempo. Para desazón de Balaídos no hay ni rastro de aquel atractivo y eficiente equipo que lideró Eduardo Berizzo entre 2014 y 2017, tres añorados años de los que solo queda el recuerdo en el alicaído entorno de un club que, al igual que ocurrió el pasado curso, vuelve a ver de cerca la amenaza del descenso.

A pesar de observar con esperanza e ilusión cómo la plantilla se reforzaba durante el último mercado estival con futbolistas como Denis Suárez, Rafinha Alcántara o Santi Mina, jugadores con pasado en la entidad y llamados a devolver al Celta a un lugar destacado en la clasificación, lo cierto es que ninguna de las incorporaciones realizadas ha sido capaz de virar el adverso rumbo establecido.

La responsabilidad, en medio de un sombrío escenario en el que el cuadro vigués cabalga en decimoséptima posición en la tabla, vuelve a caer sobre Iago Aspas, obligado a rescatar del armario el traje de héroe que empleó la pasada temporada para salvar de la quema a un equipo hundido anímica y deportivamente al que resucitó con una asombrosa colección de goles y asistencias en la recta final del ejercicio. Fueron 20 los tantos que firmó al término de la campaña el delantero de Moaña, quien se estrenó en el presente curso liguero ante el Athletic para volver a asomar en la actualidad como máximo artillero celeste con siete dianas en la primera vuelta del campeonato, siendo Santi Mina el siguiente en la lista con solo dos tantos.

El Celta, aun así, ha echado en falta hasta la fecha una mayor aportación en el juego de su jugador franquicia, a quien sus compañeros bien es cierto que apenas han ayudado en un tortuoso camino que se llevó por delante al técnico Fran Escribá el pasado 3 de noviembre. El escogido para ocupar el cargo del técnico valenciano fue Óscar García Junyent (Sabadell, 1973), quien firmó hasta el próximo 30 de junio con la delicada misión de reflotar una nave que, dos meses después, continúa encallada en el mismo punto.

Tanto es así que desde la llegada al banquillo del entrenador catalán, el Celta suma una única victoria, por tres empates y otras tantas derrotas, siendo ya cinco las jornadas consecutivas que acumula sin ganar tras firmar las tablas en Balaídos ante Valladolid (0-0), Mallorca (2-2) y Osasuna (1-1) y caer a domicilio frente a Leganés (3-2) y Levante (3-1).

El efecto Óscar, así las cosas, se esfumó a la misma velocidad con la que la afición celtiña se desengañó de cara al transcurso de un ejercicio en el que el coqueteo con el descenso vuelve a ser manifiesto, al encarar el inicio de la segunda vuelta de liga con solo 15 puntos en el bolsillo, los mismos que presenta el Mallorca, decimoctavo en la clasificación y solo uno más que el Leganés, penúltimo en una tabla que cierra el Espanyol con 11 puntos.

PEOR REGISTRO EN 30 AÑOS La primera vuelta del Celta, que visitará el domingo San Mamés en estado de máxima necesidad y sin el lesionado Néstor Araujo, ni Stanislav Lobotka, con el Nápoles como nuevo destino, proyecta los peores números del Celta en los treinta últimos años al alcanzar el ecuador del curso liguero con un balance de tres victorias, seis empates y diez derrotas, datos que sólo empeoró en el campeonato 1989-90.

En aquella temporada el conjunto celeste cabalgaba en penúltima posición a estas alturas de la liga con solo doce puntos y acabó perdiendo la categoría tras una segunda vuelta en la que, a pesar de cambiar de entrenador hasta en tres ocasiones, sólo consiguió sumar diez puntos.

En la campaña 1992-93, la siguiente en Primera tras el citado descenso, y en la 1993-94 llegó al ecuador del campeonato con 16 puntos, uno más que el que suma actualmente el equipo dirigido por Óscar García, quien no ha podido cambiar el rumbo de los acontecimientos en un club que, incluso en sus dos últimos descensos, cerró la primera vuelta con más puntos que ahora. En el ejercicio 2003-04 descendió con 39 puntos, de los cuales 20 los logró en la primera parte del campeonato, mientras que en el curso 2006-07 los celestes llegaron a la mitad del curso con 21 puntos y acabaron perdiendo la categoría con 39.

La visita dominical a San Mamés, campo en el que el Celta figura como visitante más asiduo desde que lo estrenara ante el Athletic el 16 de septiembre de 2013, se presenta como una nueva prueba de fuego para los pupilos de Óscar García, quienes se colgarán de Iago Aspas para intentar asaltar La Catedral.