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La guerra de Raúl García

El navarro, tras perderse por sanción la visita al Betis, merodeó el gol con un cabezazo y no rehuyó una ardua batalla aérea que pasó factura a Bigas y Burgos

La guerra de Raúl García

lOS goles, al igual que el fútbol, brillaron por su ausencia en un derbi en el que ni Athletic ni Eibar merecieron un botín mayor del obtenido. Los verdaderos triunfadores del encuentro fueron los aficionados que se dieron cita en San Mamés, quienes aguantaron con entereza el pobre transcurso de un encuentro que, si bien adquirió unas dosis de emoción en el segundo acto, caminó encorsetado hasta el pitido final. Ibai Gómez, en un contragolpe liderado por Iñaki Williams, fue quien más cerca estuvo de romper el orden establecido en un choque en el que se sucedieron los rebotes, los errores en las entregas y las disputas aéreas.

Fue ahí, cómo no, donde entró en acción Raúl García, quien libró una auténtica batalla en las alturas que pasó factura a Pedro Bigas y Esteban Burgos, lastimados ambos tras sufrir sendos cabezazos fortuitos del atacante navarro. El primero, titular en el centro de la defensa eibartarra, tuvo que abandonar el terreno de juego en el minuto 21 camino del hospital, donde fue sometido a un TAC que descartó cualquier tipo de lesión. Intentó sin éxito continuar en el partido el central balear, que dejó su lugar en el campo al debutante Esteban Burgos, quien tuvo que agigantar su figura para mantener bajo control al siempre combativo Raúl García, que en otro cabezazo sin mala fe alguna, impactó de lleno en el rostro del argentino ocasionándole una rotura en su pómulo derecho.

Pidieron de nuevo el cambio al instante los médicos del Eibar, pero lo rechazó el defensa armero, que hizo de tripas corazón para seguir en pie y afrontar cada envite aéreo con máxima intensidad. En otro de ellos, no obstante, volvió a salir perjudicado. Ocurrió en la segunda mitad, cuando un codazo del 22 del Athletic, castigado con una cartulina amarilla que no dejó satisfechos a los jugadores del Eibar, le produjo una hemorragia nasal. Fue así como Burgos se bautizó ayer en Primera División y como le dio la bienvenida a la categoría Raúl García, que hizo frente a nada más y nada menos que veinte balones aéreos, imponiéndose en trece de ellos y cediendo en siete. Con una sola falta cometida y dos recibidas, el de Zizur Mayor volvió a demostrar un compromiso que asoma fuera de toda duda, pero al que no pudo poner el lazo con un gol.

Después de ver portería en el anterior partido disputado en San Mamés, cuando marcó ante el Granada desde el punto de penalti para firmar así su quinto y último gol hasta la fecha en el campeonato liguero, en el que figura como máximo artillero rojiblanco con una diana más que Iñaki Williams e Iker Muniain, la meta defendida por Marko Dmitrovic se le resistió al navarro. Si bien la pasada temporada le bastaron solo 40 segundos para tumbar al Eibar dando forma al tanto más rápido que se ha registrado en el nuevo San Mamés, la cita de ayer discurrió por cauces bien distintos.

solo dos remates En noventa minutos únicamente pudo probar fortuna en dos ocasiones. En ambas, eso sí, merodeó el gol Raúl García, quien se encontró con la acertada oposición del guardameta serbio en las dos acciones. En la primera, concebida en un contragolpe liderado por Unai López al que dio continuidad Iñigo Córdoba con un medido pase atrás en busca de su figura en la frontal del área, el potente disparo del de Zizur Mayor lo desvió con tino Dmitrovic, quien tuvo que realizar una parada aún mejor en el minuto 84 para volver a negar el gol al rojiblanco.

Fue la segunda y última vez que Raúl García buscó la portería eibartarra. Lo hizo mediante un poderoso cabezazo a la salida de un córner botado por Ibai Gómez y que supuso la penúltima oportunidad del Athletic para desnivelar la balanza. Fue Mikel San José, errático en la definición, quien tuvo la última ocasión para poner el 1-0 en un derbi sin gancho disputado en el césped y en las alturas.